¿Qué es la iglesia?

  Pregunta: "¿Qué es la iglesia?" Respuesta:

Mucha gente en la actualidad entiende la iglesia como un edificio. Esta no es la definición bíblica de la iglesia. La palabra iglesia viene de la palabra griega “Ekklesia” que significa “una asamblea” o “una convocatoria.” La raíz del significado de la palabra “iglesia” no es un edificio, sino la gente. Es irónico que cuando le preguntas a la gente a cuál iglesia asisten, usualmente ellos dicen, Bautista, Metodista, u otra denominación. Muchas veces ellos se refieren a una denominación o un edificio. Romanos 16:5 dice, “Saludad también a la iglesia de su casa....” Pablo se refiere a la iglesia “en su casa,” - no a un edificio que alberga la iglesia, sino al cuerpo de creyentes.

La iglesia es el cuerpo de Cristo. Efesios 1:22-23 dice, “Y sometió todas las cosas bajo Sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es Su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” El Cuerpo de Cristo está formado por todos los creyentes desde el tiempo de Pentecostés (Hechos 2) hasta el Arrebatamiento de la Iglesia. El Cuerpo de Cristo comprende dos aspectos:

(1) La iglesia universal es la iglesia formada por todos los que tienen una relación personal con Jesucristo. 1 Corintios 12:13-14 dice, “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.” Aquí vemos que cualquiera que ha depositado su fe en Jesús es parte del Cuerpo de Cristo. La iglesia de Dios verdadera no es ningún edificio de iglesia o denominación. La iglesia universal de Dios la forman todos aquellos que han recibido la salvación a través de la fe en Jesucristo.

(2) La iglesia local está descrita en Gálatas 1:1-2, “Pablo, apóstol... y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia:” Aquí vemos que en la provincia de Galacia había muchas iglesias – lo que llamamos una iglesia local. Una iglesia Bautista, Luterana, Metodista, etc., no es LA iglesia, como en la iglesia universal – sino más bien es una iglesia local. La iglesia universal la forman los que han confiado en Cristo para salvación. Estos miembros de la iglesia universal deben buscar compañerismo y edificación en una iglesia local.

En resumen, la iglesia no es un edificio, o denominación. De acuerdo a la Biblia, la iglesia es el Cuerpo de Cristo – todos aquellos que han depositado su fe en Jesucristo para salvación (Juan 3:16; 1 Corintios 12:13). Hay miembros de la iglesia universal (el Cuerpo de Cristo) en las iglesias locales.

¿Cuál es el propósito de la iglesia?

  Pregunta: "¿Cuál es el propósito de la iglesia?" Respuesta:

Hechos 2:42 puede ser considerado como una declaración del propósito de la iglesia, “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y las oraciones.” Así que, de acuerdo a esta Escritura, el propósito o actividades de la iglesia deben ser; (1) Enseñar la doctrina bíblica, (2) proveer un lugar de convivencia para los creyentes, (3) celebrar la Cena del Señor, y (4) orar.

La iglesia está para enseñar la doctrina Bíblica, a fin de que podamos ser arraigados en nuestra fe. Efesios 4:14 nos dice, “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagemas de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error.” La iglesia está para ser un lugar de compañerismo, donde los cristianos puedan convivir fraternalmente y honrarse unos a otros (Romanos 12:10), instruirse unos a otros (Romanos 15:14), ser benignos y misericordiosos unos con otros (Efesios 4:32), animarse unos a otros (1 Tesalonicenses 5:11), y lo más importante, amarse unos a otros (1 Juan 3:11).

La iglesia está para ser un lugar donde los creyentes puedan celebrar la Cena del Señor, recordando la muerte de Cristo y Su sangre derramada por nosotros (1 Corintios 11:23-26). El concepto de “partir el pan” (Hechos 2:42) también conlleva la idea de comer juntos. Este es otro ejemplo del compañerismo promovido por la iglesia. El propósito final de la iglesia, de acuerdo a Hechos 2:42 es orar. La iglesia es un lugar que promueve la oración, enseña la oración, y practica la oración. Filipenses 4:6-7 nos anima a hacerlo, “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”

Otra “comisión” dada a la iglesia es el proclamar el Evangelio para la Salvación, a través de Jesucristo (Mateo 28:18-20; Hechos 1:8). La iglesia es llamada a compartir fielmente el Evangelio a través de su palabra y hechos. La iglesia está para ser un “faro de luz” en la comunidad – guiando a la gente hacia nuestro Señor y Salvador Jesucristo. La iglesia está tanto para promover el Evangelio como para preparar a sus miembros a proclamarlo (1 Pedro 3:15).

Algunos propósitos finales de la iglesia son dados en Santiago 1:27, donde leemos “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.” La iglesia está para ministrar a aquellos que están en necesidad. Esto incluye no sólo el compartir el Evangelio, sino también proveer para sus necesidades físicas (comida, ropa, hospedaje) como sea necesario y apropiado. La iglesia está también para equipar a los creyentes en Cristo con las herramientas que ellos necesitan para vencer al pecado y permanecer libres de la contaminación del mundo. Esto es logrado por los principios dados anteriormente -- enseñanza bíblica y compañerismo cristiano.

Así que, con todo lo que hemos dicho, ¿cuál es el propósito de la iglesia? Me gusta la ilustración en 1 Corintios 12:12-27. La iglesia es el “cuerpo” de Dios – somos Sus manos, boca y pies en este mundo. Estamos para hacer las cosas que Jesucristo haría si Él estuviera aquí físicamente en el mundo. La iglesia está para ser “cristiana” --- es decir, “como Cristo” --- y para ser seguidores de Cristo.

¿Cuál es la importancia del bautismo cristiano?

Pregunta: "¿Cuál es la importancia del bautismo cristiano?" Respuesta:

El bautismo cristiano de acuerdo con la Biblia, es un testimonio externo de lo que ha ocurrido internamente en la vida de un creyente. Este ilustra la identificación de un creyente con la muerte de Cristo, Su entierro y Su resurrección.

La Biblia declara, “¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en Su muerte? Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en Su muerte, a fin de que, así como Cristo resucitó por el poder del Padre, también nosotros llevemos una vida nueva” (Romanos 6:3-4 NVI). En el bautismo cristiano, la acción de ser sumergido en el agua, representa ser sepultado con Cristo. La acción de salir del agua representa la resurrección de Cristo.

En el bautismo cristiano deberían haber dos requisitos antes de que una persona sea bautizada: (1) la persona que está siendo bautizada debe haber confiado en Jesucristo como Salvador, y (2) la persona debe entender lo que significa el bautismo. Si una persona conoce al Señor Jesús como Salvador, entiende que el bautismo cristiano es un paso de obediencia al proclamar públicamente su fe en Cristo, y su deseo de ser bautizado – entonces no hay razón para impedir de ser bautizado al creyente.

De acuerdo con la Biblia, el bautismo cristiano es simplemente un paso de obediencia, una proclamación pública de la fe que uno profesa en Cristo solamente para salvación. El bautismo cristiano es importante porque es un paso de obediencia – una declaración pública de la fe en Cristo y compromiso con El, una identificación con la muerte de Cristo, Su entierro y Su resurrección.

¿Cuál es la importancia de la Cena del Señor / Comunión Cristiana?

  Pregunta: "¿Cuál es la importancia de la Cena del Señor / Comunión Cristiana?" Respuesta:

Un estudio de la Cena del Señor es una experiencia que estremece el alma por el profundo significado que representa. Fue durante la antigua celebración de la Pascua, en la tarde de Su muerte que Jesús le dio el nuevo significado de “comida en hermandad” que observamos en nuestros días, y es la más alta expresión de la adoración cristiana. Es un “acto independiente del sermón,” donde recordamos la muerte y resurrección del Señor, mirando hacia el futuro, esperando Su regreso en gloria.

La Pascua era la festividad anual más sagrada de la religión judía. Conmemoraba la última plaga en Egipto, cuando los primogénitos de los egipcios murieron y los israelitas fueron perdonados por la sangre del cordero que fue rociada en los postes de sus puertas. El cordero entonces fue asado y comido con pan sin levadura. El mandato de Dios era que esta festividad fuera celebrada a través de todas las generaciones futuras. La historia es recordada en Éxodo 12.

Durante la celebración, Jesús y Sus discípulos cantaron juntos uno o más de los Salmos Aleluya (Salmos 111 – 118). Jesús, tomando la hogaza de pan, dio gracias a Dios. Mientras partía el pan y se los daba, Él dijo, “Tomad, comed; esto es Mi cuerpo que por vosotros es partido.” Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado. Les dio la copa, y bebiendo ellos de ella, Él dijo; “Esta copa es el Nuevo Pacto en Mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis en memoria de Mí.” Después Él concluyó la fiesta cantando un himno y todos salieron esa noche al Monte de los Olivos. Fue ahí donde Jesús fue traicionado por Judas, como se predijo. El día siguiente Él fue crucificado.

Los relatos de la Cena del Señor se encuentran en los Evangelios de Mateo 26:26-29, Marcos 14:17-25, Lucas 22:7-22, y Juan 13:21-30. El apóstol Pablo escribió sobre la Cena del Señor, por revelación divina, en 1 Corintios 11:23-29. (Esto fue porque Pablo, desde luego, no estuvo en el aposento alto cuando Cristo la instituyó.) Pablo incluye una declaración que no se encuentra en los Evangelios: “De manera que cualquiera que comiere de este pan o bebiere de esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.” (11:27-29) Podríamos preguntar qué significa el participar del partimiento del pan y de la copa “de manera indigna”. Puede significar el tomar con indiferencia el verdadero significado del pan y de la copa, olvidando el tremendo precio que nuestro Salvador pagó por nuestra salvación. O puede significar el permitir que la ceremonia se vuelva un ritual muerto y rutinario, o venir a la Mesa con un pecado inconfeso. Para guardar la instrucción de Pablo, cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer del pan y beber de la copa, tomando en cuenta la advertencia.

Otra declaración que hace Pablo, y que no está incluida en los Evangelios es, “Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga.” (1 Corintios 11:26) Esto establece un tiempo límite para la ceremonia – hasta que Él venga. De estas breves declaraciones, aprendemos cómo utilizó Jesús dos de los elementos más frágiles como símbolos de Su cuerpo y sangre, y los instituyó como un monumento a Su muerte. No fue un monumento de mármol tallado o figuras de bronce, sino de pan y jugo de uva.

Él declaró que el pan simbolizaba Su cuerpo, el cual sería partido – ningún hueso Suyo fue quebrado, pero Su cuerpo fue tan terriblemente flagelado que apenas era reconocible (Salmo 22:12-17; Isaías 53:4-7). El jugo de uva hablaba de Su sangre, indicando la terrible muerte que en breve Él experimentaría. Él, el perfecto Hijo de Dios, se convirtió en el cumplimiento de incontables profecías del Antiguo Testamento concernientes al Redentor. (Génesis 3:15; Salmo 22; Isaías 53, etc.) Cuando Él dijo: “Haced esto en memoria de Mí”, Jesús indicó que esta era una ceremonia que debía ser practicada en el futuro. También indicaba que la Pascua, que requería la muerte de un cordero y señalaba al futuro la venida del Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo, era ahora obsoleta. El Nuevo Pacto tomó su lugar cuando Cristo, el Cordero de Pascua, fue sacrificado (1 Corintios 5:7; Hebreos 8:8-13). Este sistema sacrificial ya no era necesario (Hebreos 9:25-28).

¿Por qué es importante asistir a la iglesia?

  Pregunta: "¿Por qué es importante asistir a la iglesia?" Respuesta:

La Biblia nos dice que necesitamos asistir a la iglesia para que podamos alabar a Dios con otros creyentes y ser instruidos en Su Palabra para nuestro crecimiento espiritual (Hechos 2:42: Hebreos 10:25). La iglesia es el lugar donde los creyentes pueden amarse unos a otros (1 Juan 4:12), exhortarse unos a otros (Hebreos 3:13), servirse unos a otros (Gálatas 5:13), instruirse unos a otros (Romanos 15:14), honrarse unos a otros (Romanos 12:10), ser bondadosos y misericordiosos unos con otros (Efesios 4:32).

Cuando una persona confía en Jesucristo para salvación, es hecha un miembro del Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:27). Para que el cuerpo de la iglesia funcione apropiadamente, todas las “partes del cuerpo” necesitan estar presentes (1 Corintios 12:14-20). Igualmente ningún creyente alcanzará jamás la plena madurez espiritual sin asistir a la iglesia y ser animado y exhortado por otros creyentes (1 Corintios 12:21-26). Por estas razones, la asistencia a la iglesia, la participación y el compañerismo deben ser actividades regulares en la vida de todo creyente. No es obligatoria la asistencia semanal de los creyentes a la iglesia, pero alguien que ha confiado en Cristo debería tener el deseo de adorar a Dios, ser instruido en Su Palabra, y tener compañerismo con otros creyentes.

