A menudo escuchamos estas respuestas de la gente: “Básicamente soy una buena persona, tanto que iré al cielo.” “Bueno, hago algunas cosas malas, pero hago más cosas buenas, así que iré al cielo.” “Dios no va a enviarme al infierno solamente porque no vivo pegado a la Biblia. ¡Los tiempos han cambiado!” “Solamente la gente verdaderamente mala, como los que abusan sexualmente de niños, y los asesinos van al infierno.”
Todos estos son conceptos comunes entre la mayoría de la gente, pero la verdad es que todos estos son mentiras. Satanás, el gobernador del mundo, fabrica estos pensamientos en nuestras cabezas. Él, y cualquiera que sigue sus caminos, es un enemigo de Dios (1 Pedro 5:8). Satanás siempre se disfraza de bueno (2 Corintios 11:14), pero él tiene control sobre todas las mentes que no pertenecen a Dios. “Satanás, el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4).
Es una mentira creer que Dios no tiene cuidado de los pecados pequeños, y que el infierno está reservado sólo para la “gente mala.” Todo pecado nos aparta de Dios, aún una “pequeña mentirita blanquita.” Todos hemos pecado, y ninguno es lo suficientemente bueno como para ir al cielo por sí mismo (Romanos 3:23). Entrar al cielo no se basa en que lo bueno pesa sobre lo malo; todos vamos a perder si ese es el caso. “Y si son salvos por el favor de Dios, entonces no es por sus buenas obras. En ese caso, el maravilloso favor de Dios no sería lo que es en realidad – gratuito e inmerecido” (Romanos 11:6). No podemos hacer nada bueno para ganar nuestro camino al cielo (Tito 3:5).
“Entrad al reino de Dios por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella” (Mateo 7:13). Aún si cada uno vive una vida de pecado, y confiar en Dios no es popular, Dios no va a disculparlo. “Solía vivir justamente como el resto del mundo, lleno de pecado, obedeciendo a Satanás, el príncipe de la potestad del aire. El es el espíritu que ahora obra en los corazones de aquellos que rehúsan obedecer a Dios” (Efesios 2:2).
Cuando Dios creó el mundo, era perfecto. Todo era bueno. Entonces creó a Adán y Eva, y les dio libre albedrío, de manera que pudieran escoger seguir y obedecer a Dios o no. Pero Adán y Eva, los primeros seres que Dios creó, fueron tentados por Satanás para desobedecer a Dios, y pecaron. Esto los separó (y a todo el que vino después de ellos, incluyéndonos a nosotros) de estar en capacidad de tener una relación cercana con Dios. Él es perfecto y no puede estar entre el pecado. Como pecadores, no podríamos hacerlo por nosotros mismos. De manera que, Dios hizo un camino para que pudiéramos estar unidos con Él en el cielo. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). Jesús nació para enseñarnos el camino, para morir por nuestros pecados, y de esta manera poder ser liberados. Tres días después de Su muerte, Jesús se levantó de la tumba (Romanos 4:25), probando Su victoria sobre la muerte. Él llenó el vacío entre Dios y el hombre, a fin de que podamos tener una relación personal con Él si solamente creemos.
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien has enviado” (Juan 17:3). La mayoría de la gente cree en Dios, aún Satanás cree. Pero para recibir la salvación, debemos volvernos a Dios, formar una relación personal, apartarnos de nuestros pecados y seguirle. Debemos confiar en Jesús con todo lo que tenemos y todo lo que hacemos. “Se ha manifestado la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para que quite nuestros pecados. Y todos podemos ser salvos de esta manera, sin importar quienes somos o qué hayamos hecho” (Romanos 3:22). La Biblia enseña que no hay otro camino para la salvación sino a través de Cristo. En Juan 14:6 Jesús dice, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”
Jesús es el único camino de salvación porque es el único que puede pagar nuestra penalidad por el pecado (Romanos 6:23). Ninguna otra religión enseña la gravedad o seriedad del pecado y sus consecuencias. Ninguna otra religión ofrece el pago infinito del pecado que solamente Jesucristo puede proveer. Ningún otro “fundador religioso” fue Dios que se hizo hombre (Juan 1:1,14) – la única manera en que una deuda infinita pudo ser pagada. Jesús tenía que ser Dios, a fin de que pudiera pagar nuestra deuda. Jesús tenía que ser hombre para que pudiera morir. ¡La salvación está disponible solamente a través de la fe en Jesucristo! “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
¿Ha hecho usted una decisión por Cristo, por lo que ha leído aquí? Si es así, por favor oprima la tecla “¡He aceptado a Cristo hoy!”
Los restaurantes de comida rápida nos tientan, al permitirnos ordenar nuestra comida exactamente como queremos. Algunas cafeterías alardean acerca de cientos de sabores diferentes y variaciones de café. Aún cuando compramos casas y carros, podemos buscar uno con todas las opciones y características deseadas. Ya no vivimos en un mundo de chocolate, vainilla y frutilla. ¡La selección es el rey! Usted puede encontrar casi todo lo que quiera de acuerdo con sus propios gustos y necesidades personales.
Así que, ¿qué le parece una religión que sea justo para usted? ¿Qué le parece una religión libre de culpa, que no haga demandas, y que no esté cargada de un montón de reglas molestas de lo que uno debe o no debe hacer? Está ahí, justo como lo he descrito, pero ¿es la religión algo para ser escogido como un sabor favorito de helado?
Hay un montón de voces compitiendo por nuestra atención, entonces ¿por qué uno debería considerar a Jesús superior a, digamos, Mahoma, Confucio, Buda, Charles Taze Russell, o Joseph Smith? Después de todo, ¿no conducen todos los caminos al cielo? ¿No son todas las religiones básicamente iguales? La verdad es que no todas las religiones conducen al cielo, así como no todos los caminos conducen a Roma.
Sólo Jesús habla con la autoridad de Dios, porque sólo Jesús venció la muerte. Mahoma, Confucio, y los otros, se desmoronan en sus tumbas hasta hoy mismo, pero Jesús, por Su propio poder, abandonó la tumba tres días después de morir sobre una cruel cruz romana. Cualquiera que tenga el poder sobre la muerte, merece su atención. Cualquiera que tenga el poder sobre la muerte merece ser escuchado.
La evidencia que acredita la resurrección de Jesús es arrolladora. Primero, ¡Hubo sobre quinientos testigos oculares del Cristo resucitado! Eso es un montón de testigos oculares. Quinientas voces no pueden ser ignoradas. ¡También está el asunto de la tumba vacía; los enemigos de Jesús fácilmente pudieron haber detenido todo lo que se hablaba acerca de la resurrección al presentar su cuerpo muerto y descompuesto, pero no hubo un cuerpo para presentar! ¡La tumba estaba vacía! ¿Pudieron los discípulos haber robado su cuerpo? Difícilmente. Para prevenir tal eventualidad, la tumba de Jesús había estado fuertemente resguardada por soldados armados. Considerando que sus seguidores más cercanos por temor habían huido en Su arresto y crucifixión, es muy poco probable que este pobre conjunto de pescadores atemorizados se hubiera enfrentado mano a mano a entrenados soldados profesionales. ¡El hecho simple es que la resurrección de Jesús no puede dar explicación!
Nuevamente, cualquiera que tiene poder sobre la muerte, merece ser escuchado. Jesús probó Su poder sobre la muerte, por tanto, necesitamos escuchar lo que dice. Jesús afirma ser el único camino hacia la salvación (Juan 14:6). El no es un camino; El no es uno de muchos caminos. Jesús es el camino.
Y este mismo Jesús dice, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28) Este es un mundo fatigoso y la vida es difícil. La mayoría de nosotros estamos bastante sufridos, heridos, y deteriorados. ¿Está de acuerdo? Así que, ¿qué es lo que quiere? ¿Un restablecimiento o una mera religión? ¿Un Salvador viviente o uno de muchos “profetas” muertos? ¿Una relación significativa o rituales vacíos? Jesús no es una elección - ¡Él es la elección!
Si usted está buscando perdón, Jesús es la verdadera “religión” (Hechos 10:43). Jesús es la verdadera religión si usted está buscando una relación significativa con Dios (Juan 10:10). Jesús es la “religión” verdadera si usted está buscando un hogar eterno en el Cielo (Juan 3:16). Ponga su fe en Jesucristo como su Salvador. ¡No lo lamentará! Confíe en Él para el perdón de sus pecados. ¡No quedará decepcionado!
Si usted desea tener una “relación verdadera” con Dios, aquí está una oración modelo. Recuerde, hacer esta oración o cualquier otra, no lo va a salvar. Es solamente el confiar en Cristo lo que le puede librar del pecado. Esta oración es simplemente una manera de expresar a Dios su fe en Él, y agradecerle por proveerle la salvación. “¡Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero Jesucristo tomó el castigo que yo merecía, de manera que a través de la fe en Él yo pueda ser perdonado. Me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en Ti para la salvación. ¡Gracias por Tu maravillosa gracia y perdón – el don de la vida eterna! En el Nombre de Jesús, ¡Amén!”
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Con frecuencia creemos en nuestra mente que una secta es un grupo de adoradores de Satanás que sacrifican animales; que tiene que ver con lo malo, lo bizarro y rituales paganos. Sin embargo, en realidad la mayoría de las sectas parecen mucho más inocentes. La definición cristiana específica de una secta, es un grupo religioso que niega uno o más de los fundamentos de la verdad bíblica. O en términos más simples, una secta es un grupo que enseña algo que causará que una persona no se salve si cree en lo que ella dice. A diferencia de una religión, una secta es un grupo que se dice ser cristiano y sin embargo niega una verdad esencial del cristianismo bíblico.
Las dos enseñanzas más comunes de las sectas son, que Jesús no es Dios y que la salvación no es solo por fe. La negación de la deidad de Cristo concluye que la muerte de Jesús no ha sido un pago suficiente por nuestros pecados. La negación de la salvación solamente por la fe concluye que la salvación se obtiene por nuestras propias obras – algo que la Biblia niega constante y vehementemente. Los dos más conocidos ejemplos de sectas son los Testigos de Jehová y los Mormones. Ambos grupos dicen ser cristianos, sin embargo, ambos niegan las dos doctrinas claves antes mencionadas. Los Testigos de Jehová y los Mormones creen muchas cosas que concuerdan o son similares a lo que enseña la Biblia. Sin embargo, el hecho de que nieguen la deidad de Cristo y la salvación únicamente por la fe, los califica como sectas. Muchos Testigos de Jehová, Mormones y miembros de otras sectas son “buenas personas” que están genuinamente buscando a Dios y genuinamente creen que poseer la verdad. Nuestra esperanza y oración es que mucha gente involucrada en las sectas “cristianas” vea más allá de las mentiras y sean llevadas hacia la verdad de la salvación a través de Jesucristo.
Jesús nos advirtió que vendrían “falsos Cristos y falsos profetas” e intentarían engañar aún a los elegidos (Mateo 24:23-27; ver también 2 Pedro 3:3 y Judas 17-18). La mejor defensa que puedes tener contra la falsedad y los falsos maestros es – conocer la verdad. Para descubrir lo falso, estudia lo verdadero. Cualquier creyente “… que usa bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15), y que hace un cuidadoso estudio de la Biblia, puede identificar la falsa doctrina. Por ejemplo, un creyente que ha leído las actividades del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en Mateo 3:16-17 cuestionará inmediatamente cualquier doctrina que niegue la Trinidad. Por lo tanto, el “paso uno” es estudiar la Biblia y juzgar toda enseñanza bajo la luz de lo que dice la Escritura.
Jesús dijo que “… por el fruto se conoce el árbol” (Mateo 12:33). Cuando buscamos el “fruto,” estas son tres pruebas específicas para aplicar a cualquier maestro y determinar la veracidad de sus enseñanzas:
1) ¿Qué dice este maestro acerca de Jesús? En Mateo 16:15-17, Jesús pregunta, ¿…quién decís que soy yo? Pedro respondió, “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Y por ello Pedro es llamado “bienaventurado”. En 2 Juan 9 leemos, “Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.” En otras palabras, Jesucristo y Su obra de redención son de máxima importancia; cuídate de cualquiera que niegue que Jesús es igual a Dios, y que subestime la muerte sustitutiva de Jesús, o rechace la humanidad de Jesús. 1 Juan 2:22 dice, “¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.”
2) ¿Este maestro predica el Evangelio? El Evangelio es definido como las buenas nuevas concernientes a la muerte, sepultura y resurrección de Jesús, de acuerdo a las Escrituras (1 Corintios 15:1-4). Aunque suenen muy agradable las declaraciones de “Dios te ama”, “Dios quiere que alimentemos a los hambrientos”, y “Dios quiere que seas próspero,” ese NO es el mensaje completo del Evangelio de Cristo. Como Pablo advierte en Gálatas 1:7, “… hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo.” Nadie, ni siquiera un gran predicador, tiene el derecho de cambiar el mensaje que Dios nos dio. “… Si alguno predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.” (Gálatas 1:9)
3) ¿Este maestro demuestra cualidades de carácter que glorifican al Señor? Hablando de falsos maestros, Judas 11 dice, “¡Ay de ellos! Porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré.” En otras palabras, un falso maestro puede ser conocido por su orgullo (el rechazo de Caín al plan de Dios), codicia (la profecía de Balaam por dinero), y rebelión (la autopromoción de Coré sobre la autoridad de Moisés).
Para un estudio más profundo, revisa aquellos libros de la Biblia que fueron escritos específicamente para combatir las falsas enseñanzas dentro de la iglesia: Gálatas, 2 Pedro, 2 Juan y Judas. Con frecuencia es difícil detectar un falso maestro o un falso profeta. Eso es a lo que se refiere la frase de un “lobo con piel de oveja”. Satanás y sus demonios se disfrazan como “ángeles de luz” (2 Corintios 11:14), y “…sus ministros se disfrazan como ministros de justicia…” (2 Corintios 11:15). Solamente estando totalmente familiarizados con la verdad, estaremos en condiciones de reconocer una falsificación.