¿Qué es el Cristianismo y qué creen los Cristianos?

Pregunta: "¿Qué es el Cristianismo y qué creen los Cristianos?" Respuesta:

1ª Corintios 15:1-4 dice, “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.”

En pocas palabras, esa es la creencia del Cristianismo. El Cristianismo es único entre todas las otras expresiones de fe, porque el Cristianismo trata más acerca de una relación, que de una práctica religiosa. En lugar de adherirse a una lista de lo que “debe y lo que no debe hacerse”, la meta de un Cristiano es cultivar un caminar cercano con Dios el Padre. Esa relación se ha hecho posible por la obra de Jesucristo, y el ministerio en la vida del Cristiano por el Espíritu Santo.

Los Cristianos creen que la Biblia es la Palabra de Dios inspirada, infalible, y que su enseñanza es la autoridad final (2ª Timoteo 3:16, 2ª Pedro 1:20-21). Los cristianos creen en un Dios que existe en tres personas, el Padre, el Hijo (Jesucristo), y el Espíritu Santo.

Los Cristianos creen que la humanidad fue creada específicamente para tener una relación con Dios, pero que el pecado separa de Dios a todo hombre (Romanos 5:12, Romanos 3:23). El Cristianismo enseña que Jesucristo caminó por esta tierra, completamente Dios y hombre (Filipenses 2:6-11), y murió sobre la cruz. Los Cristianos creen que después de Su muerte en la cruz, Cristo fue enterrado, resucitó, y ahora vive a la diestra del Padre, intercediendo por los creyentes para siempre (Hebreos 7:25). El Cristianismo proclama que la muerte de Jesús en la cruz fue suficiente para pagar completamente la deuda del pecado que tenían todos los hombres, y esto es lo que restaura la relación rota entre Dios y el hombre (Hebreos 9:11-14, Hebreos 10:10, Romanos 6:23, Romanos 5:8).

A fin de ser salvo, uno simplemente debe poner enteramente su fe en la obra completa de Cristo en la cruz. Si alguien cree que Cristo murió en su lugar, pagó el precio de sus pecados, y resucitó, entonces la persona es salva. No hay nada que alguien pueda hacer para ganar la salvación. Nadie puede ser “lo suficientemente bueno” para agradar a Dios por sí mismo, porque todos somos pecadores (Isaías 64:6-7, Isaías 53:6). En segundo lugar, no hay nada más que se deba hacer, porque ¡Cristo ha hecho toda la obra! Cuando estuvo en la cruz, Jesús dijo “Consumado es” (Juan 19:30).

Como no hay nada que uno pueda hacer para ganar la salvación, una vez que ha puesto su confianza en la obra de Cristo en la cruz, tampoco hay nada que pueda hacer para perder su salvación. Recuerde, ¡la obra fue hecha y completada por Cristo! ¡Nada acerca de la salvación depende del que la recibe! Juan 10:27-29 declara “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni ningún (hombre) las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio (a ellas), es mayor que todos, y ningún (hombre) las puede arrebatar de la mano de mi Padre.”

Algunos pueden pensar, “¡Esto es grandioso – una vez que soy salvo, simplemente puedo hacer lo que me agrada, y no pierdo mi salvación!” Pero la salvación no se trata de ser libre a fin de hacer lo que a uno le agrada. La Salvación es liberarse de tener que servir a la vieja naturaleza pecaminosa, y ser liberado para ejercer una correcta relación con Dios. Mientras los creyentes vivan en esta tierra en sus cuerpos pecaminosos, habrá una lucha constante de sucumbir al pecado. Vivir en pecado dificulta la relación que Dios busca tener con la humanidad, y mientras uno viva en pecado como un creyente, no va a disfrutar de la relación que Dios intenta tener con el. Sin embargo, los Cristianos pueden tener victoria sobre la lucha con el pecado al estudiar y aplicar la Palabra de Dios (la Biblia) en sus vidas, y ser controlados por el Espíritu Santo – que es, someterse a la influencia del Espíritu, con éste a la cabeza en cualquier circunstancia, y obedecer la Palabra de Dios a través del Espíritu.

De manera que, mientras muchos sistemas religiosos requieren que una persona haga o no ciertas cosas, el Cristianismo se trata de tener una relación con Dios. El Cristianismo se trata de creer que Cristo murió en la cruz como pago por pecado, y que también resucitó. La deuda de su pecado ha sido pagada y puede tener compañerismo con Dios. Usted puede tener victoria sobre su naturaleza pecaminosa y caminar en compañerismo y obediencia con Dios. Ese es el verdadero Cristianismo bíblico.

¿Deberían las mujeres servir como pastoras / predicadoras?

Pregunta: "¿Deberían las mujeres servir como pastoras / predicadoras?" Respuesta:

Posiblemente no hay un tema más discutido en la iglesia de hoy, que el tema de las mujeres que sirven como pastoras / predicadoras en el ministerio. Por consiguiente, es muy importante no mirar este tema como hombres versus mujeres. Hay mujeres que creen que las mujeres no deberían servir como pastoras y que la Biblia coloca restricciones en el ministerio de las mujeres – y hay hombres que creen que las mujeres pueden servir como predicadoras y que no hay restricciones sobre las mujeres en el ministerio. Este no es un asunto de chauvinismo o discriminación. Es un asunto de interpretación bíblica.

1ª Timoteo 2:11-12 proclama, “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio”. En la iglesia, Dios asigna diferentes roles a los hombres y a las mujeres. Este es el resultado de la manera en que la humanidad fue creada (1ª Timoteo 2:13) y la manera en la que el pecado entró en el mundo (2ª Timoteo 2:14). Dios, a través de los escritos del Apóstol Pablo, restringe a las mujeres de servir en roles de autoridad de enseñanza espiritual sobre los hombres. Esto impide a las mujeres servir como pastoras, lo cual definitivamente incluye predicar, enseñar y tener autoridad espiritual sobre los hombres.

Hay muchas “objeciones” a este punto de vista de tener a las mujeres en el ministerio / mujeres pastoras. Una objeción común es que Pablo restringe a las mujeres de enseñar porque en el siglo primero, las mujeres por regla general eran incultas. Sin embargo, en ninguna parte de 1ª Timoteo 2:11-14 menciona el nivel de instrucción. Si la educación hubiese sido un requisito para el ministerio, la mayoría de los discípulos de Jesús probablemente no habrían calificado. Una segunda objeción común era que Pablo solamente restringía enseñar a las mujeres de Éfeso (1ª Timoteo fue escrita a Timoteo, un pastor en la iglesia de Éfeso). La ciudad de Éfeso fue conocida por su templo de Artemisa, una diosa falsa griega/romana. Las mujeres eran la autoridad en la adoración de Artemisa. Sin embargo, en ningún lugar del libro de 1ª Timoteo, Pablo la menciona, tampoco menciona la adoración a Artemisa como una razón para las restricciones en 1ª Timoteo 2:11-12.

Una tercera objeción común es que Pablo solamente se está refiriendo a los esposos y las esposas, no a los hombres y a las mujeres en general. Las palabras en griego en 1ª Timoteo 2:11-14 podrían referirse a esposos y esposas. Sin embargo, el significado básico de las palabras son hombre y mujer. Adicionalmente, las mismas palabras en griego son utilizadas en los versículos 8-10. ¿Solo los esposos deben orar en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda (versículo 8)? ¿Solo las esposas deben vestirse con ropa decorosa, con pudor y modestia; tener buenas obras y adorar a Dios (versículos 9-10)? Por supuesto que no. Los versículos 8 al 10 claramente se refieren a los hombres y mujeres en general, no solamente a los esposos y a las esposas. No hay nada en el contexto que debiera indicar un cambio para esposas y esposos en los versículos 11 al 14.

Sin embargo, otra objeción frecuente a esta interpretación de mujeres pastoras / predicadoras, está tiene relación con Miriam, Débora, Hulda, Priscila, Febe, etc. – mujeres que mantuvieron posiciones de liderazgo en la Biblia. Esta objeción falla en considerar algunos factores significativos. En relación con Débora, ella fue la única jueza femenina entre 13 jueces masculinos. En relación con Hulda, fue la única profetiza femenina entre docenas de profetas masculinos mencionados en la Biblia. La única conexión de Miriam hacia el liderazgo fue por haber sido hermana de Moisés y Aarón. Las dos mujeres más prominentes en los tiempos de los reyes fueron Atalía y Jezabel – difíciles ejemplos de liderazgo femenino devoto.

En el libro de los Hechos, el capítulo 18, Priscila y Aquila son presentados como ministros fieles de Cristo. El nombre de Priscila es mencionado primero, indicando probablemente que ella era más “prominente” en el ministerio que su esposo. Sin embargo, en ninguna parte se describe a Priscila participando en una actividad de ministerio que esté en contradicción con 1ª Timoteo 2:11 al 14. Priscila y Aquila llevaron a Apolos a su hogar y fue discipulado por ellos, explicándole la Palabra de Dios con exactitud (Hechos 18:26).

En Romanos 16:1, aún si a Febe se la considera una “diaconiza” en lugar de una sierva – eso no indica que Febe fuera una maestra en la iglesia. “Apto para enseñar” es un calificativo dado para los ancianos, pero no diáconos (1ª Timoteo 3:1-13; Tito 1:6-9). Los ancianos / obispos / diáconos, son descritos como “maridos de una sola mujer”, “un hombre cuyos hijos creen”, y “hombres dignos de respeto”. Además, en 1ª Timoteo 3:1 al 13 y en Tito 1:6 al 9, los pronombres masculinos son utilizados exclusivamente para referirse a ancianos / obispos / diáconos.

La estructura de 1ª Timoteo 2:11 al 14 deja la razón perfectamente establecida. El versículo 13 comienza con “Porque” y da la “causa” de lo que Pablo declara en los versículos 11 y 12. ¿Por qué las mujeres no deberían enseñar o tener autoridad sobre los hombres? Porque – “Adán fue formado primero, luego Eva. Y Adán no fue engañado; sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión”. Esa es la razón. Dios creó a Adán primero y luego creó a Eva a fin de que fuera “ayuda idónea” para Adán. Este orden de la creación tiene una aplicación universal para la humanidad en la familia (Efesios 5:22-23) y en la iglesia. El hecho de que Eva fuera engañada también se da como una razón para que las mujeres no sirvan como pastoras o tengan autoridad espiritual sobre los hombres. Esto guía a algunos a creer que las mujeres no deberían enseñar porque son engañadas más fácilmente. Ese concepto es discutible… pero si las mujeres son engañadas más fácilmente, ¿por qué se les permitiría enseñar a los niños (quienes son fácilmente engañados) y a otras mujeres (quienes supuestamente son más fácilmente engañadas)? Eso no es lo que dice el texto. Las mujeres no deben enseñar o tener autoridad espiritual sobre los hombres porque Eva fue engañada. Como resultado, Dios ha dado a los hombres la autoridad de enseñanza principal en la iglesia.

Las mujeres superan en dones de hospitalidad, misericordia, enseñanza y ayuda. Mucho del ministerio de la iglesia depende de las mujeres. Las mujeres en la iglesia no están restringidas para oración pública o para profetizar (1ª Corintios 11:5), solamente para tener autoridad en las enseñanzas espirituales sobre los hombres. La Biblia en ninguna parte restringe a las mujeres de ejercitar los dones del Espíritu Santo (1ª Corintios capítulo 12). Así como los hombres, las mujeres, están llamadas a ministrar a otros, para mostrar el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), y para proclamar el Evangelio a los perdidos (Mateo 28:18-20; Hechos 1:8; 1ª Pedro 3:15).

Dios ha ordenado que solamente los hombres sirvan en posiciones de autoridad de enseñanza espiritual en la iglesia. Esto no es necesariamente porque son mejores maestros, o porque las mujeres son inferiores o menos inteligentes (tal no es el caso). Es simplemente la manera en que Dios designó la iglesia para que funcione. Los hombres deben ser ejemplo en el liderazgo espiritual – en sus vidas y a través de sus palabras. Las mujeres deben tomar un rol de autoridad menor. Se las anima a enseñar a otras mujeres (Tito 2:3-5). La Biblia tampoco restringe a las mujeres de enseñar a los niños. La única actividad de la que están restringidas es de enseñar o tener autoridad espiritual sobre los hombres. Esto lógicamente debería incluir a las mujeres sirviendo como pastoras / predicadoras. De ninguna manera esto las hace menos importantes, más bien les da un ministerio enfocado más de acuerdo con el talento dado por Dios.