En pocas palabras, José Luis de Jesús Miranda es un hereje. Es un falso Mesías que clama ser la segunda venida de Jesucristo. Se refiere a él mismo como “Jesucristo hombre.” El es un nativo de Puerto Rico, quien afirma que fue en 1973, a través de una visión recibida por él, que Jesucristo “se integró con él”. En 1998, aseguró que él era la reencarnación del apóstol Pablo. En 2005, él oficialmente anunció que él era Cristo.
El movimiento de José Luis de Jesús Miranda tiene todas las características clásicas de un culto. Está la demanda de autoridad extra-bíblica, acreditada por la visión de Cristo integrándose con él. Está el hecho de que José Luis de Jesús Miranda es el único e indiscutible líder de su movimiento, al ejercer una autoridad total sobre su iglesia y ministerio. Está la enseñanza de exclusividad doctrinal, tales como la no existencia del diablo, el infierno y el pecado; la inutilidad de la oración, y la irrelevancia del código moral de Dios (p. ej. los Diez Mandamientos). El explota a su gente financieramente, viviendo vida de lujos mucho más allá de lo que reporta, basada en la generosidad de sus seguidores. Finalmente, está la Cristología defectiva. Él clama ser más grande que Jesucristo y que sus enseñanzas reemplazan a las de Cristo. Aún se refiere a sí mismo como el Anticristo y tiene un “666” tatuado en su antebrazo, sosteniendo que puesto que él es Cristo, la adoración a Jesucristo no es válida.
La Biblia predice que vendrá gente en los últimos días diciéndose ser el Cristo. En Mateo 24:5, Jesús les dice a Sus discípulos “Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.” Una de las señales de que el final de los tiempos está próximo, es la del surgimiento de falsos Mesías – gente que proclama ser el segundo advenimiento de Jesucristo.
Sin embargo, ¿cómo describe Jesús mismo Su retorno a la tierra? Nuevamente en Mateo 24, Jesús nos dice las señales específicas que deben ocurrir antes de Su regreso. En los vv. 3-14, Jesús las describe como “dolores de parto” – como signos que indicarán que su regreso está cerca. Él utiliza la imagen de una mujer dando a luz. Justo antes del nacimiento del niño, la mujer experimentará los dolores de parto, los cuales comenzarán leves y espaciados, pero se volverán más frecuentes y más dolorosos conforme se aproxima el momento del nacimiento. Los “dolores de parto” que Jesús describe son estos: 1) el surgimiento de falsos Mesías; 2) guerras y rumores de guerras; 3) hambrunas y desastres naturales; 4) incremento en la persecución de la verdadera iglesia de Jesucristo; 5) apostasía general de la gente, al volverse del verdadero cristianismo, a las religiones falsas difundidas por falsos profetas; y 6) finalmente, el incremento de la maldad. Mientras que todo esto ya está sucediendo, cuando el final se aproxime, estas cosas se incrementarán como nunca antes, tanto en frecuencia como en intensidad.
La próxima cosa que ocurrirá será la profanación del templo en Jerusalén (Mateo 24:15). Una vez que el templo sea profanado, “... habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.” (Mateo 24:21) Los teólogos llaman a este período la Gran Tribulación, donde Dios derramará Su ira sobre la humanidad no arrepentida. También marcará el surgimiento del último anti-Cristo, el hombre de pecado del que se habla en 2 Tesalonicenses 2:3-4.
Ahora fíjate en esto, Jesús dice “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal de Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.” (Mateo 24:29-30). El regreso de Jesús a esta tierra, será precedido por una grande y terrible actividad cósmica, y entonces Su regreso será visto por todos. Este no será un “sigiloso regreso” a la tierra. Jesús lo menciona nuevamente, cuando dice, “Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:27), certificando por medio de ello, el hecho de que nadie podrá ignorar su regreso a la tierra.
¿Tiene la descripción bíblica de la Segunda Venida algo en común con José Luis de Jesús Miranda? Si José Luis de Jesús Miranda es realmente el regreso de Cristo a esta tierra, ¿cuándo sucedieron todos estos eventos cósmicos? ¿Cuándo fue reconstruido el templo en Jerusalén para que pudiera haber sido profanado? ¿Dónde está el regreso de Jesús viniendo en “las nubes del cielo”? De acuerdo a los escritos bíblicos, José Luis de Jesús Miranda es nada más que un simple falso Mesías entre muchos otros.
Las doctrinas de José Luis de Jesús Miranda incluyen lo siguiente: Él declara que no existe el pecado y que la ley es irrelevante. Él toma estas enseñanzas de la mal-interpretación de pasajes tales como Romanos 6:2; Romanos 7:6 y Romanos 8:2. Sin embargo, estos pasajes no enseñan que no existe el pecado y que la ley es irrelevante. Más bien ellos enseñan que el poder de la ley y el poder del pecado fueron vencidos cuando Jesucristo (el original) murió en la cruz y que al poner nuestra fe en Él (el verdadero Jesús) somos librados del castigo de la ley. El apóstol Juan dijo que “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.” (1 Juan 1:8) Romanos 7:15-24 es una declaración de que aún el apóstol Pablo (cuyas enseñanzas José Luis de Jesús Miranda cree que son las únicas enseñanzas que deben ser impartidas) batallaba con el pecado en su vida.
Más aún, la ley, lejos de ser irrelevante, es una parte necesaria del código moral de Dios. Pablo dice en Romanos 7:7 que él no hubiera conocido la codicia si la ley no dijera: “No codiciarás”. La ley nos señala nuestro pecado y nos conduce a Cristo. Cierto, la ley no tiene poder cuando obtenemos nuestra justificación ante Dios, pero ésta no es irrelevante.
José Luis de Jesús Miranda también declara que no hay infierno. Sin embargo, Jesús enseñó más sobre el infierno de lo que enseñó sobre el cielo. La realidad del infierno está a través de todo el Nuevo Testamento. Él dice que no existe el diablo, sin embargo Pedro, después de la resurrección de Jesús, dice que Satanás anda como “león rugiente” (1 Pedro 5:8). Finalmente, con respecto a la opinión de José Luis de Jesús Miranda sobre la inutilidad de la oración, ¿cómo podemos referirnos a la oración como algo inútil, cuando Jesús no sólo enseña acerca de ello (Mateo 6:9-15; Lucas 11:1-13; 18:1-8), sino que la practicó a través de todo Su ministerio? De igual manera, el apóstol Pablo comienza cada una de sus epístolas con oración y acción de gracias, y frecuentemente pide a sus lectores que oren por él. Lejos de ser inútil, la oración es vital para la vida cristiana.
José Luis de Jesús Miranda es un falso Mesías y un hereje. Él asegura ser la segunda venida de Jesucristo, a pesar de la preponderante evidencia bíblica que contradice sus demandas de divinidad. Sus enseñanzas son heréticas en el sentido de que, lejos de dirigir a la gente a una vida de mayor santidad y rectitud, más parece que la guía a una vida licenciosa, de libertinaje y corrupción (sin el pecado + sin ley + sin infierno = no hay consecuencias para mis actos). Finalmente, miren la vida del hombre. Él es un ex drogadicto y ex convicto. Ahora, cualquiera puede ser salvado de sus pecados y convertirse en un cristiano, pero ¿Jesucristo Mismo se “integraría” con alguien así? ¿Qué hay de su estilo de vida? Él vive más allá de sus posibilidades por la “generosidad” de sus seguidores. ¿Haría eso Jesucristo? Él vivió la vida de un modesto predicador ambulante, “sin tener un lugar donde recostar Su cabeza.” Él jamás sacó ventaja de alguien. La Biblia nos dice que “nos cuidemos de los falsos profetas.” Concerniente a ellos dice que “por sus frutos los reconoceremos”. Juzga a José Luis de Jesús Miranda por sus frutos y se volverá totalmente claro que él no es “Jesucristo Hombre.”
Con eso en mente, surge la siguiente pregunta - ¿Es José Luis de Jesús Miranda el anticristo? Mientras que es posible que él sea el anticristo predicho en la Escritura, y el reciente tatuaje del “666” preste crédito a esta posibilidad - es difícil que José Luis de Jesús Miranda sea el anticristo. El anticristo será un líder mundial, un dictador embestido con poder satánico, un hombre que cautive a la gente con su sola presencia. José Luis de Jesús Miranda no es tal hombre, al menos no todavía. José Luis de Jesús Miranda no es nada más que un líder carismático de una secta, un charlatán, un lobo con piel de oveja, y simplemente uno más de una larga cadena de falsos profetas y falsos Mesías. Él es un anticristo, no “EL” anticristo.
La religión mormona fue fundada hace menos de doscientos años por un hombre llamado José Smith. Él aseguraba haber recibido una visita personal de Dios el Padre y de Jesucristo, quienes le dijeron que todas las iglesias y sus creencias eran una abominación. José se propuso fundar una nueva religión que aseguraba ser “la única iglesia verdadera en el mundo”. El problema con el mormonismo es que contradice, modifica, y expande la Biblia. Los cristianos no tienen razón para creer que la Biblia no es verdadera y suficiente. El creer y confiar en Dios verdaderamente, significa creer en Su Palabra. “Toda la Escritura es inspirada por Dios”, lo que significa que viene de Él (2 Timoteo 3:16).
Los mormones creen que de hecho hay cuatro fuentes de palabras divinamente inspiradas, en vez de una sola. 1) La Biblia “en tanto esté traducida correctamente”. No siempre aclaran cuáles son los versos que están incorrectamente traducidos. 2) El Libro del Mormón fue “traducido” por Smith y publicado en 1830. Smith aseguraba que es el “libro más correcto” del mundo, y que una persona puede acercarse a Dios, siguiendo sus preceptos, “más que con cualquier otro libro”. 3) Doctrina y Convenios son considerados Escritura por los mormones, conteniendo una colección de modernas revelaciones, en cuanto a “la Iglesia de Jesucristo, como ha sido restaurada.” 4) La Perla de Gran Precio es considerada por los mormones como “clarificadora” de doctrinas y enseñanzas que faltaron en la Biblia y añade su propia información acerca de la creación del mundo.
Los mormones creen estas cosas acerca de Dios: Que Él no siempre ha sido el Ser Supremo del universo, sino que alcanzó ese estatus a través de una vida justa y un esfuerzo persistente. Creen que Dios el Padre tiene un “cuerpo de carne y hueso tan tangible como el de un hombre.” Aunque ya abandonado por los modernos líderes mormones, Brigham Young creyó que Adán realmente era Dios y el padre de Jesucristo. Los cristianos sabemos esto acerca de Dios: hay Un solo y verdadero Dios (Deuteronomio 6:4, Isaías 43:10, 44:6-8), que Él siempre ha sido y siempre existirá (Deuteronomio 33:27a, Salmo 90:2, 1 Timoteo 1:17), y que Él no fue creado, sino que Él es el Creador (Génesis capítulo 1; Salmo 24:1; Isaías 37:16). Él es perfecto y nadie más es igual a Él (Salmo 86:8; Isaías 40:25). Dios el Padre no es un hombre, ni nunca lo ha sido (Números 23:19; 1 Samuel 15:29; Oseas 11:9) Él es Espíritu (Juan 4:24), y un Espíritu no está hecho de carne y hueso (Lucas 24:39).
Los mormones creen que hay tres diferentes niveles de reinos en la vida venidera: El Reino Celestial, el Reino Terrenal, el Reino Telestial, y las tinieblas exteriores, donde la raza humana terminará, dependiendo de lo que hayan creído y hecho en esta vida mortal. La Biblia nos dice que después de la muerte, vamos al Cielo o al Infierno, dependiendo si pusimos o no nuestra fe en Jesucristo. Al estar ausentes de nuestros cuerpos como creyentes significa que estamos con el Señor (2 Corintios 5:6-8). Los incrédulos son enviados al Infierno, o el lugar de los muertos (Lucas 16:22-23). Cuando Jesús venga por segunda vez, nosotros recibiremos nuevos cuerpos (1 Corintios 15:50-54). Habrá nuevos cielos y nueva tierra para los creyentes (Apocalipsis 21:1), y los incrédulos serán echados en un eterno lago de fuego (Apocalipsis 20:11-15). No hay una segunda oportunidad para redención después de la muerte (Hebreos 9:27).
Los líderes del mormonismo han creído que la encarnación de Jesús fue el resultado de una relación física entre Dios el Padre y María. Ellos creen que Jesús es un Dios, pero que cualquier ser humano también puede convertirse en un dios. Históricamente los cristianos han creído que Dios es Trino y que Él ha existido eternamente como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo (Mateo 28:19). Nadie puede alcanzar el estatus de Dios, sólo Él es santo (1 Samuel 2:2). Nosotros sólo podemos ser hechos santos a la vista de Dios a través de la fe en Él (1 Corintios 1:2). Jesús es el unigénito Hijo de Dios (Juan 3:16) y es el Único que jamás ha vivido una vida sin pecado, libre de culpas, quien ahora tiene el más alto lugar de honor en el Cielo (Hebreos 7:26). Jesús y Dios son uno en esencia. Jesús ha sido el Único que ha existido antes de su nacimiento físico (Juan 1:1-8, 8:56). Jesús se dio a Sí Mismo por nosotros como un sacrificio, y Dios le levantó de los muertos, y un día todos confesarán que Jesucristo es el Señor (Filipenses 2:6-11). Jesús nos dice que es imposible ir al Cielo por nuestras propias obras, sólo será posible si ponemos nuestra fe en Él. (Mateo 19:26). Y muchos no creerán en Él (Mateo 7:13). “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella.” Todos merecemos el castigo eterno por nuestros pecados, pero el amor y la gracia infinita de Dios nos han dado una salida. “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
Está claro que sólo hay una manera de recibir la salvación - conociendo a Dios y a Su Hijo, Jesús (Juan 17:3). No es obtenida por obras, sino por fe (Romanos 1:17, 3:28). Cuando tenemos esta fe, somos automáticamente más obedientes a las leyes de Dios y somos bautizados en el amor por Él, pero no porque esto sea un requerimiento para la salvación, sino como consecuencia de ella. Podemos recibir este regalo sin importar quienes somos o lo que hayamos hecho (Romanos 3:22). “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12) Aunque los mormones usualmente son personas amigables, amorosas y amables – están involucrados en una religión falsa que distorsiona la naturaleza de Dios, la Persona de Jesucristo y el significado de la salvación.