¿Por qué debo creer en una religión organizada?

  Pregunta: "¿Por qué debo creer en una religión organizada?" Respuesta:

El diccionario nos ofrece la siguiente definición de “religión” – “creencia en Dios o dioses para ser adorados, usualmente expresado mediante conductas o rituales; cualquier sistema específico o creencia, adoración, etc., con frecuencia incluye un código de ética” A la luz de esta definición, la Biblia sí habla sobre una religión organizada. En muchos casos, el propósito e impactos de la “religión organizada” no es algo que agrade a Dios. A continuación enumeramos algunos pocos ejemplos donde se describe la religión organizada.

Génesis 11:1-9: En lo que pudiera ser el primer intento de una religión organizada, los descendientes de Noé se organizaron para construir una torre bajo la creencia de que, si ellos pudieran construirla lo suficientemente alta, ellos serían salvos. Ellos creían que su unidad era más importante que su relación con Dios. Dios llegó y confundió sus lenguas, poniendo fin a esta religión.

Éxodo 6 y siguientes: Dios le había dado promesas a Abram (Abraham) concernientes a una relación especial entre Dios y sus descendientes. Sin embargo, vemos esta “organización” iniciarse para la nación en el éxodo y funcionando a través de la historia de los israelitas. Los Diez Mandamientos, el Tabernáculo, el sistema de sacrificios, etc., todo fue organizado por Dios y seguido por los israelitas. Un estudio posterior del Nuevo Testamento aclara que el objetivo final de esta religión era guiarlos hacia Cristo (Gálatas 3; Romanos 7). Sin embargo, muchos han malentendido esto y han adorado los elementos en vez de al Dios Verdadero.

Libro de Jueces y siguientes: Muchos de los conflictos que experimentaron los israelitas involucraba el problema de la religión organizada. Estos ejemplos incluyen: Baal (Jueces 6; 1 Reyes 18); Dagón (1 Samuel 5); y, Moloc (2 Reyes 23:10). Dios usó estas religiones para desplegar Su poder desafiando a sus “dioses.”

Los Evangelios: Los fariseos y saduceos representaban la religión organizada en los tiempos de Cristo. Jesús los confrontaba constantemente acerca de sus falsas enseñanzas e hipócritas estilos de vida. Muchos de ellos abandonaron su organización religiosa – Pablo es un ejemplo de ello.

Las Epístolas (cartas): Había grupos organizados que mezclaban el Evangelio con una lista de ciertas obras requeridas. También ponían presión en los creyentes para que cambiaran y aceptaran esta nueva religión. Gálatas y Colosenses contienen advertencias acerca de esto.

Apocalipsis: Aún al final de los tiempos, la religión organizada tendrá un gran impacto en el mundo mientras el Anticristo establece una única religión mundial.

En la mayoría de los casos el resultado final de la “religión organizada” se desvía de los propósitos de Dios. Sin embargo, la Biblia sí habla de los cristianos organizados (creyentes) que son parte de Su plan. El las llama “iglesias.” Los textos en el libro de Los Hechos y las Epístolas, contienen instrucciones en cuanto a que la iglesia debe ser organizada e interdependiente. La organización conduce a la protección, productividad, y mayores alcances (Hechos 2:31-47).

En este caso podría más bien llamarse una “convivencia organizada”. No hay un plan para alcanzar a Dios (Él ya los ha alcanzado a ellos). No hay orgullo (todo es recibido por gracia). No debe haber riñas por el liderazgo (Cristo es la Cabeza – Colosenses 1:18). No debe haber prejuicios (Todos somos uno en Cristo – Gálatas 3:28). El estar organizados no es el problema; el seguir una religión lo es.

¿Deben los cristianos guardar el Sabbath?

  Pregunta: "¿Deben los cristianos guardar el Sabbath?" Respuesta:

Frecuentemente se dice que “Dios instituyó el Sabbath en el Edén,” esto por la conexión entre el Sabbath y la creación en Éxodo 20:11. Aunque Dios descansó en el séptimo día (Génesis 2:3), bosquejando una futura ley del Sabbath, no hay ningún registro bíblico del Sabbath antes de que los hijos de Israel dejaran la tierra de Egipto. En ninguna parte de la Escritura existe ni una pequeña referencia de que la observación del Sabbath fue practicada desde Adán hasta Moisés.

La Palabra de Dios es muy clara en que la observancia del Sabbath fue una señal especial entre Dios e Israel: “Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel: Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas y os he traído a Mí. Ahora pues, si diereis oído a Mi voz, y guardareis Mi pacto, vosotros seréis Mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque Mía es toda la tierra.” (Éxodo 19:3-5)

“Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre Mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.” (Éxodo 31:16-17)

En Deuteronomio 5, Moisés reafirma los diez mandamientos a la siguiente generación de israelitas. Aquí, después del mandamiento de la observancia del Sabbath en los versos 12-14, Moisés da la razón del por qué el Sabbath fue dado a la nación de Israel. “Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo.” (Deuteronomio 5:15)

Nótese las palabras “por lo cual.” No fue la intención de Dios el dar a Israel el Sabbath para que recordaran la creación, sino para que recordaran su esclavitud en Egipto y la liberación del Señor. Nótense también los requerimientos para la observancia del Sabbath: La persona que se encontraba bajo la ley del Sabbath, no podía salir de su casa en Sabbath (Éxodo 16:29), no podía hacer un fuego (Éxodo 35:3), ni tampoco provocar que alguien más trabajara (Deuteronomio 5:14). La persona que quebrantara la ley del Sabbath era condenada a muerte (Éxodo 31:15; Números 15:32-35).

Una revisión de los pasajes del Nuevo Testamento nos muestra cuatro puntos importantes; (1). Cuando Cristo se apareció en Su forma resucitada, (y el día es mencionado), siempre se dice que es el primer día de la semana (Mateo 28:1, 9, 10; Marcos 16:9; Lucas 24; 1, 13, 15; Juan 20:19,26) (2). La única vez que es mencionado el Sabbath desde el libro de Hechos hasta Apocalipsis, es por propósitos evangelísticos hacia los judíos y usualmente el lugar es una sinagoga (Hechos capítulos 13 –18). Pablo escribió, “Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley.” (1 Corintios 9:20) Pablo no iba a la sinagoga a tener compañerismo y edificar a los santos, sino para convencer y salvar a los perdidos. (3). A partir de que Pablo declaró “...desde ahora me iré a los gentiles.” (Hechos 18:6), jamás volvió a mencionarse el Sabbath. Y (4). En vez de sugerir adherirse a la observancia del Sabbath, el recordatorio del Nuevo Testamento implica lo opuesto (incluyendo la excepción del anterior punto 3, encontrado en Colosenses 2:16).

Examinando más de cerca el anterior punto 4, vemos que no hay obligación para el creyente del Nuevo Testamento de guardar el Sabbath, y también nos muestra que la idea de que el domingo sea “El Sabbath cristiano” tampoco es bíblica. Como expusimos anteriormente, hay una ocasión en que el Sabbath es mencionado después de que Pablo comenzó a enfocarse en los gentiles, “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.” (Colosenses 2:16-17) El Sabbath judío fue abolido en la cruz donde Cristo murió... “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.” (Colosenses 2:14)

Esta idea es repetida más de una vez en el Nuevo Testamento; “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace.” (Romanos 14:5-6ª) “...mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios ¿Cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años.” (Gálatas 4:9-10)

Pero algunos argumentan que un mandato hecho por Constantino en el año 321 de nuestra era “cambió” el Sabbath, de sábado a domingo. ¿En qué día se reunía la iglesia primitiva para adorar? La Escritura nunca menciona una reunión de creyentes en Sabbath (sábado) para adorar y tener compañerismo. Sin embargo, hay pasajes muy claros que mencionan el primer día de la semana. Por ejemplo, Hechos 20:7 dice que “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan,...” En 1 Corintios 16:2 Pablo exhorta a los creyentes corintios “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado...” Puesto que Pablo designa esta ofrenda como “servicio” en 2 Corintios 9:12, esta colecta debe haber estado relacionada con la adoración del servicio dominical en la asamblea cristiana. Históricamente el domingo, no el sábado, era normalmente el día de reunión para los cristianos en la iglesia, y su práctica data del primer siglo.

El Sabbath fue dado a Israel y no a la iglesia. El Sabbath sigue siendo sábado, no domingo y jamás ha sido cambiado. Pero el Sabbath es parte de la Ley del Antiguo Testamento y los cristianos son libres de la carga de la Ley (Gálatas 4:1-26; Romanos 6:14). La observancia del Sabbath no es requerida a los cristianos – (sea sábado o domingo). El primer día de la semana, domingo, el día del Señor (Apocalipsis 1:10), celebra la Nueva Creación, con Cristo como nuestra Cabeza resucitada. No estamos obligados a seguir el Sabbath Mosaico – descansando; sino que somos libres de seguir al Cristo resucitado -- sirviéndole. El apóstol Pablo dijo que cada cristiano individualmente debe decidir si observa el descanso del Sabbath o no. “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.” (Romanos 14:5) Debemos adorar a Dios cada día, no sólo en sábado o domingo.

¿Qué es la separación bíblica?

  Pregunta: "¿Qué es la separación bíblica?" Respuesta:

La separación bíblica es el reconocimiento de que Dios ha llamado a los creyentes fuera del mundo, y a la preservación de una pureza personal y colectiva, en medio de una cultura pecadora. Usualmente la separación bíblica está considerada bajo dos divisiones: personal y eclesiástica.

La separación personal involucra un compromiso individual a un nivel de comportamiento piadoso. Daniel practicó la separación personal cuando él “…propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía…” (Daniel 1:8). La suya era una separación bíblica, porque su norma de vida estaba basada en la revelación de Dios en la ley Mosaico.

Un ejemplo moderno de separación personal puede ser la decisión de declinar invitaciones a fiestas donde se sirve alcohol. Tal decisión puede ser hecha para evitar la tentación (Romanos 13:14), para practicar el “abstenerse de maldad” (1 Tesalonicenses 5:22), o simplemente para ser consistente con una convicción personal (Romanos 14:5).

La Biblia enseña claramente que el hijo de Dios debe estar separado del mundo. “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte del creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y Yo os recibiré.” (2 Corintios 6:14-17; ver también 1 Pedro 1:14-16).

La separación eclesiástica comprende la decisión de una iglesia respecto a su relación con otras organizaciones, basada en su teología o prácticas. El separatismo está implícito en la palabra misma de “iglesia.” La palabra griega ekklesia significa “una asamblea separada.” En la carta de Jesús a la iglesia de Pérgamo, Él advirtió contra la tolerancia de aquellos que enseñan falsas doctrinas (Apocalipsis 2:14-15). La iglesia debe permanecer separada, rompiendo lazos con la herejía. Un ejemplo moderno de separación eclesiástica puede ser una postura denominacional contra las alianzas ecuménicas para evitar la unión con los apóstatas.

La separación bíblica no requiere que los cristianos evitan tener contacto con los incrédulos. Como Jesús, debemos ser amigos de pecadores, sin tomar parte en su pecado (Lucas 7:34). Pablo expresa una visión balanceada del separatismo: “Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo.” (1 Corintios 5:9-10). En otras palabras, estamos en el mundo, pero no pertenecemos a él.

El Progreso del Peregrino escrito por John Bunyan, ofrece un maravilloso ejemplo de esta separación bíblica. Cristiano y Fiel viajan a través del Pueblo Vanidad, donde se encuentra una Feria (sensual) de Vanidad, porque “el camino a la Ciudad Celestial pasa precisamente por este Pueblo… y aquel que quisiera ir a la Ciudad Celestial sin pasar por la feria a fuerza tendría que salir del mundo.” En la Feria, el hombre de Vanidad se maravilla de las declaraciones del peregrino, vestimenta y valores - el hecho de que fueran “extranjeros y peregrinos” (Hebreos 11:13) separados de la multitud del mundo.

¿Qué dice la Biblia acerca del crecimiento de la iglesia?

  Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca del crecimiento de la iglesia?" Respuesta:

Aunque la Biblia no se refiere específicamente al crecimiento de la iglesia, el principio del crecimiento de la iglesia es el entendimiento de lo que dijo Jesús “…y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” (Mateo 16:18). Pablo confirmó que la iglesia tiene su fundamento en Jesucristo (1 Corintios 3:11). Jesucristo es también la cabeza de la iglesia (Efesios 1:18-23) y la vida de la iglesia (Juan 10:10). Habiendo dicho esto, debe ser recordado que el “crecimiento” puede ser un término relativo. Hay diferentes clases de crecimiento, algunas de las cuales no tienen nada que ver con números.

Una iglesia puede estar viva y creciendo, aún cuando el número de sus miembros o congregantes no cambie. Si aquellos que están en la iglesia están creciendo en la gracia y el conocimiento del Señor Jesús, sujetando sus vidas a Su voluntad, tanto individual como colectivamente, esa es una iglesia que está experimentando un verdadero crecimiento. Al mismo tiempo, una iglesia puede estar aumentando su membrecía semanalmente, llegando a contar con grandes números, y aún así estar muerta espiritualmente.

El crecimiento de cualquier tipo sigue un patrón típico. Al igual que un organismo, la iglesia local tiene a aquellos que plantan la semilla (evangelistas), aquellos que riegan la semilla (pastores/maestros), y otros que usan sus dones espirituales para el crecimiento espiritual de los que están en la iglesia local. Pero nótese que es Dios quien da el crecimiento (1 Corintios 3:7). Aquellos que plantan y aquellos que riegan recibirán cada uno su propia recompensa, de acuerdo a su labor (1 Corintios 3:8).

Debe haber un balance entre quienes plantan y quienes riegan para el crecimiento de la iglesia local, lo que significa que en una iglesia sana, cada persona debe saber cuál es su don espiritual, para que pueda funcionar plenamente dentro del Cuerpo de Cristo. Si el plantar y el regar están fuera de balance, la iglesia no prospera conforme al propósito de Dios. Desde luego, debe haber obediencia y una dependencia diaria del Espíritu Santo, para que Su poder pueda ser derramado en aquellos que plantan y riegan, para que venga el crecimiento por parte de Dios.

Finalmente, la descripción de una iglesia viva y creciente, se encuentra en Hechos 2:42-47, donde se declara que los creyentes “…perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” Luego dice que se ayudaban unos a otros, y alcanzaban a aquellos que necesitaban conocer al Señor, por lo que el Señor “añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.” Cuando estas cosas están presentes, la iglesia experimentará crecimiento espiritual, ya sea que haya o no un incremento numérico.

¿Por qué hay tantas denominaciones cristianas?

  Pregunta: "¿Por qué hay tantas denominaciones cristianas?" Respuesta:

Para responder a esta pregunta, primeramente debemos diferenciar entre (1) denominaciones dentro del cuerpo de Cristo, y (2) sectas y falsas religiones no-cristianas. Los Presbiterianos y Luteranos, son denominaciones cristianas; los Mormones y Testigos de Jehová son sectas (grupos que aseguran ser cristianos, pero niegan uno o más de los puntos esenciales de la fe cristiana); el Islam y el Sintoísmo son religiones enteramente separadas.

El surgimiento de las denominaciones dentro de la fe cristiana, puede ser rastreado desde la Reforma Protestante. El movimiento de “Reforma” de la Iglesia Católica Romana durante el siglo XVI, dio surgimiento a las cuatro divisiones o tradiciones mayores del protestantismo: Luterana, Reformada, Anabaptista, y Anglicana. A través de los siglos, de estas cuatro ramas, surgieron otras denominaciones. La denominación Luterana fue nombrada así por Martín Lutero y estaba basada en sus enseñanzas. Los Metodistas tomaron el nombre de su fundador, John Wesley, quien era famoso por elaborar “métodos” para el crecimiento espiritual. Los Presbiterianos fueron llamados así por su visión sobre el liderazgo de la iglesia – la palabra griega para anciano es presbíteros. Los Bautistas tomaron su nombre, porque ellos siempre enfatizaron la importancia del bautismo. Cada denominación tiene algunos énfasis o diferencias doctrinales una de la otra, tales como: el método del bautismo; la disponibilidad de la cena del Señor para todos o sólo para aquellos cuyos testimonios puedan ser verificados por los líderes de la iglesia; la soberanía de Dios Vs. el libre albedrío en lo referente a la salvación; el futuro de Israel y la iglesia; el papel que juegan las obras en la salvación; el arrebatamiento pre-tribulacionista Vs. el post-tribulacionista; la existencia de dones de “milagros” en la era moderna, y la lista puede seguir y seguir. El punto de estas divisiones nunca es Jesucristo como Señor y Salvador, sino más bien, honestas diferencias de opinión de gente piadosa, aunque imperfecta, que busca honrar a Dios y retener la pureza doctrinal de acuerdo a sus conciencias y su comprensión de la Palabra.

En la actualidad, las denominaciones son muchas y variadas. Las principales denominaciones originales arriba mencionadas, han producido numerosas ramas como las Asambleas de Dios, Alianza Cristiana y Misionera, los Nazarenos, Evangélicos Liberales, iglesias Bíblicas independientes y otras. Algunas denominaciones enfatizan ligeras diferencias doctrinales, pero con más frecuencia simplemente ofrecen estilos diferentes de adoración, adecuados a los diferentes gustos y preferencias de los cristianos. Pero no nos equivoquemos; nosotros, como creyentes, debemos ser de una mente en cuanto a las bases de la fe, pero más allá de ellos, hay una gran variedad de formas en las que un cristiano debe adorar en una congregación. Esta libertad es lo que causa los muchos diferentes “sabores” de la cristiandad. La iglesia Presbiteriana de Mbale, Uganda, tiene un estilo de adoración muy diferente de la Iglesia Presbiteriana de Denver, pero su base doctrinal es la misma. La diversidad es algo bueno, pero no la desunión. Si dos iglesias difieren doctrinalmente, puede convocarse a un debate y diálogo sobre la Palabra. Esta acción de “hierro con hierro se aguza…” (Proverbios 27:17) es beneficiosa para todos. Sin embargo, si hay un desacuerdo sobre estilo y forma, está bien que permanezcan separadas. Aunque esta separación, no exime la responsabilidad que tienen los cristianos de amarse unos a otros (1 Juan 4:11-12) y finalmente permanecer unidos como uno en Cristo (Juan 17:21-22).

Cuando se busque una iglesia, el creyente debe comenzar por revisar su Declaración de Fe. Lo que la iglesia crea y practique, debe coincidir con las doctrinas y la fe descritas en la Biblia. Lo que debemos estar buscando es un cuerpo de creyentes donde sea afirmada la suficiencia de las Escrituras, donde podamos crecer en nuestra relación con el Señor, donde podamos ministrar al cuerpo de creyentes con nuestros dones espirituales, propagando el Evangelio y glorificando a Dios. La iglesia es importante y todos los creyentes necesitan pertenecer al cuerpo que se ajuste al criterio antes descrito. Necesitamos de relaciones que sólo pueden ser encontradas en el cuerpo de creyentes, necesitamos el apoyo que sólo la iglesia puede ofrecer, y necesitamos servir a Dios tanto en comunidad como individualmente.

¿Qué dice la Biblia acerca de la disciplina en la iglesia / excomunión?

  Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca de la disciplina en la iglesia / excomunión?" Respuesta:

La excomunión es la separación formal de un individuo, de las actividades de membrecía de la iglesia, y la formal separación de la compañía de tal individuo. Mateo 18:15-20 menciona el proceso y la autoridad de la iglesia para hacer esto. Nos enseña que un individuo (usualmente la parte ofendida) debe ir con el ofensor. Si él o ella no se arrepiente, entonces dos o tres miembros deben confirmar la situación y la negativa de arrepentimiento. Si aún así no hay arrepentimiento, es llevado ante la iglesia. Este proceso nunca es “deseable,” así como un padre jamás se deleita en tener que disciplinar a sus hijos. Sin embargo, con frecuencia es necesario. El propósito no es ser espiritualmente crueles o tomar la actitud de ser “más santos que tú.” Se trata más bien de hacerlo en amor, con el propósito de mostrar amor hacia el individuo, en obediencia y honor a Dios, y en piadoso temor por el bien de los demás en la iglesia.

La Biblia da un ejemplo de la necesidad de excomunión en una iglesia local, con la iglesia en la ciudad de Corinto (1 Corintios 5:1-13). En este pasaje, el apóstol Pablo también nos da algunos propósitos detrás del uso bíblico de la excomunión. Una razón (no encontrada directamente en el pasaje) es por el bien del testimonio de Jesucristo (y Su iglesia) ante los no creyentes. Cuando David pecó con Betsabé, una de las consecuencias de su pecado que Dios menciona, es que el nombre del único y verdadero Dios sería blasfemado por los enemigos de Dios (2 Samuel 12:14). Una segunda razón es que el pecado es como un cáncer; si se tolera su presencia, éste se extiende a aquellos que están alrededor, de la misma manera que un poco de levadura leuda toda la masa (1 Corintios 5:6-7). También Pablo explica que Jesús nos salvó para que podamos ser apartados del pecado, que podamos ser “sin levadura” o liberados de aquello que produce la decadencia espiritual (1 Corintios 5:7-8). El deseo de Jesucristo para Su novia, la Iglesia, es que ella pueda ser pura y sin mancha (Efesios 5:25-27). La excomunión también es por el bien a largo plazo de aquel que es disciplinado por la iglesia. Pablo, en 1 Corintios 5:5, declara que la excomunión es una manera de rescatar al individuo “el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.” Esto significa que la excomunión puede implicar que de alguna manera Dios utiliza a Satanás (o uno de sus demonios) como una herramienta disciplinaria para trabajar físicamente en la vida del pecador, a fin de traer un verdadero arrepentimiento en su corazón.

Algunas veces la acción disciplinaria de la iglesia tiene éxito al producir una tristeza piadosa y un verdadero arrepentimiento. Cuando esto ocurre, el individuo está preparado para ser reintegrado al compañerismo. El individuo de quien se habla en el pasaje de 1 Corintios 5 se arrepintió, y Pablo animó a la iglesia a restablecerlo al compañerismo con la iglesia (2 Corintios 2:5-8). Desgraciadamente, la acción disciplinaria, aún cuando es hecha en amor y de la manera correcta, no siempre es exitosa en producir tal restauración, pero aún así es necesaria para llevar a cabo los demás buenos propósitos antes mencionados.

Todos hemos sido testigos del comportamiento de un niño a quien se le ha permitido hacer todo lo que le plazca, sin ninguna o poca disciplina consistente. ¡No es algo agradable! Tampoco lo es esta clase de amor paterno, que condena al niño a un terrible futuro. Tal comportamiento, impedirá al niño establecer relaciones significativas y comportarse adecuadamente en cualquier clase de situación, ya sea socialmente o en una ocupación. De la misma manera, la disciplina ejercida en la iglesia, aunque no es ni deseable ni fácil, no sólo es necesaria, sino también amorosa. Más aún, es ordenada por Dios.

¿Por qué hay tantos líderes cristianos evangélicos sorprendidos en escándalos?

  Pregunta: "¿Por qué hay tantos líderes cristianos evangélicos sorprendidos en escándalos?" Respuesta:

Primero, es importante señalar que “tantos” no es una declaración precisa. Parecería que muchos líderes cristianos evangélicos son sorprendidos en escándalos, pero esto es debido a la exagerada cantidad de atención que se les da a tales escándalos. Hay miles de líderes cristianos evangélicos, pastores, profesores, misioneros, escritores y evangelistas, que nunca han participado en nada “escandaloso.” La gran mayoría de los líderes cristianos evangélicos, son hombres y mujeres que aman a Dios, son fieles a sus esposas(os) y familias, y efectúan sus actividades con gran honestidad e integridad. Las fallas de unos pocos no deben ser utilizadas para atacar la integridad de todos.

Dicho lo anterior, aún existe el problema de que esos escándalos a veces ocurren entre aquellos que aseguran ser cristianos evangélicos. Prominentes líderes cristianos han sido expuestos por cometer adulterio o participar en prostitución. Algunos cristianos evangélicos han sido convictos de evasión de impuestos y otras ilegalidades financieras. ¿Por qué ocurre esto? Hay al menos tres explicaciones primarias: (1) Algunos de los que aseguran ser cristianos evangélicos son charlatanes, (2) Algunos líderes cristianos evangélicos permiten que su posición los lleve al orgullo, (3) Satanás y sus demonios atacan y tientan más agresivamente a quienes están en el liderazgo cristiano, porque ellos saben que un escándalo que involucre a un líder, puede tener resultados devastadores, tanto para los cristianos como para quienes no lo son. Hablemos en más detalle de estas explicaciones…

(1) Algunos “cristianos evangélicos” que son sorprendidos en escándalos son charlatanes y falsos profetas. Jesús advirtió, “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis….” (Mateo 7:15-20). Los falsos profetas pretenden ser hombres y mujeres piadosos, y aparentan ser sólidos líderes evangélicos. Sin embargo, el “fruto” (es decir, los escándalos) eventualmente se revela en ellos, resultando lo opuesto de lo que ellos decían ser. En cuanto a esto, siguen el ejemplo de Satanás, “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2 Corintios 11:14-15).