Para más información, recomendamos el enlace abajo:
http://www.4mormones.org/
La secta actualmente conocida como los Testigos de Jehová, comenzó en Pensilvania en 1870 como un estudio bíblico iniciado por Charles Taze Russell, quien nombró a su grupo “Millennial Dawn Bible Study”. (Estudio Bíblico del Amanecer Milenial). Charles T. Russel comenzó a escribir una serie de libros a los que llamó “The Millennial Dawn” (El Amanecer Milenial) y que se extendieron hasta seis volúmenes antes de su muerte, conteniendo mucha de la teología que los Testigos de Jehová siguen hasta hoy. Después de la muerte de Russel en 1916, el Juez J. F. Rutherford, amigo y sucesor de Russel, escribió el séptimo y último volumen de la serie El Amanecer Milenial, “The Finished Mystery” (El Misterio Consumado) en 1917. “The Watchtower Bible and Tract Society”(La Sociedad Bíblica del Atalaya) fue fundada en 1886 y rápidamente se convirtió en el vehículo a través del cual el movimiento “The Millennial Dawn” (El Amanecer Milenial) comenzó a compartir sus opiniones a otros. El grupo fue conocido como los “Russelitas” hasta 1931, cuando a causa de una división en la organización, fue renombrada como “Los Testigos de Jehová”. El grupo del cual se separó, se conoce como los “Estudiantes de la Biblia.”
¿En qué creen los Testigos de Jehová? Un minucioso escrutinio de su posición doctrinal en temas como la Deidad de Jesús, la Salvación, la Trinidad, el Espíritu Santo, la Expiación, etc., demuestra más allá de toda duda, que ellos no se ajustan a una posición cristiana ortodoxa sobre estos temas. Los Testigos de Jehová creen que Jesús es el arcángel Miguel, el más alto ser creado. Esto contradice muchas Escrituras, las cuales declaran que Jesús es Dios (Juan 1:1, 14; 8:58; 10:30). Así mismo, los Testigos de Jehová creen que la salvación se obtiene mediante una combinación de fe, buenas obras, y obediencia. Esto contradice innumerables Escrituras, las cuales declaran que la salvación se recibe por medio de la fe (Juan 3:16; Efesios 2:8-9; Tito 3:5). Los Testigos de Jehová rechazan la Trinidad, creyendo que Jesús fue un ser creado, y que el Espíritu Santo es esencialmente el poder de Dios. Los Testigos de Jehová también mantienen una errada teoría sobre la expiación, en la cual la muerte de Jesús pagó únicamente por lo que la raza humana perdió cuando Adán pecó, llamándolo, el derecho a la vida perfecta en la tierra. Por lo tanto, ellos creen en una combinación de fe más la realización de obras acordadas, donde el pecado y la muerte son generosamente expiadas por Cristo, pero la perfección física es alcanzada a través del esfuerzo personal, aparejada con la fe en Cristo.
¿Cómo justifican los Testigos de Jehová esas doctrinas anti-bíblicas? (1) Ellos argumentan que a través de los siglos, la iglesia ha corrompido la Biblia, y (2) Ellos han re-traducido la Biblia en lo que ellos llaman La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras. “La Sociedad Bíblica del Atalaya” alteró el texto original de la Biblia para lograr que encajen sus falsas doctrinas, en vez de basar sus creencias en lo que la Biblia enseña. La Traducción del Nuevo Mundo ha pasado por numerosas ediciones, en la medida que los Testigos de Jehová descubren más y más Escrituras que contradicen sus doctrinas.
Los Testigos de Jehová ya han demostrado ser un culto que está muy vagamente basado en la Escritura. El Atalaya basa sus creencias y doctrinas en las originales y expandidas enseñanzas de Charles Taze Russel, el juez Joseph Franklin Rutherford, y sus sucesores. El Cuerpo Gobernante de La Sociedad Bíblica del Atalaya (“Watchtower Bible and Tract Society”) es el único grupo en su organización que clama tener la autoridad para interpretar la Escritura. En otras palabras, lo que el Cuerpo Gobernante dice concerniente a cualquier pasaje de la Escritura, es visto como la última palabra, así que el pensamiento independiente es fuertemente desanimado. Esto es en directa oposición a la exhortación de Pablo a Timoteo (y a nosotros también) que estudie y se muestre aprobado ante Dios, como un obrero que no sea avergonzado, que utiliza correctamente la Palabra de Dios. Esta exhortación encontrada en 2 Timoteo 2:15, es una clara instrucción de Dios para cada uno de Sus hijos en el Cuerpo de Cristo, que sean como los Cristianos de Berea e investiguen en las Escrituras diariamente para ver si las cosas que les son enseñadas coinciden con lo que la Palabra de Dios dice al respecto.
Los Testigos de Jehová deben ser admirados por sus “esfuerzos evangelísticos”. Probablemente no exista un grupo religioso que sea más fiel que los Testigos de Jehová en esparcir su mensaje. Desgraciadamente, el mensaje está lleno de decepcionantes distorsiones y falsa doctrina. Quiera Dios abrir los ojos de los Testigos de Jehová a la verdad del Evangelio y a la verdad de las enseñanzas de la Palabra de Dios.
Para más información, recomendamos el enlace abajo:
http://www.4jehova.org/
La cosa más importante que podemos hacer por aquellos que están involucrados en sectas o religiones falsas es orar por ellos. Necesitamos orar para que Dios cambie sus corazones y abra sus ojos (2 Corintios 4:4). Necesitamos orar para que Dios los convenza de su necesidad de ser salvados a través de Jesucristo (Juan 3:16). Sin el poder de Dios y la convicción del Espíritu Santo, nunca tendremos éxito en convencer a nadie de la verdad (Juan 16:7-11).
También necesitamos estar viviendo una verdadera vida cristiana frente a ellos, para que puedan ver los cambios que Dios ha hecho en nuestras vidas (1 Pedro 3:1-2). Necesitamos orar para obtener la sabiduría de cómo poder ministrarles a ellos de una manera poderosa (Santiago 1:5). Después de todo esto, debemos estar dispuestos y determinados a compartir el Evangelio. Debemos proclamar el mensaje de salvación a través de Jesucristo (Romanos 10:9-10). Siempre debemos estar preparados para defender nuestra fe (1 Pedro 3:15), pero debemos hacerlo con gentileza y respeto. Una vez tuve un encuentro con algunos miembros de una secta, y un amigo que estaba conmigo les proclamaba la verdad, pero no lo hacía con gentileza ni respeto. De hecho los de la secta parecían “mucho más cristianos” en su actitud y comportamiento que mi amigo. Pudimos haber ganado la batalla por la verdad, pero perdimos la guerra por las almas de aquellos que buscábamos alcanzar.
Por último, debemos dejar a Dios la salvación de aquellos a quienes testificamos. Es el poder y la gracia de Dios lo que salva a la gente, no nuestros esfuerzos. Mientras que es bueno y sabio estar preparados para presentar una vigorosa defensa y tener conocimiento de las falsas creencias de quienes enfrentamos – ninguna de estas cosas resultará en la conversión de aquellos atrapados en las mentiras de las sectas y las falsas religiones. Lo más y mejor que podemos hacer es orar por ellos, testificarles, y vivir la vida cristiana frente a ellos – confiando en que el Espíritu Santo hará el trabajo de atraerlos, convencerlos y convertirlos.
En nuestra era de “tolerancia”, el relativismo moral es visto como la virtud suprema. Cada filosofía, idea y sistema de fe tiene igual mérito, dicen los relativistas y es merecedor de igual respeto. Aquellos a favor de un sistema de fe sobre otro – o peor aún – que afirman un conocimiento absoluto de la verdad, son considerados como incultos, de estrecha mentalidad, o aún como prejuiciosos o intolerantes.
Desde luego, las diferentes religiones se consideran poseedoras de la verdad, y el relativista está incapacitado para reconciliar lógicamente las contradicciones radicales. Por ejemplo, la Biblia declara que “… está establecido para los hombres que mueran una sola vez…” (Hebreos 9:27), mientras que las religiones orientales enseñan la reencarnación. Así que, ¿sólo morimos una vez, o muchas veces? Ambas enseñanzas no pueden ser la verdad. El relativista esencialmente redefine la verdad a fin de crear un mundo paradójico donde las múltiples y contradictorias “verdades” puedan coexistir.
Jesús dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6). Un cristiano ha aceptado la Verdad, no solo como un concepto, sino como una Persona. Este conocimiento de la Verdad, separa a los cristianos de los actualmente auto calificados como “de mentalidad abierta.”
El cristiano ha reconocido públicamente que Jesús resucitó de entre los muertos (Romanos 10:9-10). Si él realmente cree en la resurrección, ¿cómo puede ser “de mentalidad abierta” respecto a la aseveración de los incrédulos de que Jesús nunca resucitó? Para un cristiano, el negar la clara enseñanza de la Palabra de Dios, lo convertiría en un traidor a Dios.
Debemos notar que hasta aquí, hemos citado los fundamentos de la fe en nuestros ejemplos. Algunas cosas (como la resurrección corporal de Cristo) no están sujetas a negociación. Otras cosas si pueden estar abiertas al debate; tales como, quién escribió el libro de Hebreos, la naturaleza del “aguijón en la carne” de Pablo, y el número de ángeles que pueden caber en la cabeza de un alfiler. Debemos evitar involucrarnos en discusiones sobre asuntos secundarios (2 Timoteo 2:23; Tito 3:9).
Aún cuando se discuta o se dialogue sobre doctrinas prominentes, un cristiano debe ejercitar el dominio propio y mostrarse respetuoso. Una cosa es el no estar de acuerdo con una postura; y otra muy diferente el menospreciar a una persona. Debemos mantenernos firmes en la Verdad, y al mismo tiempo mostrar compasión hacia aquellos que la ponen en duda. Como Jesús, debemos estar llenos de gracia y de verdad ambas (Juan 1:14).
Pedro nos muestra un buen balance entre tener la respuesta y tener humildad. “…estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros.” (1 Pedro 3:15).
El budismo es una de las principales religiones del mundo en términos de adeptos, distribución geográfica, e influencia socio-cultural. Mientras que por mucho tiempo ha sido una religión “oriental,” ha estado cobrando una creciente popularidad e influencia también sobre el mundo occidental. Es una religión única en el mundo por derecho propio, aunque tiene mucho en común con el hinduismo en que las dos pueden ser llamadas religiones “orientales,” que creen en el karma (causa y efecto éticos), māyā (la ilusoria naturaleza del mundo), y samsara (el ciclo de la reencarnación) entre otras cosas. Los budistas creen que la última meta en la vida es alcanzar la “iluminación” como ellos perciben su existencia.
Su fundador Siddhārtha Gautama nació dentro de la realeza en la India cerca de 600 años antes de Cristo. Según la historia, él vivió una vida de lujos y aún se casó y tuvo hijos teniendo muy poco contacto con el mundo exterior. Sus padres intentaron alejarlo de la influencia de la religión y de cualquier exposición al dolor y al sufrimiento. Sin embargo no pasó mucho tiempo, antes que su frágil refugio fuera penetrado y pudo entrever a un hombre viejo, uno enfermo y un cadáver. Su cuarta visión fue la de un pacífico monje ascético (quien se negaba al lujo y la comodidad). Viendo su apacible carácter, decidió convertirse él mismo en asceta. Abandonó su vida de riqueza e influencia y buscó la iluminación a través de la austeridad. Él era muy hábil en esta suerte de auto-mortificación e intensa meditación. Fue un líder entre sus semejantes. Eventualmente dejó que sus esfuerzos culminaran en un gesto final. Él se “consintió” a sí mismo con un plato de arroz y luego se sentó bajo una higuera (también llamada el árbol bodhi) para meditar hasta que alcanzara la “iluminación” o muriera en el intento. A pesar de su congoja y tentaciones, para la mañana siguiente, él ya había alcanzado la iluminación, por lo que fue conocido como “el iluminado” o el “Buda.” Basándose en su nuevo logro, comenzó a enseñar a sus compañeros monjes, entre quienes ya había ganado gran influencia. Cinco de sus compañeros se convirtieron en los primeros de sus discípulos.
¿Qué había descubierto Gautama? Que la iluminación yace en el “camino medio”, ni en lujosas complacencias, ni en la auto-mortificación. Más aún, él descubrió lo que sería conocido como las “Cuatro Nobles Verdades” – (1) vivir es sufrir (Dukha), (2) el sufrimiento es causado por el deseo (Tanha, o “atadura”), (3) uno puede eliminar el sufrimiento mediante la eliminación de todas las ataduras, y (4) esto se alcanza siguiendo el óctuplo noble sendero. El “óctuple sendero” consiste en tener una correcta: 1) comprensión, 2) pensamiento, 3) palabra, 4) acción, 5) ocupación (siendo un monje), 6) esfuerzo (recanalizar los malos instintos y alimentar los buenos), 7) atención (meditación), y (8) concentración (enfoque). Las enseñanzas budistas fueron reunidas en la Tripitaka o “tres canastas.” [Win Corduan, Neighboring Faiths (IVP; 1998) :220-224].
Tras estas enseñanzas distintivas, hay enseñanzas comunes con el hinduismo, llamadas Reencarnación, Karma, Maya, y una tendencia a comprender la realidad como Panteísmo en su orientación. El budismo también ofrece una elaborada teología de deidades y seres exaltados. Sin embargo, al igual que el hinduismo, el budismo puede ser difícil de precisar considerando su opinión sobre Dios. Algunas corrientes del budismo podrían legítimamente ser llamadas ateístas, mientras que otras pudieran ser panteístas, y aún otras teístas, tales como el Budismo de la Tierra Pura. Sin embargo, el budismo clásico, tiende a guardar silencio acerca de la realidad de un ser superior y por lo tanto es considerado ateísta.
El budismo actual es muy diverso. Está más o menos dividido en dos grandes ramas de Theravada (pequeños vasos) y Mahayana (grandes vasos). El Theravada es la forma monástica en la que se reserva la iluminación última y el nirvana para los monjes, mientras que el budismo Mahayana, extiende sus metas de iluminación también a los laicos, esto es a los que no son monjes. Bajo estas categorías se pueden encontrar numerosas ramas, incluyendo el Tiantai, Vajrayāna, Nichiren, Shingon, Tierra Pura, Zen y Ryobu entre otros. Por tanto, es importante para los extraños que buscan entender el budismo, que no pretendan conocer todos los detalles de una escuela del budismo en particular, cuando todo lo que han estudiado es el clásico budismo histórico. [Corduan, 230].
Es importante estar conscientes de que Buda nunca se consideró a sí mismo como un dios, o un ser divino de cualquier tipo. Más bien, él se consideró a sí mismo como un ‘señalador de camino’ para otros. Sólo después de su muerte, él fue exaltado al nivel de un dios por algunos de sus seguidores, aunque no todos sus seguidores lo vieron de esa manera. Sin embargo con el cristianismo, está claramente establecido en la Biblia que Jesús es el Hijo de Dios (Mateo 3:17) - “Y hubo una voz de los cielos, que decía: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” y que Él y Dios son uno (Juan 10:30) - “Yo y el Padre uno somos.” Uno no puede considerarse realmente un cristiano sin profesar la fe en Jesús como Dios.
Jesús enseñó que Él es el camino, y no simplemente uno que muestra el camino, como lo confirma Juan 14:6, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” Para cuando Gautama murió, el budismo había adquirido una mayor influencia en la India. Trescientos años después de su muerte, el budismo se había extendido tanto, que abarcaba casi toda el Asia. Las escrituras y los dichos atribuidos a Buda, fueron escritos cerca de cuatrocientos años después de su muerte. Este período posterior entre su muerte y los escritos o comentarios conteniendo sus mensajes, ocasionó que surgieran muchos desafíos de estudiosos, sobre la autenticidad y confiabilidad de los escritos budistas.
El Buda vivió y murió mucho antes del tiempo de Jesús. Sus viajes nunca lo llevaron más allá de doscientos kilómetros de su hogar. La Biblia y su mensaje parecen no haber sido conocidos por Buda, y de hecho, él nunca habló de Dios, o Jesús; consecuentemente, los budistas generalmente no hablan de Dios como lo hacen los cristianos. En su forma clásica, el budismo no habla de ningún Dios personal o Ser Divino.
El pecado es mayormente entendido como ignorancia. Y donde fue entendido lo consideraron como un “error moral,” el contexto dentro del cual el “bien” y el “mal” son entendidos, es inmoral. El karma es entendido como un balance natural y no es impuesto personalmente. La naturaleza no es moral; por lo tanto el karma no es un código moral, y a última instancia, el pecado no es moral. Por lo tanto podemos decir, de acuerdo al pensamiento budista, que nuestro error no es a última instancia moral, puesto que ultimadamente es sólo un error impersonal y no una violación interpersonal. La consecuencia de este pensamiento es devastadora. Para el budista, el pecado es más semejante a un error que a una transgresión contra la naturaleza de un Dios omnipotente. Este entendimiento del pecado no está de acuerdo con la conciencia moral innata de que el hombre está condenado por su pecado ante un Dios santo (Romanos 1-2).
Puesto que el pecado es un error impersonal y corregible, no está de acuerdo con la doctrina de la depravación, que es una doctrina básica del cristianismo. La Biblia nos dice que el pecado del hombre es un problema de eterna e infinita consecuencia. La opinión del budista sobre el pecado difiere grandemente. Por lo tanto no hay necesidad de un Salvador que rescate a la gente de sus pecados condenables. Para el cristiano, Jesús es el único medio de rescate de la condenación eterna por nuestros pecados personales (e imputados). Para el budista sólo hay una vida ética y el valerse de la meditación hacia seres exaltados para la esperanza de alcanzar tal vez la iluminación y eventualmente el nirvana. Pero lo más probable, es que uno tendría que pasar a través de un número de reencarnaciones para pagar la vasta acumulación de deuda del karma. Para los verdaderos seguidores del budismo, la religión es una filosofía de moralidad y ética, encapsulado dentro de una vida de renunciación al egocentrismo. Uno puede apelar a incontables Bodhisattvas (“Budas en proceso”) o Budas (Gautama es visto después como uno entre muchos Budas) [Ibid.,229]. Pero la realidad última es impersonal y no relacional, por lo que no es amorosa. No sólo Dios es visto como algo ilusorio, sino que al disolver el pecado en un error no moral y al rechazar toda la realidad material como māyā (“ilusión”) aún nosotros mismos perdemos nuestro “ser.” La personalidad misma se convierte en una ilusión.
Cuando se le preguntó ¿cómo comenzó el mundo, qué o quién creó el universo?, se dice que el Buda guardó silencio porque en el budismo, no hay principio ni fin. En vez de ello hay círculos interminables de nacimiento y muerte. Uno podría preguntarse ¿qué clase de Ser nos crearía para vivir, soportar mucho dolor y sufrimiento, y luego morir, una y otra vez? Puede llevarle a uno a considerar, ¿cuál es el objeto, por qué molestarse? Los cristianos saben que Dios envió a Su Hijo a morir por nosotros, solo una vez, para que nosotros no tengamos que sufrir por una eternidad. Él envió a Su Hijo para hacernos saber que no estamos solos, y que somos amados. Los cristianos saben que hay más en la vida que sufrir, y morir (2 Timoteo 1:10 “…pero que ahora ha sido manifestada por al aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.”
El budismo enseña que el nirvana es el estado más alto del ser, un estado de existencia pura. Y es alcanzado por medios relativos al individuo. El nirvana desafía la explicación racional y el orden lógico y por lo tanto no puede ser enseñado, sólo realizado. En contraste, Jesús fue muy específico. Él nos enseñó que nuestros cuerpos físicos mueren, pero nuestras almas ascienden para estar con Él en el cielo (Marcos 12:25) - “Porque cuando resuciten de los muertos, ni se casarán ni se darán en casamiento, sino serán como los ángeles que están en los cielos.” Para los budistas no hay un Padre misericordioso en el cielo, quien envió a Su Hijo a morir por nuestras almas, por nuestra salvación, para proporcionarnos el camino para alcanzar Su gloria. El Buda enseñó que la gente no tiene almas individuales porque el ser individual o ego es una ilusión.
La Ciencia Cristiana comenzó con Mary Baker Eddy (1821-1910) quien fue precursora de nuevas ideas acerca de la espiritualidad y la salud. Inspirada por su propia experiencia de curación en 1866, Eddy pasó años en el estudio de la Biblia, la oración y la búsqueda de varios métodos de sanidad. El resultado fue un sistema de curación al que ella denominó Ciencia Cristiana en 1879. Su libro Science and Health with Key to the Scriptures, (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras), encontró nuevos esquemas en el entendimiento de la conexión entre mente-cuerpo-espíritu. Ella prosiguió a fundar un colegio, una iglesia, una compañía de publicaciones y un respetable diario, “El Monitor de la Ciencia Cristiana.” Por su similitud a otros grupos, muchos creen que la Ciencia Cristiana es un cristianismo sin culto.
La Ciencia Cristiana enseña que Dios – Padre-Madre de todos – es totalmente bueno y totalmente espiritual y que toda la creación de Dios, incluyendo la verdadera naturaleza de cada persona, es la perfecta semejanza espiritual de lo Divino. Puesto que la creación de Dios es buena, los males tales como la enfermedad, la muerte y el pecado, no pueden ser parte de la realidad fundamental. Más bien, estos males son el resultado de vivir apartados de Dios. La oración es la forma central de acercarse a Dios y de curar las enfermedades humanas. Esto difiere de la Biblia, la cual enseña que el hombre nace con la herencia del pecado desde la caída de Adán, y que el pecado nos separa de Dios. Sin la gracia salvadora de Dios a través de la muerte de Cristo en la cruz, nosotros jamás podríamos ser sanados de la máxima enfermedad – el pecado.
En vez de enseñar que Jesús sana nuestra enfermedad espiritual, “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (Isaías 53:5), los cientistas cristianos ven el ministerio de Jesús como su propio paradigma para sanar, creyendo que demuestra la posición central de la sanidad para salvación. Los cientistas cristianos oran diariamente para comprender más de la realidad de Dios y el amor de Dios, y para experimentar y ayudar a otros a experimentar los armoniosos y curativos efectos de este entendimiento.
Para la mayor parte de los cientistas cristianos, la curación espiritual es una elección primaria efectiva y, como resultado, ellos se vuelven al poder de la oración en lugar de un tratamiento médico. Las autoridades gubernamentales ocasionalmente han objetado este método, especialmente en ciertas circunstancias en las que ellos han interpretado esto como la retención de un tratamiento médico a menores. Sin embargo, no hay políticas de la iglesia que decreten las decisiones de los miembros sobre el cuidado de la salud.
La Ciencia Cristiana no tiene ministros. En vez de ello, la Biblia y la Ciencia y la Salud actúan como pastor y predicador. Las lecciones de la Biblia son estudiadas diariamente y leídas en voz alta los domingos por dos miembros elegidos de cada congregación local. Las iglesias también tienen juntas semanales de testimonios, en las que los miembros de la congregación relatan experiencias de sanidad y regeneración.
Eddie hizo a Boston el cuartel general de la iglesia en 1881. En 1892, la iglesia fue nombrada La Primera Iglesia de Cristo, Cientista, o La Iglesia Madre; las iglesias locales son consideradas como ramas. La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana dirige la Iglesia Madre y el funcionamiento de las ramas locales sobre bases democráticas. La Iglesia Madre y sus ramas operan bajo la guía del Manual de la Iglesia Madre por Mary Baker Eddy.
La Cienciología – un culto por definición – es una religión muy difícil de resumir en solo unos cuantos párrafos, ni aún en pocas páginas. Últimamente, la Cienciología ha ganado popularidad entre algunas celeridades de Hollywood como Tom Cruise, quién la ha adoptado. La Cienciología fue fundada en 1953 por el escritor de ficción L. Ron Hubbard, sólo cuatro años después de haber hecho esta declaración a Lloyd Eshbach, citado por Eshbach en Sobre Mi Hombro. “Me gustaría iniciar una religión – ahí es donde está el dinero.” Y ahí es donde él también encontró la riqueza – Hubbard se volvió multi-millonario. Una pregunta más fácil de hacer sería, “¿Cuáles son las similitudes entre el Cristianismo y la Cienciología?” La respuesta a eso sería, “No existen similitudes.”
La Cienciología enseña que cada persona es un ser inmortal (llamado thetan) no originario de este planeta que está atrapado por la materia, energía, espacio y tiempo (MEET). Para el cienciólogo, la salvación viene a través de un proceso llamado ‘auditación,’ en donde las ‘cargas’ (básicamente memorias de penas pasadas y subconscientes que crean un bloqueo de energía) son quitadas. La auditación es un proceso largo y puede costar cientos de miles de dólares. Cuando todas las cargas son finalmente removidas, el thetan puede una vez más controlar el MEET en vez de ser controlado por él. Hasta que llegue la salvación, cada thetan es reencarnado constantemente.
La Cienciología es una religión muy cara de seguir. Cada aspecto de la Cienciología tiene alguna clase de honorarios asociada con él. Esto es por lo que las “congregaciones” cienciólogas están compuestas sólo de gente rica. También es una religión muy estricta y muy punitiva contra aquellos que tratan de dejar atrás sus enseñanzas y membrecía. Sus “escrituras” son únicamente limitadas a los escritos y enseñanzas de L. Ron Hubbard.
La Cienciología es, sin lugar a duda, un culto. Sus enseñanzas están tomadas de la ciencia ficción y mitologías orientales, y promueven al hombre como el poder máximo en el universo. Asegurando que éste ser, simplemente no se ha dado cuenta aún; de que la salvación viene a través de un proceso extremadamente costoso de juegos mentales; y categóricamente niega la existencia de Dios y la Biblia, el cielo y el infierno. Para un cienciólogo, Jesucristo fue solo un hombre agradable, quien desafortunadamente fue muerto injustamente, y cuya historia termina con su muerte.
Aunque los cienciólogos asegurarán que la Cienciología es compatible con el Cristianismo, la Biblia se contrapone a todos y cada uno de los puntos de las creencias que ellos sostienen: Dios es soberano y el único creador del universo (Génesis 1:1); la raza humana fue creada por Dios (Génesis 1:27); la única salvación posible para el hombre es por medio de la gracia, y a través de la fe en la obra terminada de Jesucristo (Filipenses 2:8); la salvación es un regalo gratis por el que la raza humana no hizo nada para merecerla (Efesios 2:8-9); y Jesucristo vive y ahora mismo está sentado a la diestra de Dios el Padre (Hechos 2:33; Efesios 1:20; Hebreos 1:3), esperando el tiempo cuando Él reunirá a Su pueblo para morar con Él por una eternidad en el Cielo. Todos los demás serán echados en un infierno muy real, separados de Dios por la eternidad (Apocalipsis 20:15).