(2) La Biblia hace muy claro que “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu. (Proverbios 16:18) Santiago 4:6 nos recuerda, “…Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.” La Biblia repetidamente nos advierte contra el orgullo. Muchos líderes cristianos comienzan su ministerio con un espíritu de humildad y confianza en Dios, pero a medida que el ministerio crece y prospera, es fácil y tentador para los líderes, tomar algo de esta gloria para ellos mismos. Eventualmente, algunos líderes cristianos evangélicos, al mismo tiempo que ofrecen alabanza de labios a Dios, realmente intentan conducir y construir el ministerio sobre su propia fuerza y sabiduría. Esta clase de orgullo conduce a la caída. Dios, a través del profeta Oseas, advierte, “En sus pastos se saciaron, y repletos, se ensoberbeció su corazón; por esta causa se olvidaron de mí.” (Oseas 13:6).

(3) Satanás sabe que por la influencia de un escándalo con un líder cristiano evangélico, él puede obtener un poderoso impacto. Así como el adulterio del rey David con Betsabé y el acuerdo sobre la muerte de Urías causó gran daño a la familia de David y a la nación entera de Israel – así también muchas iglesias o ministerios han sido dañados o destruidos por la caída de su líder. Muchos cristianos han tenido un debilitamiento en su fe como resultado de presenciar la caída de un líder. Muchos no cristianos utilizan esta caída de líderes “cristianos” como una razón por la que ellos rechazan el cristianismo. Satanás y sus demonios saben esto, y por lo tanto dirigen más sus ataques contra aquellos que laboran como líderes. La Biblia nos advierte a todos, “Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8).

¿Cómo debemos responder cuando un líder cristiano evangélico es acusado o sorprendido en un escándalo?

(1) No escuches o aceptes acusaciones sin bases o infundadas (Proverbios 18:8, 17; 1 Timoteo 5:19). (2) Toma las medidas bíblicas apropiadas para reprender a aquellos que pecan (Mateo 18:15-17; 1 Timoteo 5:20). Si el pecado es severo y comprobado, se debe imponer su separación del ministerio de liderazgo (1 Timoteo 3:1-13) (3) Perdona a aquellos que pecan (Efesios 4:32; Colosenses 3:13), y cuando el arrepentimiento sea comprobado, restáurales al compañerismo (Gálatas 6:1; 1 Pedro 4:8). (4) Sé fiel en tu oración por nuestros líderes. Conociendo los problemas a los que se enfrentan, las tentaciones que sufren y el estrés que deben soportar, debemos estar orando por nuestros líderes, pidiendo a Dios que los fortalezca, proteja, y anime. (5) Lo más importante, es que tomes el fracaso de un líder cristiano evangélico como un recordatorio para fundamentar tu fe en Dios, y en Dios solamente. Dios nunca falla, nunca peca, y jamás miente. “Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de Su gloria” (Isaías 6:3).

¿Qué dice la Biblia acerca de la forma de gobierno de la iglesia?

  Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca de la forma de gobierno de la iglesia?" Respuesta:

El Señor fue muy claro en Su Palabra acerca de la manera en que Él desea que esté dirigida y organizada Su iglesia terrenal. Primeramente, Cristo es la cabeza de la iglesia y su suprema autoridad (Efesios 1:22, 4:15; Colosenses 1:18). Segundo, la iglesia local debe ser autónoma, libre de cualquier autoridad o control externo, con derecho al auto-gobierno y libre de la interferencia de cualquier jerarquía de individuos u organizaciones (Tito 1:5). Tercero, la iglesia debe estar gobernada por un liderazgo espiritual, compuesto de dos ministerios principales: ancianos y diáconos.

Los “ancianos” eran un grupo de líderes entre los israelitas desde el tiempo de los libros de Moisés (el Pentateuco). Los encontramos tomando decisiones políticas (2 Samuel 5:3; 2 Samuel 17:4,15), posteriormente en la historia, aconsejando al rey (1 Reyes 20:7) y representando a la gente en lo concerniente a asuntos espirituales (Éxodo 7:1; 7:5-6, 24:1, 9; Números 11:16, 24-25). La primera traducción griega del Antiguo Testamento (LXX) usaba la palabra presbuteros para “anciano.” Esta es la misma palabra griega usada en el Nuevo Testamento que también es traducida como “anciano.”

El Nuevo Testamento, menciona varias veces a ancianos que asumían el papel de liderazgo en la iglesia (Hechos 14:23; 15:2; 20:17; Tito 1:5; Santiago 5:14) y aparentemente cada iglesia tenía más de uno, porque generalmente la palabra se encuentra en plural. Las únicas excepciones es cuando se refieren a casos en los que un anciano es mencionado en singular por alguna razón en particular (1 Timoteo 5:1; 1 Timoteo 5:19). En la iglesia de Jerusalén, ellos formaban parte del liderazgo junto con los apóstoles (Hechos 15:2-16:4).

El Dr. Zodhiates, en su “Diccionario Completo del Estudio de la Palabra: Nuevo Testamento” (The Complete Word Study Dictionary: New Testament) define a este grupo de ancianos como sigue: “Los ancianos de las iglesias cristianas, presbíteros, a quienes estaba encomendada la dirección y gobierno de las iglesias individuales, igual que episkopos, supervisores, obispos (Hechos 11:30; 1 Timoteo 5:17)” De esta manera, Zodhiates iguala a un “anciano” con un supervisor u obispo (como se traduce episkopos). Él ve el término “anciano” como una referencia a la dignidad del ministerio, mientras que obispo o supervisor denota su autoridad y deberes (1 Pedro 2:25; 5:1,2,4). Él nota que en Filipenses 1:1, Pablo saluda a los obispos y diáconos, pero no menciona a los ancianos (porque los ancianos son los mismos obispos). De manera similar 1 Timoteo 3:2,8 menciona los requisitos para los obispos y diáconos, pero no para los ancianos por la misma razón. Tito 1:5 y 1:7 también parecen ligar estos dos términos en uno solo.

Respecto a la palabra “pastor” (poimen), referente a un líder humano de una iglesia, solamente es encontrado una vez en el Nuevo Testamento en Efesios 4:11, “Y Él mismo constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros.” La mayoría asocia los dos términos de “pastores y maestros” como referencia a un solo individuo que tiene ambas características. Zodhiates, en su definición de primen, establece que el término “pastor” se refiere al “guía espiritual de una iglesia en particular.”

Hay dos pasajes (Hechos 20:28 y 1 Pedro 5:1-2) que enlazan juntamente los tres términos y parecería indicar que estos tres términos se refieren al mismo ministerio. Como se mencionó anteriormente, los diáconos son un grupo separado de siervos de la iglesia y tienen una lista de requisitos que son de muchas maneras similares a los del obispo (1 Timoteo 3:8-13). Ellos sirven a la iglesia en lo que se necesite, como en Hechos 6.

Parecería, de acuerdo a los pasajes anteriores, que siempre ha habido una pluralidad de ancianos, pero esto no niega que Dios dote a algunos ancianos en particular con el don de la enseñanza, mientras que a otros con el don de la administración, etc. (Romanos 12:3-8; Efesios 4:11), así como tampoco se niega que Él los llame al ministerio en el cual ellos utilizarán dichos dones (Hechos 13:1). De esta manera, un anciano puede fungir como “pastor,” otro puede hacer la mayoría de las visitas a los miembros, porque tiene el don de la compasión, otro puede “dirigir” en el sentido de manejar los detalles organizacionales, etc. Muchas iglesias que están organizadas con la administración de un pastor y un diácono, realizan las funciones de una pluralidad de ancianos, en cuanto a que ellos comparten la carga del ministerio (con diáconos enseñando en las clases de Escuela Dominical, etc.) y trabajan juntos en la toma de alguna decisión. Así mismo, en la Escritura encontrarán que también había mucha participación de la congregación en las decisiones. Por eso, un líder “dictador” que toma las decisiones (ya sea que se llame anciano, obispo, o pastor), no es bíblico (Hechos 1:23,26; 6:3,5; 15:22,30; 2 Corintios 8:19). Lo mismo sucede con una iglesia gobernada por la congregación, que no le concede importancia a la participación de los ancianos o líderes de la iglesia.

En resumen, la Biblia enseña un liderazgo consistente en una pluralidad de ancianos, junto con un grupo de diáconos quienes trabajan como siervos de la iglesia. Pero no es contrario a la pluralidad de ancianos, el tener a uno de estos ancianos sirviendo en un ministerio mayor “pastoral.” Dios llama a algunos como “pastores/maestros” (así como Él llamó a algunos a ser misioneros en Hechos 13) y los dio como dones a la iglesia (Efesios 4:11). Por lo tanto, una iglesia puede tener muchos ancianos, pero no todos los ancianos son llamados a servir en el ministerio pastoral. Pero, como parte de los ancianos, el pastor o “anciano-maestro” no tiene más autoridad en la toma de decisiones de lo que la tiene cualquier otro anciano.

¿Cuál es la historia del Cristianismo?

  Pregunta: "¿Cuál es la historia del Cristianismo?" Respuesta:

La historia del cristianismo es en realidad la historia de la civilización occidental. El cristianismo ha tenido una extensa influencia de gran penetración en la sociedad, en su arte, lenguaje, política, leyes, vida familiar, fechas del calendario, música y en la manera misma en que pensamos, todo ha sido coloreado por la influencia cristiana por casi dos milenios. Por lo tanto, es importante que uno conozca la historia de la iglesia.

Historia del cristianismo – El Inicio de la Iglesia

La iglesia comenzó 40 días después de la resurrección de Jesucristo (35 d.C.). Jesús había prometido que Él edificaría Su iglesia (Mateo 16:18), y con la venida del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hechos 2:1-4), la iglesia (la “asamblea de los apartados”) se inició oficialmente. Tres mil personas respondieron al sermón de Pedro ese día y decidieron seguir a Cristo.

Los primeros convertidos al cristianismo fueron judíos o prosélitos del judaísmo, y la iglesia estaba centrada en Jerusalén. Por esta razón, inicialmente el cristianismo fue visto como una secta judía, semejante a los fariseos, saduceos, o esenios. Sin embargo, lo que los apóstoles predicaban era radicalmente diferente de lo que otros grupos judíos estaban enseñando. Jesús era el Mesías judío (el Rey ungido) quien había venido para cumplir la Ley (Mateo 5:17) e instituir un Nuevo Pacto basado en Su muerte (Marcos 14:24). Este mensaje, con su carga de que ellos habían matado a su propio Mesías, enfureció a muchos líderes judíos, y algunos, como Saulo de Tarso, tomaron acciones para acabar con “el Camino” (Hechos 9:1-2)

Es muy adecuado decir que el cristianismo tiene sus raíces en el judaísmo. El Antiguo Testamento proporcionó el fundamento para el Nuevo, y es imposible comprender plenamente el cristianismo, sin un conocimiento básico del Antiguo Testamento (ver los libros de Mateo y Hebreos). El Antiguo Testamento explica la necesidad de un Mesías, contiene la historia del pueblo del Mesías, y predice la llegada del Mesías. En consecuencia, todo el Nuevo Testamento trata la llegada del Mesías y Su obra de salvarnos del pecado. En Su vida, Jesús cumplió más de 300 profecías específicas, probando que Él era Aquel de quien el Antiguo Testamento había profetizado.

Historia del Cristianismo – El Crecimiento de la Iglesia Primitiva

No mucho después de Pentecostés, las puertas de la iglesia fueron abiertas a los no-judíos. El apóstol Felipe predicó a los samaritanos (Hechos 8:5), y muchos de ellos creyeron en Cristo. El apóstol Pedro predicó a los gentiles de la casa de Cornelio (Hechos 10), y ellos también, recibieron el Espíritu Santo. El apóstol Pablo (el antes perseguidor de la iglesia) esparció el evangelio por todo el mundo greco-romano, llegando tan lejos como a la misma Roma (Hechos 28:16) y posiblemente todo el camino hasta España.