La Cienciología difiere de la cristiandad bíblica en cada doctrina importante. Algunas de las diferencias más importantes se resumen a continuación.
Dios: La Cienciología cree que hay múltiples dioses y que algunos dioses están sobre otros dioses. Pero la cristiandad bíblica reconoce a Un Único y Verdadero Dios, quien se reveló a Sí Mismo a nosotros en la Biblia y a través de Jesucristo. Aquellos que creen en Él, no pueden creer en el falso concepto de Dios como es enseñado en la Cienciología.
Jesucristo: Como casi todos los demás cultos, la Cienciología niega la deidad de Cristo. En vez de tener una opinión bíblica de quien es Cristo y lo que Él hizo, ellos le asignan a Él las características de alguna clase de dios menor quien ha obtenido una clase de estatus legendario a través de los años. Por otra parte, la Biblia claramente enseña que Jesús era Dios encarnado y que a través de Su encarnación Él pudo actuar como un sacrificio sustituto por nuestros pecados. Es a través de la muerte y resurrección de Cristo, que podemos tener la esperanza de la vida eterna con Dios (Juan 3:16).
El pecado: La Cienciología cree en la inherente bondad del hombre y enseña que es vil y despreciable, el decir a un hombre que debe arrepentirse, o que él es malo. Pero, la Biblia enseña que el hombre es un pecador y que la única esperanza para él es que se arrepienta de sus pecados y reconozca a Cristo como su Señor y Salvador (Efesios 2:8-9).
Salvación: La Cienciología cree en la reencarnación y que la salvación personal en la vida de uno, consiste en la salvación del ciclo del nacimiento y la muerte, asociado con la reencarnación. Ellos creen que las prácticas religiosas de todas las creencias son el camino universal a la sabiduría, entendimiento, y salvación. Por otra parte, la Biblia enseña que solo hay un camino para la salvación y que es a través de Jesucristo. Jesús Mismo dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6)
Comparando las enseñanzas de la Cienciología con la Biblia, vemos que las dos tienen muy poco, si es que nada en común. La Cienciología sólo te alejará de Dios y de la vida eterna, y la Biblia te conducirá a Dios y la vida eterna. No hay nada que ganar y todo que perder al asociarse con la Cienciología.
La existencia de tantas religiones y la creencia de que todas las religiones indudablemente conducen a Dios, confunde a muchos que realmente están buscando la verdad acerca de Dios, dando como resultado que la gente alce sus manos en frustración ante el reto de conocer con certeza la verdad absoluta sobre esta materia. O terminan adoptando la aseveración universalista de que todas las religiones conducen a Dios. Desde luego, los escépticos también señalan la existencia de tantas religiones, como una prueba de que o tú no puedes conocer a Dios, o simplemente Dios no existe.
Romanos 1:19-21 contiene la explicación bíblica por la que hay tantas religiones: “Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de Él – Su eterno poder y deidad – se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.” El significado de estas Escrituras es claro. La verdad de Dios es vista y conocida por cada ser humano, porque Dios lo ha hecho así. Pero en vez de aceptar la verdad acerca de Dios y someterse a ella, la mayoría de los seres humanos la rechazan, y en cambio buscan su propia manera de entender a Dios. Pero esto no conduce a la iluminación respecto a Dios, sino a la futilidad del pensamiento. Aquí es donde encontramos las bases de la razón para “tantas religiones.”
Mucha gente no quiere creer en un Dios que demanda rectitud y moralidad, así que se inventan un dios que no haga tales requerimientos. Mucha gente no quiere creer en un Dios que declara que es imposible que la gente gane su propio camino al cielo por medio de sus buenas obras; así que ellos inventan a un dios que acepta a la gente en el cielo si es que han llevado a cabo ciertos pasos, seguido ciertas reglas, y/o obedecido ciertas leyes, al menos hasta donde pueden. Mucha gente no quiere relacionarse con un Dios que es soberano y omnipotente; así que imaginan un dios que sea más bien una fuerza mística, que un Dios personal y gobernante soberano del universo.
La existencia de tantas religiones no es un argumento contra la existencia de Dios o un argumento en el que la verdad acerca de Dios no sea clara. Más bien, la existencia de tantas religiones es la demostración del rechazo de la humanidad del Único y verdadero Dios y su reemplazo por dioses que sean más de su agrado. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.”
¿Todas las religiones conducen a Dios? Ciertamente, no. A excepción de una, todas conducen a Su juicio, y solo una conduce a Su perdón y la vida eterna – el Cristianismo. Sin importar la religión a la que uno se adhiera, todos enfrentaremos a Dios después de la muerte (Hebreos 9:27). En este sentido, todas las religiones conducen a Dios, pero solo una religión resultará en la aceptación de Dios, porque sólo mediante Su divino plan de salvación, a través de la fe en Jesucristo, puede alguien acercarse a Él con confianza. La decisión de abrazar la verdad acerca de Dios es muy importante por una simple razón; la eternidad es un tiempo terriblemente largo para darse el lujo de equivocarse. Esto es por lo que es tan crítico tener la mentalidad correcta acerca de Dios.
En realidad no hay tal cosa como el gnosticismo cristiano, porque son dos sistemas de creencias de exclusión mutua. Un verdadero cristiano no es un gnóstico, y lo más seguro es que un gnóstico no sea un verdadero cristiano. En este sentido, el gnosticismo moderno es consistente con el gnosticismo del primer siglo.
El gnosticismo fue tal vez la herejía más peligrosa que amenazó a la iglesia primitiva durante los tres primeros siglos. Influenciada por filósofos tales como Platón, el gnosticismo está basado en dos falsas premisas. Primero, adopta un dualismo en cuanto al espíritu y la materia. Los gnósticos aseguran que la materia es inherentemente mala y el espíritu es bueno. Como resultado de esta presuposición, los gnósticos creen que nada hecho en el cuerpo, aun los más grandes pecados, tienen importancia alguna, porque la vida real existe solamente en la realidad del espíritu.
Segundo, los gnósticos afirman poseer un elevado conocimiento, una “verdad más elevada” dada a conocer solamente a unos pocos. El gnosticismo viene de la palabra griega gnosis que significa “conocer,” porque los gnósticos sostienen poseer un conocimiento más elevado, adquirido no en la Biblia, sino en algún plano místico superior de la existencia. Los gnósticos se ven a sí mismos como una clase privilegiada, elevada sobre todas las demás por su alto y más profundo conocimiento de Dios.
Para desacreditar la idea de cualquier compatibilidad entre el cristianismo y el gnosticismo, uno sólo tiene que comparar las enseñanzas de dos de las principales doctrinas de la fe. En cuanto a la salvación, el gnosticismo enseña que la salvación se gana a través de la adquisición del conocimiento divino el cual lo libera a uno de las ilusiones de las tinieblas. Aunque ellos afirman seguir a Jesucristo en Sus enseñanzas originales, ellos lo contradicen a cada paso. Jesús no dijo nada acerca de la salvación a través del conocimiento, sino por la fe en Él como Salvador del pecado. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9). Es más, la salvación que ofrece Cristo es gratuita y disponible para todos (Juan 3:16), no solo para un selecto grupo que haya alcanzado una revelación especial.
El cristianismo asegura que hay una fuente de la Verdad y que esa es la Biblia, la inspirada e inerrante Palabra del Dios vivo, la única norma infalible de fe y práctica (Juan 17:17; 2 Timoteo 3:15-17; Hebreos 4:12). Es la revelación escrita de Dios para la humanidad y nunca es suplantada por pensamientos, ideas escritos o visiones humanas. Los gnósticos, por otra parte, usan una variedad de escritos heréticos primitivos conocidos como los evangelios gnósticos, una colección de falsificaciones que aseguran ser los “libros perdidos de la Biblia.” Afortunadamente, los padres de la iglesia primitiva fueron casi unánimes en reconocer a estos pergaminos gnósticos, como fraudulentas falsificaciones que exponen falsas doctrinas acerca de Jesucristo, la salvación, Dios y cada una de las demás verdades cruciales del cristianismo. Hay incontables contradicciones entre los evangelios gnósticos y la Biblia. Aún cuando son auto-llamados gnósticos cristianos citados de la Biblia, ellos re-escriben versos y partes de versos para que armonicen con su filosofía, una práctica que está estrictamente prohibida y contra la cual advierte la Escritura (Deuteronomio 4:2, 12:32; Proverbios 30:6; Apocalipsis 22:18-19).
La Persona de Jesucristo es otra área donde el cristianismo y el gnosticismo difieren drásticamente. El gnóstico cree que el cuerpo físico de Jesús no era real, sino que sólo “aparentaba” ser físico y que Su espíritu descendió sobre Él en Su bautismo, pero lo dejó justo antes de Su crucifixión. Tales opiniones destruyen no sólo la verdad sobre la humanidad de Jesús, sino también de la expiación, puesto que Jesús no sólo tuvo que ser verdaderamente Dios, sino también verdaderamente humano (y físicamente real) quien realmente sufrió y murió sobre la cruz a fin de ser un sacrificio sustitutivo y aceptable por el pecado (Hebreos 2:14-17). El punto de vista bíblico sobre Jesús, afirma Su completa humanidad, así como Su completa deidad.
El gnosticismo está ligado a muchas herejías de la Nueva Era. Está basado en un abordaje de la verdad místico, intuitivo, subjetivo, interno, y emocional, lo cual no es del todo nuevo. Es algo muy viejo, regresando de alguna forma al Jardín del Edén, donde Satanás cuestionó a Dios y las palabras que Él habló, y convenció a Adán y Eva de rechazarlas y creer una mentira. Él hace la misma cosa hoy, mientras que “como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). Él aún cuestiona a Dios y la Biblia y atrapa en su red a aquellos que son o ingenuos y escrituralmente ignorantes o a quienes están buscando alguna revelación personal que los haga sentir especiales, únicos y superiores a los demás. Pero las revelaciones extra-bíblicas siempre conducen al error. Sigamos al apóstol Pablo quien nos dice, “Examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21) y esto hacemos por medio de compararlo todo con la Palabra de Dios, la única Verdad.
El Hinduismo es una de las religiones conocidas más antiguas – sus escritos sagrados datan de 1400 a 1500 años a. C. Es también una de las más diversas y complejas, teniendo millones de dioses. Los hindúes tienen una amplia variedad de creencias centrales, y existen en muchas sectas diferentes. Aunque es la tercera religión más grande del mundo, el Hinduismo existe principalmente en la India, Nepal y en menor proporción en algunos de los países circundantes.
Los principales textos usados en el Hinduismo son los Vedas (considerados los más importantes), los Upanishad, el Mahā Bhārata, y el Rāmāyana. Estos escritos contienen himnos, encarnaciones, filosofías, rituales, poemas e historias en las que los hindúes basan sus creencias. Otros textos usados en el Hinduismo incluyen las Brahmánicas, los Sūtras, y los Aranyakas.
A pesar de que el Hinduismo es usualmente entendido como politeísta, porque supuestamente se reconocen tantos como 330 millones de dioses, también tiene un “dios” que es supremo: Brahma. Brahma es una entidad que se cree que habita en cada porción de la realidad y la existencia, a través de todo el universo. Brahma es tanto impersonal como inconcebible, y con frecuencia se ha creído que existe en tres formas separadas como: Brahma–Creador; Vishnú–Preservador; y Shivá–Destructor. Estas “facetas” de Brahma también son conocidas a través de muchas otras encarnaciones de cada una de ellas. Pero resulta realmente difícil “señalar” la teología hindú, puesto que casi cada uno de los sistemas teológicos es representado de alguna manera por una escuela hindú de alguna clase. El Hinduismo puede ser:
1. Monístico – Solo una cosa existe; la escuela de Sankara.
2. Panteístico – Solo una cosa divina existe, por lo que Dios es idéntico al mundo; el Brahmanismo.
3. Panenteístico – El mundo es parte de Dios; la escuela Ramanuja.
4. Teístico – Solo un Dios, distinto de la Creación; el Hinduismo Bhakti.
Y aún puede ser discutido, observando otras escuelas del Hinduismo, que es ateísta, deísta, o aún nihilista. Con tal diversidad contenida bajo el título de “Hinduismo” uno se pregunta ¿qué es lo que los hace hindúes en primer lugar? Acerca del único punto real que puede usarse como referencia es si un sistema de creencia reconoce a los Vedas como sagrados o no. Si es así, entonces es hindú. Si no, entonces no es hindú. Pero el punto más significativo es intangible. Los Vedas son más que libros teológicos: ellos contienen una rica y colorida “teo-mitología,” esto es, una mitología religiosa, la cual tiene deliberadamente entretejidos, mitos, teología e historia, para lograr una base de religión en forma de historia. Esta “teo-mitología” está tan profundamente enraizada en la historia y la cultura india, que el rechazar los Vedas es visto como una oposición a la India. Por lo tanto un sistema de creencias que no adopte la cultura india hasta cierta medida, es rechazado por el Hinduismo. Pero si se acepta la cultura hindú y su historia teo-mítica, entonces puede ser adoptada como “hindú” aún si su teología es teística, nihilística, ateística, o de cualquier otra clase. Esta apertura a la contradicción puede ser un dolor de cabeza para los occidentales quienes buscan la consistencia lógica y racional defensivamente en sus puntos de vista religiosos. Pero para ser justos, los cristianos no son más lógicos cuando ellos aseguran creer en Jehová, y sin embargo viven su vida como practicantes ateístas, negando a Cristo en sus vidas. Para el hindú, el conflicto es genuinamente una contradicción lógica. Para el cristiano, el conflicto es más bien simple hipocresía.
El hinduismo también tiene diferentes opiniones sobre la humanidad. Siendo Brahma todo, el Hinduismo asegura que todo es divino. Atman, o el ser, es uno con Brahma. Toda la realidad fuera de Brahma, es considerada una mera ilusión. La meta espiritual de un hindú es convertirse en uno con Brahma, aunque deje de existir en su forma ilusoria del “ser individual.” Esta libertad es referida como el “moksha.” Hasta que el moksha es alcanzado, el hindú cree que él/ella serán repetidamente reencarnados a fin de que puedan trabajar hacia la auto-realización de la verdad (siendo esta verdad que solo Brahma existe, nada más). La manera en que una persona es reencarnada es determinada por el karma, el cual es un principio de causa y efecto gobernado por el balance natural. Lo que uno hizo en el pasado, afecta y corresponde con lo que sucede en el futuro, incluyendo el pasado y futuro de las diferentes vidas.
Aunque esta es sólo una breve sinopsis, es fácilmente apreciado que el Hinduismo está en oposición al cristianismo bíblico en casi todos los puntos de su sistema de creencias. El cristianismo tiene un solo Dios, quien es tanto personal como conocible (Deuteronomio 6:5; 1 Corintios 8:6), y un conjunto de Escrituras que enseñan que Dios creó la tierra y todo lo que vive en ella (Génesis 1:1 en adelante; Hebreos 11:3) cree que el hombre es creado a la imagen de Dios y vive sólo una vez (Génesis 1:27; Hebreos 9:27-28); y enseña que la salvación es solo a través de Jesucristo (Juan 3:16; 6:44; 14:6; Hechos 4:12). El Hinduismo es un sistema religioso que falla en reconocer que Jesús es la única encarnación Divina y el único recurso suficiente de salvación para la condenación del hombre.
La Iglesia Ortodoxa Oriental no es una sola iglesia sino más bien una familia de 13 cuerpos auto-gobernados, denominados por la nación en la cual están localizados (p. ej., la Iglesia Ortodoxa Griega, la Iglesia Ortodoxa Rusa, etc.). Ellas están unidas por su afinidad en los sacramentos, doctrina, liturgia y gobierno eclesiástico, pero cada una administra sus propios asuntos.
La cabeza de cada iglesia Ortodoxa es llamado “patriarca” o “metropolitano.” El patriarca de Constantinopla (Estambul, Turquía) es considerado el “ecuménico,” o patriarca universal. Él es lo más parecido a su contraparte, el Papa de la Iglesia Católica Romana. A diferencia del Papa, quien es conocido como VICARIUS FILIUS DEI (el vicario del Hijo de Dios), el obispo de Constantinopla es conocido como el PRIMUS INTER PARES (el primero entre iguales). Él goza de honor especial, pero no tiene poder para interferir con las otras 12 comunidades Ortodoxas.
La Iglesia Ortodoxa asegura ser la verdadera iglesia de Cristo, y busca rastrear sus antecedentes de origen con los apóstoles originales, a través de una continua cadena de sucesión apostólica. Los teólogos ortodoxos debaten la posición de los católicos romanos y protestantes, y algunos aún los consideran herejes. Sin embargo, al igual que los católicos y protestantes, los creyentes ortodoxos afirman la existencia de la Trinidad, la Biblia como la Palabra de Dios, Jesús como Dios Hijo, y muchas otras doctrinas bíblicas. A pesar de esto, en doctrina, ellos tienen mucho más en común con los católicos romanos de lo que tienen con los creyentes protestantes.
La doctrina de la justificación por fe está virtualmente ausente de la historia y teología ortodoxa. En vez de ello, la ortodoxia enfatiza la teosis (literalmente, “divinización”), el proceso gradual mediante el cual los cristianos se parecen más y más a Cristo. El problema con muchas de las tradiciones ortodoxas, es que fallan en comprender que la “divinización” es el resultado progresivo de la salvación... no un requerimiento para la salvación misma.
Otras diferencias ortodoxas que están en conflicto con la Biblia, incluyen:
La igual autoridad de la tradición eclesiástica y la Escritura
Disuadir a los individuos que deseen interpretar la Biblia independientemente de la tradición
La perpetua virginidad de María
Las oraciones por los muertos
El bautismo de infantes sin referencia a la responsabilidad individual y a la fe
La posibilidad de salvación después de la muerte.
Mientras que la Iglesia Ortodoxa Oriental ha sostenido algunas de las más grandes voces de la iglesia, y mientras que mucho de la tradición ortodoxa tiene una genuina relación con la salvación por Jesucristo, la iglesia Ortodoxa misma, no habla con un mensaje claro que pueda ser armonizado con el Evangelio bíblico de Cristo. El sonoro llamado de los reformadores por “Solo la Escritura, Solo la Fe, Solo la Gracia, y Solo Cristo” está ausente en esta rama del cristianismo, y éste es un tesoro demasiado precioso para prescindir de él.
Examinemos brevemente la historia del Islam y las creencias de los musulmanes.
La historia del IslamLas creencias musulmanas
Los musulmanes, seguidores del Islam, creen que el Corán es la preexistente y perfecta palabra de Alá. Es más, muchos musulmanes rechazan cualquier versión en inglés o en cualquier otro lenguaje del Corán. Estas son traducciones del significado del Corán, el cual solo existe en árabe.
Aunque el Corán es el principal libro sagrado, la sunna es considerada la segunda fuente de instrucción religiosa. La sunna fue escrita por los compañeros de Mahoma acerca de lo que él dijo, hizo o aprobó.
Las creencias fundamentales del Islam son, que Alá es el único Dios y que Mohamed fue el profeta de Alá. Por la simple declaración de estas creencias, una persona puede convertirse al Islam. La palabra musulmán significa “uno que se somete a Alá.” El Islam pretende ser la única religión verdadera, de la cual se han derivado a sí mismas todas las otras religiones, o han sido creadas como una parodia del Islam (incluyendo el Judaísmo y el Cristianismo)
Los musulmanes basan sus vidas sobre Cinco Pilares:
1. El testimonio de fe: "No hay un dios verdadero sino solo Dios (Alá), y Mahoma es el Mensajero (Profeta) de Dios.”
2. La oración: debe realizarse cinco veces al día.
3. La limosna: se debe dar al necesitado, puesto que todo viene de Alá.
4. El ayuno: además de festividades ocasionales, todos los musulmanes deben ayunar durante la celebración del Ramadán (el noveno mes del calendario islámico)
5. La Hajj: la peregrinación a la Mezquita de la Meca, debe ser realizada al menos una vez (en el doceavo mes del calendario islámico).
Estos cinco principios, que son la estructura de obediencia para los musulmanes, son tomados muy seria y literalmente. La entrada de un musulmán al paraíso, se basa en la obediencia de estos Cinco Pilares.
El Islam comparado con el CristianismoEl Islam asegura que Jesús fue solo un profeta – no el Hijo de Dios (los musulmanes creen que solo Alá es Dios, y ¿cómo podría Él tener un Hijo?). En vez de ello, el Islam afirma que Jesús, aunque nacido de una virgen, fue creado igual que Adán – del polvo de la tierra. Los musulmanes creen que Jesús no murió en la cruz. Aunque negado por el Islam, la Trinidad y la redención de Cristo en la cruz son fundamentales para el Cristianismo.
El Islam enseña que el Corán es la autoridad última y la final revelación de Alá. Sin embargo, la Biblia fue completada en el primer siglo con el Libro de Apocalipsis. El Señor advierte contra cualquiera que le añada a Su Palabra terminada (Apocalipsis 22:18). El Corán como una supuesta adición a la Palabra de Dios, claramente desobedece el mandamiento de Dios.
Finalmente, el Islam enseña que el paraíso se obtiene a través de buenas obras y la obediencia al Corán. La Biblia, en contraste, revela que el hombre no puede lograr la medida para llegar a un Dios Santo. Solo por Su misericordia y amor, los pecadores pueden ser salvados a través de la fe en Cristo (Efesios 2:8-9).
La Verdad“Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.” (1 Juan 4:1-4).
¿Qué es el Judaísmo, y quién o qué es un judío? Dependiendo de a quien le hables, o la selección de libros que leas, obtendrás muy diferentes respuestas a esta provocativa pregunta. ¿Es el Judaísmo simplemente una religión? ¿Es una identidad cultural o sólo un grupo étnico? ¿Son los judíos un grupo de gente o una nación? ¿En qué creen los judíos y creen todos las mismas cosas?
De acuerdo al Diccionario Universitario Merriam-Webster’s, un “judío” es: 1ª: Un miembro de la tribu de Judá b: Israelita 2: un miembro de una nación existente en Palestina desde el siglo VI a.C. al primer siglo d.C. 3: una persona perteneciente a una continuación, a través de descendencia o conversión del antiguo pueblo judío 4: uno cuya religión es el Judaísmo.
De acuerdo al Judaísmo rabínico, un judío es uno que tiene una madre judía, o uno que formalmente se ha convertido al Judaísmo. Levítico 24:10 es citado con frecuencia para dar credibilidad a esta creencia, aunque la Tora no hace una afirmación específica para esta tradición. Algunos rabinos dicen que no tiene nada que ver con lo que el individuo crea realmente. Estos rabinos nos dicen que un judío no necesita ser seguidor de las leyes y costumbres del Judaísmo, para ser considerado judío. De hecho, un judío puede no creer en Dios en lo absoluto, y aún así ser un judío basado en la anterior interpretación rabínica.
Otros rabinos dejan muy en claro que aunque la persona siga los preceptos de la Tora y acepte los “Trece Principios de la Fe” como claramente lo expresa Maimónides (Rabino Moshe ben Maymon, uno de los grandes eruditos medievales judíos), él no puede ser un judío. Aunque esta persona pueda ser un judío “biológico”, éste no tiene una conexión real con el Judaísmo.
En el primer libro de la Tora – los primeros cinco libros de la Biblia – Génesis 14:13 nos enseña que Abram comúnmente reconocido como el primer judío (su nombre fue cambiado más tarde al de Abraham) fue descrito como un “hebreo.” El nombre “judío” viene del nombre Judá, uno de los doce hijos de Jacob, y una de las doce tribus de Israel. Aparentemente, el nombre “judío” originalmente se refería sólo a aquellos que eran miembros de la tribu de Judá, pero cuando el reino fue dividido (Israel en el norte y Judá en el sur), después del reinado de Salomón (1 Reyes capítulo 12) se refiere a todos los que pertenecían al reino de Judá, el cual incluía a las tribus de Judá, Benjamín y Leví. En la actualidad, muchos creen que un judío es cualquiera que es un descendiente físico de Abraham, Isaac y Jacob, sin importar de cuál de las doce tribus originales descienda.
Así que ¿qué es en lo que creen los judíos, y cuáles son los preceptos básicos del Judaísmo? Hay cinco principales formas o sectas del Judaísmo en el mundo actual. Ellos son Ortodoxos, Conservadores, Reformistas, Reconstruccionistas y Humanistas. Las creencias y requerimientos en cada grupo difieren dramáticamente; sin embargo una breve lista de las creencias tradicionales del Judaísmo incluirían lo siguiente:
Dios es el creador de todo lo que existe; Él es uno, incorpóreo (sin un cuerpo), y solo Él debe ser adorado como el gobernante absoluto del universo.
Los primeros cinco libros de la Biblia hebrea fueron revelados por Dios a Moisés. Éstos no serán cambiados o discutidos en el futuro.
Dios se ha comunicado con el pueblo judío a través de profetas.
Dios monitorea las actividades de los humanos; Él recompensa a los individuos por buenas obras y castiga el mal.
Aunque los cristianos basan mucha de su fe en las mismas Escrituras hebreas como los judíos, hay diferencias mayores en las creencias. Generalmente, los judíos consideran de primera importancia las acciones y el comportamiento; las creencias proceden de acciones. Esto se opone con los cristianos conservadores para quienes el creer es de primordial importancia, y las acciones son el resultado de esa fe.
Los creyentes judíos no aceptan el concepto cristiano del pecado original (la creencia de que toda la gente ha heredado el pecado de Adán y Eva, cuando ellos desobedecieron las instrucciones de Dios en el Jardín del Edén).
El Judaísmo afirma la inherente bondad del mundo, y su gente como creaciones de Dios.
Los creyentes judíos están dispuestos a santificar sus vidas y acercarse a Dios, mediante el cumplimiento del mitzvoth (los mandamientos divinos).
No se necesita un salvador ni es necesario como intermediario.
Las creencias acerca de Jesús varían considerablemente. Algunos lo ven como un gran maestro moralista. Otros lo ven como un falso profeta o como un ídolo de la cristiandad. Algunas sectas del Judaísmo ni siquiera pronuncian su nombre debido a la prohibición de mencionar el nombre de un ídolo.
Los judíos son mencionados con frecuencia como el pueblo elegido por Dios. Esto no significa que ellos sean de ninguna manera considerados superiores a otros grupos. Los versos de la Biblia tales como Éxodo 19:5 simplemente dicen que Dios ha elegido a Israel para recibir y estudiar la Tora, para adorar solo a Dios, para descansar en el Sabbath, y para celebrar las festividades. Los judíos no fueron elegidos por ser mejores que otros; ellos simplemente fueron elegidos para recibir más responsabilidades difíciles y más onerosos castigos si fracasan.
Los 613 mandamientos encontrados en Levítico y otros libros, regulan todos los aspectos de la vida judía.
Los Diez Mandamientos, como se mencionan en Éxodo 20:1-17 y Deuteronomio 5:6-21, forman una breve sinopsis de la Ley.
El Mesías (el ungido de Dios) llegará en el futuro y reunirá nuevamente a los judíos en la tierra de Israel. En ese tiempo, habrá una resurrección general de los muertos. El Templo de Jerusalén, que fue destruido en el año 70 d.C., será reconstruido.