Por el año 70 d.C., Jerusalén fue destruido, pero los libros del Nuevo Testamento habían sido completados y estaban circulando entre las iglesias. Durante los siguientes 240 años, los cristianos fueron perseguidos por Roma, algunas veces al azar y otras veces por edictos gubernamentales.

En los siglos II y III, el liderazgo de la iglesia se volvió más y más jerárquico conforme crecían en número. Muchas herejías fueron expuestas y refutadas durante este tiempo, y fue acordado el canon del Nuevo Testamento. La persecución continuó intensificándose.

Historia del Cristianismo – El Surgimiento de la Iglesia Romana

Entonces, en el 312 d.C., el emperador romano Constantino, declaró haber tenido una experiencia de conversión. Cerca de 70 años después, durante el reinado de Teodosio, el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano. A los obispos les fueron asignados lugares de honor en el gobierno, y para el 400 d.C., los términos, romano y cristiano, fueron virtualmente sinónimos.

Entonces, después de Constantino, los cristianos ya no fueron perseguidos. Con el tiempo, fueron los paganos quienes estuvieron bajo persecución, a menos que se “convirtieran” al cristianismo. Tal conversión forzada, condujo a mucha gente a entrar a la iglesia sin un verdadero cambio de corazón. Los paganos trajeron con ellos a sus ídolos y las prácticas que ellos acostumbraban, y la iglesia cambió: a la sencillez de la adoración de la iglesia primitiva, fueron añadidos íconos, arquitectura elaborada, peregrinaciones y la veneración a los santos. Por este mismo tiempo, algunos cristianos se retiraron de Roma, eligiendo vivir en aislamiento como monjes, y el bautismo de infantes fue introducido como un medio para quitar el pecado original.

A través de los siguientes siglos, fueron organizados varios concilios eclesiásticos, en un intento por determinar la doctrina oficial de la iglesia, para censurar los abusos clericales y para hacer la paz entre facciones en guerra. Conforme el Imperio Romano se debilitaba, la iglesia se hizo más poderosa, y surgieron muchos desacuerdos entre las iglesias del occidente y las del oriente. La iglesia (latina) occidental, con su base en Roma, declaró tener la autoridad apostólica sobre todas las otras iglesias. Aún el obispo de Roma comenzó a llamarse a sí mismo el “Papa” (el Padre). Esto no fue bien recibido por la iglesia oriental (griega), con base en Constantinopla. Las diferencias teológicas, políticas, de procedimientos y lingüísticas, contribuyeron todas ellas al Gran Cisma de Oriente y Occidente en 1054, en el cual la iglesia Católica (Universal) Romana y la iglesia Oriental Ortodoxa se excomulgaron mutuamente y rompieron toda relación.

Historia del Cristianismo – La Edad Media

Durante la Edad Media en Europa, la Iglesia Católica Romana continuó manteniendo el poder, con los papas reclamando autoridad sobre todos los niveles de la vida y viviendo como reyes. La corrupción y la avaricia eran comunes en el liderazgo de la iglesia. De 1095 a 1204, los papas apoyaron una serie de sangrientas y costosas cruzadas en un esfuerzo por repeler los avances musulmanes y liberar a Jerusalén.

Historia del Cristianismo – La Reforma

A través de los años, muchos individuos habían tratado de llamar la atención a los abusos teológicos, políticos y de derechos humanos de la Iglesia Romana. Todos habían sido silenciados de una u otra manera. Pero en 1517, un monje alemán llamado Martín Lutero, se levantó contra la iglesia, y todos lo escucharon. Con Lutero vino la Reforma Protestante, y la Edad Media llegó a su fin.

Los reformadores, incluyendo a Lutero, Calvino y Swingli, diferían en muchos puntos segundarios de la teología, pero todos ellos eran consistentes en su énfasis de la suprema autoridad de la Biblia sobre las tradiciones de la iglesia y el hecho de que los pecadores son salvados por gracia, únicamente través de la fe, aparte de las obras (Efesios 2:8-9).

Aunque el catolicismo hizo su reaparición en Europa, y siguieron una serie de guerras entre católicos y protestantes, la Reforma había desmantelado exitosamente el poder de la Iglesia Católica Romana y ayudado a abrir las puertas a la edad moderna.

Historia del Cristianismo – La Era de las Misiones

De 1790 a 1900, la iglesia mostró un interés sin precedentes en el trabajo misionero. La colonización había abierto los ojos a la necesidad de misiones, y la industrialización había proporcionado a personas que proveyeron los fondos para financiar a los misioneros. Los misioneros fueron por todo el mundo predicando el evangelio, y las iglesias fueron establecidas por todas partes.

Historia del Cristianismo – La Iglesia Moderna

En la actualidad, la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Oriental Ortodoxa, han dado pasos para arreglar su rompimiento de relaciones, así como los católicos y los luteranos. La iglesia evangélica es fuertemente independiente y firmemente enraizada en la teología reformada. La iglesia también ha visto el surgimiento del Pentecostalismo, el movimiento carismático, el ecumenismo y varias sectas falsas.

Historia del Cristianismo – Lo Que Aprendimos de Nuestra Historia

Si no aprendiéramos algo más de la historia de la iglesia, al menos deberíamos reconocer la importancia de permitir que “la palabra de Cristo more en abundancia en (nosotros)” (Colosenses 3:16). Cada uno de nosotros es responsable por conocer lo que la Escritura dice y vivir por ello. Cuando la iglesia olvida lo que la Biblia enseña, e ignora lo que Jesús enseñó, reina el caos.

Hay muchas iglesias en la actualidad, pero sólo un evangelio. Es “la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 3). Seamos cuidadosos de preservar esa fe y compartirla sin alteración alguna. Y que el Señor continúe cumpliendo Su promesa de edificar Su iglesia.

¿Cuál es la diferencia entre la iglesia universal y la iglesia local?

  Pregunta: "¿Cuál es la diferencia entre la iglesia universal y la iglesia local?" Respuesta:

Para comprender la diferencia entre la iglesia local y la iglesia universal, primeramente uno debe tener una definición básica de cada una. La iglesia local es un grupo de creyentes en Jesucristo que se reúnen en un lugar en particular sobre bases regulares. La iglesia universal está compuesta por todos los creyentes en Jesucristo en todo el mundo. El término iglesia, proviene de al menos 2 palabras. Una de las palabras tiene que ver con una reunión o “asamblea” (1 Tesalonicenses 2:14; 2 Tesalonicenses 1:1). Esta palabra es una que concierne al trabajo de Dios de preservar y santificar a los creyentes como “los apartados.” Esta es la palabra utilizada cuando la encontramos en la Biblia. La segunda palabra es una que habla de posesión y literalmente significa “perteneciente al Señor.” Esta es la palabra que es transliterada a la actual palabra de “iglesia”. Esta palabra griega sólo es usada dos veces en el Nuevo Testamento y nunca es utilizada directamente para nombrar a la iglesia (1 Corintios 11:20; Apocalipsis 1:10).

La iglesia local normalmente es definida como una asamblea local de todos los que profesan la fe y fidelidad a Jesucristo. Con mayor frecuencia, la palabra griega, ekklesia, es usada en referencia a la asamblea local (1 Tesalonicenses 1:1; 1 Corintios 4:17; 2 Corintios 11:8). No necesariamente hay sólo una iglesia local específica en un área. En las grandes ciudades hay muchas iglesias locales.

La iglesia universal es el nombre dado a la iglesia en todo el mundo. En este caso, la idea de iglesia no se refiere a la asamblea en sí, sino más bien a aquellos que la constituyen. La iglesia es la iglesia, aún cuando no se lleve a cabo una reunión oficial. En Hechos capítulo 8, verso 3, uno puede ver que la iglesia es la iglesia, aún cuando ellos estaban en casa. Cuando se examina el texto de Hechos 9:31, se observa que la versión Reina Valera, la aplicación de la palabra iglesias, realmente debería ser la iglesia en singular, que describe la iglesia universal y no sólo las iglesias locales. Algunos pueden tratar de describir a la iglesia universal como la iglesia invisible. Tengan cuidado de no hacer esto. La iglesia universal nunca es descrita en las Escrituras como invisible y seguramente no fue creada para ser invisible. Estos son algunos otros versos que hablan sobre la iglesia universal: (1 Corintios 12:28; 15:9; Mateo 16:18; Efesios 1:22-23; Colosenses 1:18).

¿Por qué hay tantas diferentes interpretaciones cristianas?

  Pregunta: "¿Por qué hay tantas diferentes interpretaciones cristianas?" Respuesta:

La Escritura dice que sólo hay “un Señor, una fe, un bautismo” (Efesios 4:5). Este pasaje enfatiza la unidad que debe existir en el Cuerpo de Cristo, puesto que en nosotros mora “un Espíritu” (verso 4). En los versos 2-3, Pablo hace un llamado a la humildad, mansedumbre, paciencia y amor; todo lo cual es necesario para preservar la unidad. De acuerdo a 1 Corintios 2:10-13, el Espíritu Santo conoce la mente de Dios (verso 11), la cual Él revela (verso 10) y enseña (verso 13) a aquellos en quienes Él mora. A esta actividad del Espíritu Santo se le llama iluminación.

En un mundo perfecto, cada creyente debería estudiar concienzudamente la Biblia (2 Timoteo 2:15) en devota dependencia a la iluminación del Espíritu Santo. Pero este no es un mundo perfecto. No todos los que poseen el Espíritu Santo pueden realmente escuchar al Espíritu Santo. Hay cristianos que lo contristan (Efesios 4:30). Pregunta a cualquier educador – aún el mejor maestro en el salón de clases, tiene su porción de estudiantes rebeldes que se resisten a aprender, sin importar lo que haga el maestro. Así que, una de la razones por las que la gente tiene diferentes interpretaciones de la Biblia, es simplemente porque algunos no escuchan al Maestro. Estas son algunas otras razones por las que hay una amplia divergencia en las creencias entre aquellos que enseñan la Biblia:

1. Incredulidad. El hecho es que muchos que aseguran ser cristianos, nunca han nacido de nuevo. Ellos usan la etiqueta de “cristiano”, pero no ha ocurrido un cambio verdadero en su corazón. Muchos de los que pretenden enseñar la Biblia, ni siquiera creen que la Biblia sea verdad. Ellos afirman hablar por Dios, sin embargo viven en un estado de incredulidad. La mayoría de las interpretaciones falsas de la Escritura, proceden de tales fuentes.

Es imposible para un incrédulo interpretar la Escritura correctamente. “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios….y no las puede entender…” (1 Corintios 2:14). Un hombre no salvo (alguien que no tiene el Espíritu Santo) no puede entender la verdad de la Biblia. Él no tiene iluminación. Es más, aún el hecho de ser un pastor o teólogo, no garantiza que sea salvo.

Un ejemplo del caos creado por la incredulidad, lo encontramos en Juan 12:28-29. Jesús ora al Padre diciendo, “Padre, glorifica Tu nombre.” El Padre responde con una voz audible desde el cielo, la cual escuchan todos los que están cerca. Nótese, sin embargo, la diferencia de interpretaciones: “Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado.” Todos escucharon la misma cosa – una declaración inteligible desde el cielo — sin embargo, cada uno escuchó lo que quería oír.

2. Falta de instrucción. El apóstol Pedro advierte contra aquellos que “tuercen (malinterpretan)” las Escrituras. Él atribuye sus falsas enseñanzas, en parte, al hecho de que ellos son “indoctos” (2 Pedro 3:16). A Timoteo le es dicho, “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero… que usa bien la palabra de verdad.” (2 Timoteo 2:15). No existen atajos para la interpretación correcta de la Biblia; forzosamente tenemos que estudiarla.

3. Hermenéutica deficiente. Muchos errores han sido promulgados por el simple fracaso en aplicar una buena hermenéutica (la ciencia de interpretar las Escrituras). El sacar un verso de su contexto inmediato puede ocasionar un gran daño a la intención del verso. El ignorar el amplio contexto del capítulo y libro, o el fallar en entender el contexto histórico/cultural, también conduce a problemas.

4. Ignorancia de toda la Palabra de Dios. Apolos era un predicador poderoso y elocuente, pero él sólo conocía del bautismo de Juan. Él no sabía de Jesús y Su provisión para la salvación, así que su mensaje era incompleto. Por lo que Aquila y Priscila “le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios.” (Hechos 18:24-28). Después de eso, Apolos predicó a Jesucristo. Algunos grupos e individuos en la actualidad, tienen un mensaje incompleto, porque ellos se concentran en ciertos pasajes, excluyendo a otros. Fallan en comparar la Escritura con la Escritura.

5. Egoísmo y soberbia. Es triste decirlo, pero muchas interpretaciones de la Biblia, están basadas en las inclinaciones personales y preferencias doctrinales. Algunas personas ven la oportunidad para un ascenso personal, al promover una “nueva perspectiva” sobre la Escritura. Considere la descripción de los falsos maestros en la epístola de Judas.

6. Falta de madurez. Cuando los cristianos no son los maduros que deberían ser, su manejo de la Palabra de Dios es afectado. “Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía.” (1 Corintios 3:2-3). Un cristiano inmaduro, no está listo para la “carne” de la Palabra de Dios. Nótese que la prueba de la carnalidad de los corintios, es la división en su iglesia (verso 4).

7. Indebido énfasis en la tradición. Algunas iglesias aseguran creer en la Biblia, pero su interpretación siempre es filtrada a través de la tradición establecida en su iglesia. Donde la tradición y la enseñanza de la Biblia están en conflicto, la tradición tiene la prioridad. Esto efectivamente niega la autoridad de la Palabra y garantiza la supremacía del liderazgo de la iglesia.

En sus bases doctrinales, la Biblia es abundantemente clara. No hay ninguna ambigüedad acerca de la deidad de Cristo, la realidad del cielo y el infierno, y la salvación por gracia a través de la fe. Sin embargo, en algunos puntos menos importantes, la enseñanza de la Escritura es menos clara, y obviamente esto conduce a diferentes interpretaciones. Por ejemplo, no tenemos un mandamiento bíblico directo sobre la frecuencia de la comunión o la estructura del gobierno de la iglesia, o sobre el estilo de música que debe usarse. Honestamente, los cristianos sinceros pueden tener diferentes interpretaciones de los pasajes concernientes a estos puntos periféricos.

Lo importante es ser dogmáticos donde la Escritura lo es, y evitar ser dogmáticos, donde la Escritura no lo es. Las iglesias deberían esforzarse por seguir el modelo dejado por la iglesia primitiva en Jerusalén: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” (Hechos 2:42). En la iglesia primitiva había unidad, porque ellos perseveraban en la doctrina de los apóstoles. Habrá nuevamente unidad en la iglesia, cuando regresemos a la doctrina de los apóstoles y renunciemos a las otras doctrinas, novedades, y estratagemas que se han infiltrado.

¿Qué significa la frase ‘marido de una sola mujer’ en 1 Timoteo 3:2? ¿Puede un hombre divorciado servir como pastor, anciano o diácono?

  Pregunta: "¿Qué significa la frase ‘marido de una sola mujer’ en 1 Timoteo 3:2? ¿Puede un hombre divorciado servir como pastor, anciano o diácono?" Respuesta:

Hay tres posibles interpretaciones sobre “marido de una sola mujer” en 1 Timoteo 3:2. (1) Simplemente puede estar diciendo que un polígamo no está calificado para ser un anciano/diácono/pastor. Esta es la interpretación más literal de la frase, pero de alguna manera parece improbable, considerando que la poligamia era rara en el tiempo en que Pablo lo escribió. (2) La frase también podría ser traducida como “hombre de una sola mujer”. Esto indicaría que el obispo debe ser absolutamente fiel a la mujer con quien esté casado. Esta interpretación se enfoca más en la pureza moral que en la situación marital. (3) La frase también puede ser entendida para declarar que a fin de ser un anciano/diácono/pastor, un hombre sólo puede haber estado casado una vez, a excepción del caso de un viudo vuelto a casar.

Actualmente las interpretaciones (2) y (3) son las más prevalecientes. Yo me inclino hacia la interpretación (2), primeramente porque la Escritura parece permitir el divorcio en circunstancias excepcionales (Mateo 19:9; 1 Corintios 7:12-16). También sería importante diferenciar entre un hombre que se ha divorciado y vuelto a casar antes de que él se hubiera convertido al cristianismo, del hombre que se divorció y se volvió a casar después de ser un cristiano. De otra manera, no creo que un hombre calificado deba ser excluido del liderazgo de la iglesia por actos realizados antes de su conocimiento de Jesucristo como su Salvador. Aunque no creo que 1 Timoteo 3:2 necesariamente excluya del servir como anciano/diácono/pastor a un hombre divorciado o vuelto a casar, hay otros aspectos que se deben considerar.

El primer requerimiento para un anciano/diácono/pastor, es el ser “irreprensible” (1 Timoteo 3:2). Si el divorcio y/o el nuevo casamiento resultan en un pobre testimonio para los varones en la iglesia o comunidad, debe ser el requerimiento de “irreprensible” lo que lo excluya, más que el de “marido de una sola mujer”. Un anciano/diácono/pastor debe ser un hombre a quien la iglesia y la comunidad puedan ver como un ejemplo de semejanza a Cristo y de un liderazgo piadoso. Si la situación de su divorcio y/o nuevo matrimonio le desvía de este propósito, tal vez él no debería servir en la posición de anciano/diácono/pastor. Sin embargo, es importante recordar, que sólo porque un hombre no esté calificado para servir como anciano/diácono/pastor, no significa que no sea un miembro valioso para el Cuerpo de Cristo. Cada cristiano posee dones espirituales (1 Corintios 12:4-7) y es llamado a participar en la edificación de otros creyentes con dichos dones (1 Corintios 12:7). Un hombre que no está calificado para la posición de anciano/diácono/pastor, aún puede enseñar, predicar, servir, orar, alabar y jugar un papel importante en el liderazgo de la iglesia.

¿Cuál es el modo correcto del bautismo?

  Pregunta: "¿Cuál es el modo correcto del bautismo?" Respuesta:

La respuesta simple a esta pregunta se encuentra en el significado de la palabra “bautizar.” Ésta viene de la palabra griega que significa “sumergir en agua.” Por lo tanto, el bautismo por aspersión o vertido de agua es un oxímoron, algo que se contradice en sí mismo. El bautismo por aspersión significaría “sumergir a una persona en agua mediante la aspersión de agua sobre ella.” El bautismo, por su inherente definición, debe ser un acto de inmersión en agua.

El bautismo ilustra la identificación del creyente con la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en Su muerte? Porque somos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” (Romanos 6:3,4). La acción de ser sumergido en agua, representa el ser sepultado con Cristo. La acción de emerger del agua ilustra el ser resucitado con Él. Como resultado, el bautismo por inmersión es el único método de bautismo que ilustra el ser sepultado con Cristo y ser resucitado con ÉL. El bautismo por aspersión, o el vertido de agua, se puso en práctica como resultado de la práctica anti-bíblica de bautizar a los infantes. Para más información sobre el bautismo de infantes, ver “¿Qué dice la Biblia acerca del bautismo de infantes?”

El bautismo por inmersión, mientras que es el modo más bíblico de identificarse con Cristo, no es (como algunos creen) un pre-requisito para la salvación. Es más bien un acto de obediencia al mandato de “arrepiéntanse y bautícense” (Hechos 2:38). Aquellos que creen en la regeneración bautismal fracasan en entender que es el “arrepentimiento” la parte necesaria para la salvación, no el acto por el cual declaramos ese arrepentimiento ante el mundo.

¿Requiere Dios que los cristianos guarden el sábado?

  Pregunta: "¿Requiere Dios que los cristianos guarden el sábado?" Respuesta:

En Colosenses 2:16-17, el apóstol Pablo declara, “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.” De manera similar, Romanos 14:5 dice, “Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente.” Estas Escrituras dejan muy claro que, para el cristiano, el guardar el sábado es un asunto de libertad espiritual, no un mandamiento de Dios. El guardar el sábado es un punto sobre el cual la Palabra de Dios nos instruye a no juzgarnos unos a otros. La observancia del sábado es un asunto sobre el que cada cristiano necesita estar plenamente convencido en su propia mente.

En los primeros capítulos del Libro de Hechos, los primeros cristianos eran predominantemente judíos. Cuando los gentiles comenzaron a recibir el don de la salvación a través de Jesucristo, los judíos cristianos se encontraron ante un dilema. ¿En qué aspectos de la ley Mosaico y tradiciones judías deberían ser guiados a obedecer los cristianos gentiles? Los apóstoles se reunieron y discutieron el asunto en el concilio de Jerusalén (Hechos capítulo 15). La decisión fue, “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.” (Hechos 15:19-20). La observancia del sábado no fue uno de los mandatos que los apóstoles juzgaron necesario de imponer a los creyentes gentiles. Es inconcebible que los apóstoles hubieran descuidado incluir la observancia del sábado, si aún fuera un mandamiento de Dios para los cristianos.

Un error común en el debate sobre la observancia del sábado, es el concepto de que el sábado (Sabbath) era un día dedicado a la adoración. Grupos tales como los Adventistas del Séptimo Día, sostienen que Dios requiere que el servicio de la iglesia sea celebrado en sábado, el día del Sabbath. Eso no es lo que ordenaba el mandamiento sobre el Sabbath. El mandamiento sobre el Sabbath era que no se debía trabajar en ese día (Éxodo 20:8-11). En ninguna parte de la Escritura, se ordena que el sábado sea un día para la adoración. Sí, los judíos en el Antiguo y Nuevo Testamentos, y aún en los tiempos modernos, ocupan el sábado como un día de adoración, pero esa no es la esencia del mandamiento sobre el Sabbath. En el Libro de Hechos, siempre que se menciona que una reunión era en el Sabbath, se trata de una reunión de judíos, no de cristianos.

¿Cuándo se reunían los primeros cristianos? Hechos 2:46-47 nos da la respuesta, “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.” Si había un día en que los cristianos se reunían regularmente, este era el primer día de la semana (nuestro domingo), no en día sábado (Hechos 20:7; 1 Corintios 16:2). En honor a la resurrección de Cristo en día domingo, los primeros cristianos observaban el domingo, no como el “Sabbath cristiano,” sino como un día de especial adoración y glorificación a Jesucristo.

¿Hay algo malo con adorar en sábado? ¡Absolutamente no! Debemos adorar a Dios cada día, no sólo en sábado o domingo. En la actualidad, muchas iglesias tienen servicios tanto en sábado como en domingo. Hay libertad en Cristo (Romanos 8:21; 2 Corintios 3:17; Gálatas 5:1). ¿Debería un cristiano practicar la observancia del Sabbath; esto es, no trabajar en sábado? Si un cristiano se siente guiado a hacerlo, absolutamente, sí, (Romanos 14:5). Sin embargo, aquellos que eligen practicar la observancia del Sabbath, no deben juzgar a quienes no lo guardan (Colosenses 2:16). Así mismo, aquellos que no guardan el Sabbath, deben evitar ser una piedra de tropiezo (1 Corintios 8:9) para aquellos que lo guardan. Gálatas 5:13-15 lo resume en una sola declaración, “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis unos a otros.”

¿Está Dios restaurando en la actualidad el oficio de apóstoles y profetas en la iglesia?

Pregunta: "¿Está Dios restaurando en la actualidad el oficio de apóstoles y profetas en la iglesia?" Respuesta:

El movimiento para restaurar el oficio de apóstoles y profetas basa su afirmación de que los apóstoles y los profetas deben ser parte de la iglesia en Efesios 4:11-12, "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo."

Durante el primer siglo de la iglesia existía el oficio de apóstol, y el don espiritual del apostolado. El oficio o cargo de apóstol fue ejercido por los doce discípulos de Jesús además de Matías, quien ocupó el puesto de Judas, y Pablo. Los apóstoles fueron escogidos especialmente por Cristo (Marcos 3:16-19). La selección del sustituto de Judas se encuentra en Hechos 1:20-26. Note en este pasaje que al cargo de Judas se le llama "oficio." También debe tenerse en cuenta que Pablo fue escogido por Cristo (Primera de Corintios 15:8-9; Gálatas 1:1; 2:6-9). A estos hombres les fue dada la tarea de colocar las bases de la iglesia universal (Efesios 2:20). En el primer siglo fueron creadas las bases de la iglesia universal. Es por esto que el oficio de apóstol ya no es ejercido. Una vez que el fundamento ha sido creado ya no necesitamos fundadores.