El karma es un concepto teológico encontrado en las religiones Budista e Hindú. Es la idea de que la manera en que uno vive la vida, determina la calidad de vida que uno tendrá cuando sea reencarnado. En otras palabras, si uno es generoso, amable y santo durante su vida, uno será recompensado al ser reencarnado (renacido en un nuevo cuerpo terrenal) en una vida placentera. Sin embargo, si uno vive una vida del egoísmo y maldad, uno será reencarnado en una vida que será menos que placentera. En otras palabras, nosotros cosechamos en la siguiente vida, lo que sembremos en esta. El karma está basado en la creencia teológica de la reencarnación. La Biblia no concuerda con la idea de la reencarnación, así que por tanto, no respalda la idea del karma.
Hebreos 9:27 declara, “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.” Este verso de la Biblia deja muy en claro dos puntos importantes, los mismos que para los cristianos, niegan la posibilidad de la reencarnación y el karma. Primero, afirma que estamos “destinados a morir una vez,” significando que los humanos sólo nacemos una vez y sólo morimos una vez. No hay un círculo infinito de vida y muerte y renacimiento que es inherente en la teoría de la reencarnación. Segundo, establece que después de la muerte, enfrentamos el juicio, significando que no hay una segunda oportunidad, como la hay en la reencarnación y el karma, para vivir una vida mejor. Tú tienes solo una oportunidad de vida y para vivirla de acuerdo al plan de Dios, y es todo.
La Biblia habla mucho sobre el sembrar y cosechar. Job 4:8 dice, “Como yo he visto, los que aran iniquidad y siembran injuria, la siegan.” Salmo 126:5 dice “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán.” Y Lucas 12:24 dice, “Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?”
En cada una de estas instancias, así como en todas las demás referencias al sembrar y cosechar, dicen que el hecho de recibir las recompensas por las acciones de uno, tiene lugar en esta vida, no en una vida futura. Es una actividad del día presente y la referencia hace claro que el fruto que uno coseche será proporcional con las acciones que uno ha realizado. Adicionalmente, las acciones o siembra que uno realice en esta vida, afectará la recompensa o el castigo de uno en la vida futura.
Esta vida futura no es un renacimiento o una reencarnación en otro cuerpo aquí en la tierra. Es ya sea un eterno sufrimiento en el infierno (Mateo 25:46) o una vida eterna en el Cielo con Jesús, quien murió para que pudiéramos vivir eternamente con Él. Este debe ser el enfoque de nuestra vida en la tierra. El apóstol Pablo escribió en Gálatas 6:8-9, “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”
Finalmente, debemos recordar siempre que fue Jesús, por cuya muerte en la cruz resultó en la cosecha de vida eterna para nosotros, y que es la fe en Jesús la que obtendrá la vida eterna para nosotros. Efesios 2:8-9 nos dice “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” Por lo tanto, vemos que el concepto de la reencarnación y el karma es incompatible con lo que la Biblia enseña acerca de la vida, la muerte, y la siembra y la cosecha de la vida eterna.
No hay duda de que el número de diferentes religiones en el mundo, presenta un desafío para saber cuál es la correcta. Primero, consideremos algunas opiniones sobre todo el tema y luego veamos cómo podemos abordar el tópico de manera en que realmente podamos llegar a una verdad y a la correcta conclusión acerca de Dios. El reto de diferentes respuestas para un tema en particular no es exclusivo del campo de la religión. Por ejemplo, tú puedes sentar a 100 estudiantes de matemáticas, darles a resolver un complejo problema y es casi seguro que muchos obtendrán la respuesta equivocada. Pero ¿significa esto que no exista la respuesta correcta? Para nada. Aquellos que obtienen una respuesta equivocada, simplemente necesitan que se les muestre su error y se les enseñen las técnicas necesarias para llegar al resultado final correcto.
El mundo también tiene gran variedad de sistemas políticos, bajo los que mucha gente vive, creyendo que su forma de gobierno es la correcta o la mejor manera de llevar a cabo el orden social. Sin embargo, aunque muchos de ellos hayan crecido bajo ciertos regímenes políticos y hayan sido fuertemente adoctrinados en las creencias de dichos sistemas, aún tienen la capacidad para reconocer las fallas de ciertas formas de gobierno. (p.ej. el fascismo) y ver que otros sistemas son ‘mejores’ (p. ej. la democracia). Ellos lo hacen al examinar los hechos y considerar las diferencias importantes. La capacidad para discernir se vuelve muy importante en el área de la religión y en todas las facetas de la vida, que es por lo que Tomás de Aquino, un hábil teólogo que vivió en los años 1200 d.C., remarcó una vez, “La tarea del filósofo es hacer distinciones.”
Hay muchas otras áreas de la vida en las que encontramos diferentes respuestas al planteamiento de un dilema en particular. Pero esto, por supuesto, nos conduce a la pregunta: “¿Cómo llegamos a la verdad acerca de Dios?” Llegamos a las deducciones apropiadas acerca de Dios, de la misma manera que lo hacemos acerca de cualquier otra cosa – usamos la metodología sistemática que está designada para separar la verdad del error mediante la aplicación de varias pruebas para encontrar la verdad, obteniendo como resultado final, un conjunto de conclusiones correctas. Tal enfoque sólo tiene sentido si se aplica de la manera en que es usado diariamente en otras disciplinas. ¿Puedes imaginarte los resultados finales a los que llegaría un científico, si entrara al laboratorio y comenzara a mezclar diferentes cosas a tontas y a locas sin razón alguna? ¿O si un médico comenzara a tratar a un paciente sólo con medicinas hechizas, en la esperanza de que le surtieran buen efecto? Ni el científico ni el médico optarían por tales métodos; en lugar de ello, utilizan métodos sistemáticos que son metódicos, lógicos, probatorios, y comprobables para producir el resultado final correcto.
Siendo éste el caso, ¿por qué pensar que la teología — el estudio de Dios – deba ser diferente? ¿Por qué creer que puede ser enfocado de una manera fortuita e indisciplinada y aún así llegar a conclusiones correctas? Pero, desafortunadamente, esta es la ruta que muchos toman y esta es una de las razones por las que existen tantas religiones. Dicho lo cual, regresemos ahora a la pregunta de cómo llegar a conclusiones verdaderas acerca de Dios. ¿Cuál método sistemático deberemos usar? Primero, necesitamos establecer un sistema para poner a prueba varias afirmaciones de la verdad, y luego necesitamos seguir una ruta crítica para llegar a una conclusión correcta. Un buen sistema para usar es el siguiente:
1. Consistencia lógica – esto prueba si un sistema de creencia que ha asegurado ser lógicamente coherente entre sí, y que no se contradice de ninguna manera, realmente lo es o no. Por ejemplo, la meta final del budismo es desprenderse uno mismo de todos los deseos. Sin embargo, uno debe tener el deseo de desprenderse de todos los deseos, lo cual es un principio contradictorio e ilógico.
2. Suficiencia empírica – esto simplemente plantea la pregunta: ¿existe evidencia que respalde el determinado sistema de creencia? (ya sea que la evidencia sea racional, etc.) Naturalmente, sólo es correcto querer comprobarlo cuando se trata de afirmaciones importantes, siendo realizado para que tales aserciones puedan ser verificadas. Un ejemplo de esto lo encontramos en el Mormonismo. Los mormones enseñan que Jesús vivió en Norte América y que las grandes ciudades existieron antes que la nación fuera colonizada. Sin embargo, no existe prueba arqueológica alguna o evidencia que apoye tal aseveración.
3. Relevancia existencial – esto establece si el sistema de creencia concuerda con la realidad como la conocemos, y si hace una significativa diferencia en la vida de aquel que se adhiere a él. Por ejemplo el Deísmo, asegura que Dios solo echó a girar al mundo dentro del universo y no interactúa o cuida para nada de aquellos que viven en él. ¿De qué manera impacta tal creencia a alguien en la vida cotidiana? Concretamente, no lo hace. [Nótese la manera en que el ‘cuidar’ debe ser tomado aquí – sólo porque algo no le importe a un individuo, no significa que sea falso.]
Cuando es aplicado al tópico de la religión, los resultados producidos por el sistema antes mencionado, ayudarán a llevarnos a una correcta perspectiva de Dios y responderá a los cuatro grandes cuestionamientos de la vida:,
1. Origen – ¿de dónde vinimos?
2. Ética – ¿cómo debemos vivir?
3. Significado – ¿cuál es el propósito de la vida?
4. Destino – ¿hacia dónde se dirige la humanidad?
Pero, ¿de qué manera práctica aplica uno este sistema en la búsqueda de Dios? Hay una variedad de formas para hacerlo, pero una de las mejores tácticas a emplear, es el método paso a paso de pregunta/respuesta. Reduciendo la lista de posibles preguntas en la búsqueda de la pregunta clave, uno encuentra las siguientes:
1. ¿Existe la verdad absoluta?
2. ¿Se mezclan la razón y la religión?
3. ¿Existe Dios?
4. ¿Puede Dios ser conocido?
5. ¿Jesús es Dios?
6. ¿Le importo a Dios?
En un artículo tan corto como este, es imposible profundizar lo suficiente en cualquiera de los puntos anteriores, pero puede hacerse un análisis superficial para mostrar cómo cada pregunta paso a paso invalida los sistemas de creencia y opiniones mundiales para que la verdad acerca de Dios pueda ser comprendida. Primero, necesitamos saber si existe la verdad absoluta. Si no existe, entonces realmente no podemos estar seguros de nada (ya sea algo espiritual o no) y terminamos ya sea como agnósticos, desconociendo si tú puedes conocer realmente algo, o como pluralistas, aceptando cada postura porque verdaderamente no estamos seguros de cuál, si es que la hay, sea la correcta.
La verdad absoluta suele definirse como la conformidad existente entre lo que se expresa y la situación real de algo o el concepto real que se tiene acerca de un tema. Algunos dicen que no hay tal cosa como la verdad absoluta, pero el tomar esa postura resulta contraproducente. Por ejemplo, el relativista dice: “Toda verdad es relativa,” entonces nadie debe preguntar: ¿es esta declaración absolutamente verdadera? Si lo es, entonces la verdad absoluta existe; si no, ¿por qué considerarla entonces? El postmodernismo afirma que no hay verdad, sin embargo afirma al menos una verdad absoluta: el postmodernismo es la verdad. Podemos ver como todos ellos traicionan su propia postura. Al final, la verdad absoluta se vuelve innegable.
Más aún – y es importante entender esto – la verdad absoluta es rígida por naturaleza y excluye a sus opuestos. Dos más dos es igual a cuatro y solo cuatro, sin ninguna otra posible respuesta. Este punto se vuelve crítico al comparar los diferentes sistemas de creencias y opiniones mundiales. Si un sistema de creencias tiene componentes que están comprobados como verdaderos, entonces cualquier sistema de creencia que compita con afirmaciones contrarias debe ser falso. También debemos tener en mente que la verdad absoluta no es impactada por la sinceridad y el deseo. Sin importar cuán sinceramente alguien adopte una mentira, aún así sigue siendo una mentira. Y ningún deseo en el mundo puede hacer algo verdadero de algo falso. Alguien puede revelar en la adoración de una deidad que ellos pueden llamar ‘la diosa del pétalo de rosa’ y creer sinceramente que tal ser existe, pero cuando la existencia de esa deidad es investigada y probada como falsa, sería tonto continuar adorando tal cosa. Tan duro como pueda sonar, una de las definiciones de ‘loco’ es perder el contacto con la realidad. Y la realidad es que la ‘diosa del pétalo de rosa’ no existe.
La conclusión a alcanzar de la pregunta uno es que la verdad absoluta sí existe. Siendo este el caso, resulta que el agnosticismo (la forma que dice que tú no sabes la verdad), el postmodernismo, el relativismo, y el escepticismo todas ellas sostienen falsas posturas.
Esto nos lleva a la siguiente pregunta de si la razón/lógica puede ser usada en asuntos de religión. Algunos dicen que esto es imposible, pero la pregunta es – ¿por qué no? La verdad es que, la lógica es vital cuando examinamos las declaraciones espirituales porque te ayuda a entender por qué algunas afirmaciones deben ser excluidas y otras aceptadas. La lógica es absolutamente crítica para desmantelar el pluralismo (el cual dice que toda verdad declarada, aún aquellas que se oponen entre sí, son iguales y válidas).
Por ejemplo, el Islam y el Judaísmo aseguran que Jesús no es Dios, mientras que el Cristianismo asegura que Él sí lo es. Una de las leyes centrales de la lógica es la ley de la no contradicción, la cual dice que algo no puede ser ambas cosas “A” y “No A” al mismo tiempo y en el mismo sentido. Así que aplicando esta ley a las declaraciones del Judaísmo, el Islam y el Cristianismo significa que una está bien y las otras dos están equivocadas. Jesús no puede ser al mismo tiempo Dios y no Dios. Utilizada apropiadamente, la lógica es una potente arma en contra del pluralismo, porque demuestra claramente que las verdades contrarias no pueden ser ambas verdad. Este entendimiento derriba toda la mentalidad de “es la verdad para ti pero no para mí.” Por ejemplo, Jesús no puede ser Dios para una persona y no Dios para otra – O Él es Dios o no lo es, punto.
La lógica también disipa toda la analogía del “todos los caminos llevan a la cima de la montaña” usada por los pluralistas. La lógica muestra que cada sistema de creencia tiene su propio conjunto de señales que apuntan a sitios radicalmente diferentes. En vez de la analogía de la “montaña,” la lógica muestra que la ilustración apropiada sobre la búsqueda de la verdad espiritual se parece más a un laberinto – un camino encuentra su ruta hasta la verdad, mientras que todos los demás llegan a callejones sin salida. Todas las creencias pueden tener superficialmente algunas similitudes, pero difieren grandemente en el corazón de sus doctrinas. Como escribe el poeta Steve Turner en una parte de su poema titulado “Credo”:
“Creemos que todas las religiones son básicamente lo mismo,
Todas ellas creen en el amor y la bondad.
Sólo difieren en asuntos de creación, pecado, cielo, infierno, Dios y salvación.”
La conclusión es que tú puedes usar la razón y la lógica en asuntos de religión. Que siendo el caso, el pluralismo (la creencia de que toda verdad declarada, es igualmente verdadera y válida), es descartado, porque es ilógico y contradictorio creer que dos afirmaciones de verdades diametralmente opuestas, puedan ser ambas válidas.
En seguida viene la gran pregunta: ¿Existe Dios o no? Si no, entonces terminas como un ateísta y un naturalista (alguien que no adopta nada sobrenatural o más allá del mundo físico y el universo.) Mientras que han sido escrito volúmenes y se han propagado debates a través de la historia sobre esta pregunta, en realidad no es difícil de responder. Para concederle la atención apropiada, debes primeramente hacer la pregunta: ¿Por qué tenemos algo en vez de nada? En otras palabras, ¿cómo tú y todo lo que te rodea llegaron aquí? Jonathan Edwards, uno de los grandes predicadores del Gran Avivamiento, expone la respuesta de esta manera:
Algo existe.
Tú no tienes algo de la nada.
Por lo tanto, existe un Ser necesario y eterno.
No puedes negar que existes porque tienes que existir para negar tu propia existencia (lo cual es contradictorio), así que la primer premisa anterior es verdad. Nadie cree que tú puedas tener algo de la nada (por ej. que ‘nada’ produjo el universo), así que la segunda premisa es verdad. Por lo tanto, la tercera premisa debe ser verdad – debe existir un Ser eterno responsable de todo.
Esta es una posición que ningún ateísta racional niega; ellos sólo aseguran que el universo es ese ser eterno. Sin embargo, el problema con esta declaración es que toda la evidencia científica señala a la conclusión de que el universo tuvo un principio (el ‘big bang’). Y que todo lo que tiene un principio, debe tener una causa; por lo tanto el universo tuvo una causa y no es eterno. Ahora, siendo que las únicas dos fuentes de la eternidad son: un universo eterno (lo cual ha sido probado que no es verdad) y un Creador eterno; la única conclusión lógica a la que se llega es que Dios existe. Y nótese que el responder afirmativamente a la pregunta sobre la existencia de Dios, descarta el ateísmo como un sistema de creencia válido.
Ahora, esta conclusión no dice nada acerca de qué clase de Dios existe, pero es lo suficientemente asombrosa, porque sí hace algo dramático – descarta todas las religiones panteístas. Todas las posturas panteístas mundiales dicen que el universo es Dios y es eterno. Y esta aseveración es falsa. Así que aunque suene despectivo, realmente es verdad, que las creencias tales como el Hinduismo, el Budismo, el Jainismo son todas descartadas como sistemas de creencia válidos.
Más aún, aprendemos algunas cosas interesantes acerca de este Dios quien creó el universo. Aprendemos que Él es:
• Sobrenatural en naturaleza (porque Él existe aparte de Su creación)
• Increíblemente poderoso (habiendo creado todo lo que se conoce)
• Eterno (auto-existente puesto que Él existe aparte del tiempo y el espacio)
• Omnipresente (Él creó el espacio y no está limitado por él)
• Infinito e inmutable (Él creó el tiempo)
• Inmaterial (porque Él trasciende el espacio y lo físico)
• Personal (lo impersonal no puede crear una personalidad)
• Necesario (porque todas las cosas dependen de Él)
• Infinito y único (porque no puedes tener dos infinitos)
• Diverso y sin embargo tiene unidad (como naturaleza demuestra diversidad)
• Omnisciente (sumamente, para haber creado todas las cosas)
• Determinante (porque deliberadamente creó todas las cosas)
• Moral (ninguna ley moral como la que tiene el mundo, puede obtenerse sin un dador)
• Cuidadoso (o no hubiera dado ninguna ley moral)
Este Ser exhibe características muy similares al Dios del Judaísmo, Islamismo, y Cristianismo, las cuales curiosamente, son las únicas creencias centrales que permanecen en pie, una vez que el ateísmo y el panteísmo han sido eliminadas. Nótese también que una de las grandes preguntas de la vida (los orígenes) ha sido respondida: ya sabemos de dónde vinimos.
Esto entonces, nos lleva a la siguiente pregunta: ¿podemos conocer a Dios? En este punto, necesitamos que la religión sea reemplazada por algo más importante – la necesidad de revelación. Si la humanidad debe conocer bien a este Dios, depende de Dios revelarse a Sí Mismo a Su creación. El Judaísmo, Islamismo, y el Cristianismo todas aseguran tener un libro que es la revelación de Dios al hombre, pero la pregunta es: ¿cuál (si es que alguna) es realmente verdadera?
Poniendo de lado las pequeñas diferencias, las dos áreas centrales en disputa son (1) el Nuevo Testamento de la Biblia (2) la persona de Jesucristo. El Islam y el Judaísmo aseguran ambos que el Nuevo Testamento de la Biblia es falso en lo que asegura, y ambos niegan que Jesús es Dios encarnado, mientras que el Cristianismo afirma que ambas cosas son verdad.
Nuevamente, el espacio nos impide una defensa exhaustiva del Nuevo Testamento y la identidad de Cristo, pero estos son algunos puntos para meditar. No es una vana jactancia el decir que no hay fe en el planeta que pueda igualarse a las montañas de evidencia que existen para el Cristianismo. Desde el voluminoso número de antiguos manuscritos (5,000+), hasta los documentos históricos que datan de fechas tempranas y que fueron escritos durante la época en que vivieron los testigos oculares (algunos de sólo 15 años después de la muerte de Cristo), a la multiplicidad de relatos que fueron registrados (nueve autores en 27 libros del Nuevo Testamento), a la evidencia arqueológica que ha sido encontrada – ninguna de las cuales jamás ha contradicho una sola de las afirmaciones que ha hecho el Nuevo Testamento – hasta el hecho de que los apóstoles llegaron hasta su muerte asegurando haber visto actuar a Jesús, y que Él regresó de la muerte; el Cristianismo expone los hechos en términos de proporcionar la evidencia y la prueba que respaldan sus afirmaciones. La autenticidad histórica del Nuevo Testamento – la afirmación que transmite un relato real de los eventos reales, tal como ocurrieron – es la única conclusión correcta a que se llega una vez que todas las evidencias han sido examinadas.
Tratándose de Jesús, uno encuentra algo muy curioso acerca de Él – Él aseguró ser Dios encarnado. En las propias palabras de Jesús (p.ej. “Antes que Abraham fuese, YO SOY”), Sus hechos ( p. ej. perdonando pecados, aceptando nueve veces la adoración), Su vida milagrosa y sin pecado (la cual el usó para probar que Su verdad se sostenía sobre las afirmaciones contrarias), y Su resurrección. Todo esto respalda su afirmación de ser Dios. Los escritores del Nuevo Testamento también afirman este hecho una y otra vez en sus escritos.
Ahora, aquí hay algo a considerar –si Jesús es Dios, entonces lo que Él dijo debe ser verdad. Y si Jesús dijo que la Biblia es inerrante y verdadera en todo lo que dice (lo cual Él hizo), esta debe ser la razón por la que la Biblia es verdadera en lo que proclama. Y como ya aprendimos, dos verdades que compiten asegurando cada una ser verdadera, no pueden estar ambas en lo correcto. Así que cualquier cosa en el Corán islámico o escritos del Judaísmo que contradicen la Biblia no pueden ser la verdad. De hecho, tanto el Islam como el Judaísmo se derrumban al decir ambas que Jesús no es Dios encarnado, pero la evidencia dice lo contrario. Y porque podemos realmente conocer a Dios (porque Él se ha revelado a Sí Mismo al hombre, tanto en Su Palabra escrita como en Cristo), todas las formas de agnosticismo son refutadas. Por último otra gran pregunta de la vida es respondida – la de la ética – porque la Biblia contiene claras instrucciones sobre cómo debe vivir la humanidad.
Finalmente, esta misma Biblia, proclama que Dios se preocupa profundamente por la humanidad y desea que todos lo conozcan íntimamente. De hecho, le importa tanto, que Él se hizo hombre para mostrarle a Su creación exactamente cómo es Dios. Hay muchos hombres que han anhelado ser Dios, pero solo existe un Dios que anheló ser hombre, para poder salvar a aquellos que Él ama profundamente, de una eterna separación de Él. Noten también que esta conclusión (y el punto en que Dios se hace un hombre en Cristo), refuta el Deísmo, el cual dice que Dios no está interesado en los asuntos de la humanidad.
Al final, vemos que la verdad última acerca de Dios puede ser encontrada y el laberinto de la postura mundial exitosamente navegado, cuando uno se adhiere a un sistema para probar las diferentes afirmaciones de la verdad y sistemáticamente trabajar a través de un método de eliminación de las falsedades, para que solo la verdad permanezca en pie. Usando las pruebas de la consistencia lógica, suficiencia empírica, y relevancia existencial aunados al cuestionamiento de las preguntas correctas, produce verdaderas y razonables conclusiones acerca de la religión y Dios. Al final, todos deben concordar en que la única razón para creer algo, es porque es verdadero – nada más. Pero tristemente, la creencia verdadera es una cuestión de la voluntad y sin importar la cantidad de evidencia lógica que sea presentada, algunos aún elegirán negar al Dios que está ahí.
Antes que sea explorada la diferencia entre religión y espiritualidad, debemos primeramente definir los dos términos. La religión puede ser definida como “creencia en Dios o dioses para ser adorados, usualmente expresado en conducta y ritual” o “cualquier sistema específico de creencia, adoración, etc., que regularmente incluye un código de ética.” La espiritualidad puede ser definida como “la cualidad o hecho de ser espiritual, no-físico” o “un carácter predominantemente espiritual demostrado por el pensamiento, vida, etc., tendencia espiritual o tono.” Para ponerlo de manera concisa, la religión es un conjunto de creencias y rituales que aseguran llevar a una persona a una relación correcta con Dios, y la espiritualidad es un enfoque sobre las cosas espirituales y el mundo espiritual en vez del físico, que son las cosas terrenales.
La mala interpretación más común acerca de la religión es que el Cristianismo es solo otra religión, como el Islam, el Judaísmo, el Hinduismo, etc. Tristemente, muchos que aseguran ser partidarios del Cristianismo, lo practican como si fuera una religión. Para muchos, el Cristianismo no es más que un conjunto de reglas y rituales que una persona tiene que observar a fin de ir al cielo después de la muerte. Eso no es el verdadero Cristianismo. El verdadero Cristianismo es una relación con Jesucristo. El verdadero Cristianismo no es una religión, sino más bien es tener una correcta relación con Dios, por medio de recibir a Jesucristo como el Mesías Salvador, por gracia a través de la fe. Sí, el Cristianismo tiene “rituales” que observar (p. ej. el Bautismo y la Santa Cena). Sí, el Cristianismo tiene “reglas” que seguir (por ejemplo, no matar, amarse unos a otros, etc.). Sin embargo, estos rituales y reglas no son la esencia del Cristianismo. Los rituales y las reglas del Cristianismo son el resultado de la salvación del cristiano. Cuando recibimos la salvación a través de Jesucristo, somos bautizados como una proclamación de esa fe. Observamos la Santa Cena en memoria del sacrificio de Cristo. Seguimos una lista de deberes y prohibiciones derivadas del amor que tenemos por Dios, en gratitud por lo que Él ha hecho y como resultado de la influencia del Espíritu Santo que mora en nuestras vidas.
El malentendido más común acerca de la espiritualidad, es que hay muchas formas de espiritualidad, y que todas son igualmente válidas. Meditar en posiciones físicas inusuales, comulgar con la naturaleza, buscar conversación con el espíritu del mundo, etc., pueden parecer como “espirituales,” pero de hecho son una falsa espiritualidad. La verdadera espiritualidad es poseer el Espíritu de Dios como resultado de recibir la salvación a través de Jesucristo. La verdadera espiritualidad es el fruto que produce el Espíritu Santo en la vida de una persona: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23). La espiritualidad es totalmente acerca de volvernos más parecidos a Dios, quien es espíritu (Juan 4:24), y tener nuestro carácter conformado a Su imagen (Romanos 12:1-2).
Lo que tienen en común la religión y la espiritualidad, es que ambas pueden ser métodos falsos para tener una relación con Dios. La religión tiende a sustituir las vacías observancias de rituales por una genuina relación con Dios. La espiritualidad tiende a sustituir conexiones con el espíritu del mundo, por una genuina relación con Dios. Ambas pueden ser y con frecuencia son, caminos falsos hacia Dios. Al mismo tiempo, la religión puede ser valorada en el sentido de que apunta al hecho de que hay un Dios, y de que somos de alguna manera responsables ante Él. El único verdadero valor de la religión es su habilidad para señalar que todos hemos fallado y necesitamos de un Salvador. La espiritualidad puede ser valorada en que expone que el mundo físico no es todo lo que existe. Los seres humanos no son solo materia, sino también están compuestos de alma y espíritu. Hay un mundo espiritual a nuestro alrededor del cual debemos estar conscientes. El verdadero valor de la espiritualidad es que apunta al hecho de que hay algo y alguien tras este mundo físico, con quien necesitamos hacer contacto.
Jesucristo es el cumplimiento tanto de la religión como de la espiritualidad. Jesús es Aquel a quien debemos entregar cuentas – hacia lo que la verdadera religión señala. Jesús es Aquel con quien necesitamos estar conectados – a quien la verdadera espiritualidad señala. ¿Estás interesado en descubrir la verdadera religión y la verdadera espiritualidad? Si la respuesta es sí, por favor comienza tu jornada en nuestra página web que describe cómo recibir a Jesucristo como tu Salvador personal.