También existía el don espiritual del apostolado (éste no debe confundirse con el oficio—son distintos). Entre los que tenían el don espiritual se encontraban: Santiago (Primera de Corintios 15:7; Gálatas 1:19), Barnabás (Hechos 14:4, 14; Primera de Corintios 9:6), Andrónico y Junías (Romanos 16:7), posiblemente Silas y Timoteo (Primera de Tesaloniceses 1:1; 2:7), y Apolos (Primera de Corintios 4:6,9). Este último grupo tenía el don del apostolado, pero no el "oficio" apostólico conferido a los doce apóstoles y a Pablo. Aquellos que tuvieron el don del apostolado, entonces, fueron aquellos que llevaron el mensaje del evangelio con la autorización de Dios. La palabra apóstol significa "enviado como delegado autorizado." Esto era cierto con los que ejercían el oficio de apóstol (como Pablo) y con los que tenían el don espiritual (como Apolos). Aunque hoy existen hombres como éstos, hombres que son enviados por Dios para difundir el evangelio, es mejor no referirse a ellos como apóstoles, debido a la confusión que esto ocasiona. Muchos no están conscientes de los dos usos diferentes del término apóstol.

El don de profecía fue también un don temporal, otorgado por Cristo para establecer las bases de la iglesia universal (Efesios 2:20). El profeta proclamaba un mensaje de parte del Señor para los creyentes del primer siglo. Estos creyentes no tenían la ventaja que tenemos hoy de tener una Biblia completa. El último libro del Nuevo Testamento (el Apocalipsis) no fue completado sino hasta finales del primer siglo. De manera que el Señor proporcionó hombres con dones, llamados profetas, que proclamaron mensajes de parte de Dios hasta que se completó el canon de las Escrituras.

Debe tenerse en cuenta que la enseñanza actual sobre la restauración de profetas y apóstoles dista de ser lo que las Escrituras describen acerca de los hombres que tuvieron el don de la profecía y el oficio de apóstol. Aquellos que enseñan tal restauración, enseñan que nunca se debe criticar o siquiera cuestionar a los apóstoles y profetas, porque hablar en su contra es hablar en contra de Dios. Aunque el apóstol Pablo elogió a la población de Berea por corroborar lo que él dijo con la Palabra de Dios para asegurarse de que decía la verdad (Hechos 17:10-11). El apóstol Pablo también le dijo a los gálatas que si cualquiera, incluyéndose a sí mismo, enseñaba otro evangelio, esa persona sería "anatema" (Gálatas 1:8-9). En todo, Pablo dirigía a las personas a la Biblia como suprema autoridad. Los hombres que afirman hoy ser apóstoles y profetas se constituyen a sí mismos como autoridad suprema, algo que nunca hicieron Pablo y los doce discípulos.

También debe tomarse en cuenta que la Escritura se refiere a los apóstoles y profetas en tiempo pretérito. Segunda de Pedro 3:2 y Judas 3-4 afirman que las personas no deben desviarse del mensaje que dieron los apóstoles (pretérito). Hebreos 2:3-4 también habla en pretérito acerca de los que ejecutaron (en el pasado) "señales, prodigios, y diversos milagros" a través de los dones del Espíritu Santo.

¿Se requiere primero el bautismo para que una persona pueda recibir la comunión?

Pregunta: "¿Se requiere primero el bautismo para que una persona pueda recibir la comunión?" Respuesta:

Las Escrituras no indican que una persona debe estar bautizada para poder participar de la Cena del Señor. Sin embargo, el mismo requisito, tanto para el bautismo como para participar de la Cena del Señor, es la salvación por fe en la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo.

La Cena del Señor fue instituida por Jesús cuando participó de la cena de la Pascua con Sus discípulos, la noche antes de Su crucifixión (Mateo 26:20-28). En Mateo 28:19, después de la muerte y resurrección de nuestro Señor, Él les dio la Gran Comisión a Sus discípulos de ir por todo el mundo y enseñar Su evangelio. Jesús acompañó la comisión con el mandamiento de bautizar a los nuevos creyentes. El bautismo en agua en el nombre de la Trinidad ha sido practicado por la iglesia desde sus comienzos. El único requisito, como se indicó arriba, es que la persona haya recibido al Señor Jesucristo como su Salvador. El bautismo es una imagen de la experiencia de la salvación, y es un acto de obediencia a nuestro Señor. Es considerado por muchos eruditos de la Biblia como el primer paso del discipulado cristiano.

La Cena del Señor es un medio mediante el cual los creyentes en Cristo tienen comunión con su Señor y conmemoran Su muerte. El bautismo es una importante señal de identificación de los creyentes en Cristo. Alguien que nunca ha sido bautizado puede ser un creyente, pero todavía no se ha identificado públicamente como uno, ni ha tomado el primer paso de obediencia a Cristo. Quizás esta es la razón por la que algunas iglesias requieren el bautismo antes de poder participar de la Cena del Señor. Sin embargo, de nuevo, en ninguna parte de las Escrituras se da esta instrucción.

¿Cuál es el significado de la adoración cristiana?

Pregunta: "¿Cuál es el significado de la adoración cristiana?" Respuesta:

El significado de la palabra griega en el Nuevo Testamento traducida más a menudo como "adoración" (proskuneo) es "postrarse delante" o "arrodillarse delante." La adoración es una actitud del espíritu. Debido a que es una acción interna e individual, los cristianos adoran constantemente, los siete días de la semana. Cuando los cristianos se reúnen formalmente en el culto, el énfasis aún debe estar en adorar individualmente al Señor. Aún como parte de una congregación, cada participante debe estar consciente de que está adorando a Dios en un plano individual.

La naturaleza de la adoración cristiana es de adentro hacia afuera, y tiene dos cualidades igualmente importantes. Debemos adorar "en espíritu y en verdad" (Juan 4:23-24). Adorar en espíritu no tiene nada que ver con nuestra postura física. Tiene que ver con lo más hondo de nuestro ser y requiere varias cosas. Primero, debemos nacer de nuevo. Sin el Espíritu Santo habitando dentro de nosotros no podemos responder a Dios en adoración, porque no lo conocemos. ""Nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios" (Primera de Corintios 2:11). El Espíritu Santo dentro de nosotros es quien vigoriza la adoración, porque en esencia está glorificándose a Sí mismo, y toda verdadera adoración glorifica a Dios.

En segundo lugar, adorar en el espíritu requiere de una mente centrada en Dios y renovada por la verdad. Pablo nos exhorta a "presentar vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento" (Romanos 12:1, 2). Sólo cuando nuestras mentes dejan de estar centradas en las cosas materiales para centrarse en Dios, podemos adorar en el espíritu. Distracciones de todo tipo pueden inundar nuestras mentes cuando tratamos de alabar y glorificar a Dios, dificultando nuestra verdadera adoración.

En tercer lugar, sólo podemos adorar en el espíritu sí tenemos un corazón puro, abierto y arrepentido. Cuando el corazón del Rey David estaba lleno de culpa por su pecado con Betsabé (Segunda de Samuel 11), se dio cuenta de que no podía adorar. Sentía que Dios estaba lejos de él, y "gemía todo el día," sintiendo que la mano de Dios se agravaba sobre él (Salmo 32:3, 4). Pero cuando confesó su pecado, la comunión con Dios fue restaurada y le brotaban la adoración y la alabanza. Comprendió que "los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; el corazón contrito y humillado" (Salmo 51:17). La alabanza y la adoración a Dios no pueden provenir de corazones llenos de pecado sin confesar.

La segunda cualidad de la adoración verdadera es que es hecha "en verdad." Toda adoración es una respuesta a la verdad, ¿y qué mejor medidor de la verdad que la Palabra de Dios? Jesús le dijo a Su Padre: "Tu palabra es verdad" (Juan 17:17). El salmo 119 dice: "Tu ley es verdad" (v. 142) y "Tu palabra es verdad" (v. 160). Para adorar verdaderamente a Dios, debemos comprender quién es y lo que ha hecho, y el único sitio donde se ha revelado enteramente es en la Biblia. La adoración es una expresión de alabanza desde lo más hondo de nuestros corazones a un Dios que es comprendido a través de Su Palabra. Si no tenemos la verdad de la Biblia, no conocemos a Dios y no podemos adorar verdaderamente.

Debido a que las acciones externas son secundarias en la adoración cristiana, no existe ninguna regla con respecto a si debemos sentarnos, pararnos, postrarnos, estar en silencio, o cantar alabanzas estentóreamente cuando adoramos corporativamente. Estas cosas deben decidirse basándose en la naturaleza de la congregación. Lo más importante es que adoremos a Dios en espíritu (en nuestros corazones) y en verdad (en nuestras mentes).

¿Qué prioridad debe tener la adoración en la iglesia?

Pregunta: "¿Qué prioridad debe tener la adoración en la iglesia?" Respuesta:

Si alguien nos salvara la vida, la respuesta sería gratitud. Cuando se nos da un regalo que nunca podríamos pagar, hacemos saber nuestro aprecio. La adoración es la expresión de nuestra gratitud y aprecio a Dios. Jesús nos salvó. El amor de Dios es incondicional. Nuestra adoración reconoce Su autoridad como creador de nuestro universo, así como salvador de nuestras almas. La adoración, por lo tanto, es una de las mayores prioridades para el creyente, así como para la iglesia corporativa.

El cristianismo es único entre las religiones, ya que que está basado en una relación personal con Dios. Éxodo 34:14 dice: "No te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es." El corazón de nuestra fe es nuestra relación personal con nuestro creador.

La adoración es un acto que celebra esa relación personal. A través de la adoración nos comunicamos con nuestro Dios. A través de la adoración reconocemos Su señorío y divinidad. Ya sea que se exprese a través de música, gritos, oración u otros medios, la adoración es, en su corazón, una expresión de intimidad con Dios. Debemos vivir obedeciendo los mandamientos de Dios, pero lo que Él desea no es una obediencia fría, mecánica. Deuteronomio 6:5 dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.”

La iglesia es la reunión de todos los que claman a Dios aprovechando la gracia que nos dio mediante la muerte de Jesús en la cruz. Se nos encomendó hacer discípulos y vivir conforme a los mandamientos de Dios. Primera de Juan 3:24 dice: "El que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él." Cada miembro de la iglesia está llamado a adorar a Dios. Cada uno de nosotros debe pasar tiempo en oración, hablando con Dios, de corazón. Debemos leer Sus palabras en las Escrituras y meditar en ellas en nuestros corazones. Los momentos privados de adoración son esenciales para nuestra madurez espiritual. Como un grupo de creyentes, debemos involucrarnos consecuentemente en la adoración a través de cantos, de la oración, de adquirir mejor conocimiento de la Palabra, y del ejercicio de nuestros dones espirituales para el beneficio de la iglesia. La adoración tiene una mayor prioridad para la iglesia.

¿Qué es plantar iglesias?

Pregunta: "¿Qué es plantar iglesias?" Respuesta:

Plantar una iglesia es establecer un grupo organizado de creyentes en una nueva localidad. El proceso de plantar una iglesia involucra evangelismo, el discipulado de nuevos creyentes, el entrenamiento de líderes de la iglesia, y la organización de la iglesia según el modelo del Nuevo Testamento. Generalmente, el proceso también incluye redactar los estatutos de la iglesia y/o una declaración doctrinal, encontrar un lugar de reuniones o comprar una propiedad y erigir un edificio nuevo.

Plantar una iglesia es un enfoque específico dentro del trabajo más extenso de las "misiones". Los sembradores de iglesias son misioneros que concentran sus esfuerzos en predicar y enseñar la Palabra de Dios. Otros misioneros que se especializan en ciertas habilidades pueden no ser considerados oficialmente como "sembradores de iglesias," pero proporcionan un valioso servicio a los que lo son. Tales misioneros de apoyo incluyen a locutores de radio, aviadores, imprentas, traductores de la Biblia, y personal médico.

El objetivo final de la mayoría de los sembradores de iglesias es glorificar al Señor en una comunidad al fundar un grupo de creyentes autónomo, capaz de auto-propagarse. Una vez que este objetivo es alcanzado y la iglesia puede valerse por sí misma, el sembrador de iglesias generalmente se mudará a una comunidad diferente y comenzará de nuevo el proceso.

El enfoque de plantar iglesias es bíblico. Cuando el apóstol Pablo viajaba por un área, siempre trataba de pasar suficiente tiempo en cada ciudad para establecer un grupo local de creyentes y entrenar al liderazgo (Hechos 14:21-23). Más tarde, trataba de volver a visitar esas iglesias para asegurarlos y alentarlos en la fe (Hechos 15:41; Primera de Tesalonicenses 3:2). Las iglesias que establecía a su vez enviaban misioneros, y de esta manera continuaba el trabajo de plantar iglesias (Primera de Tesalonicenses 1:8).

¿Debe una iglesia dar el diez por ciento de las ofrendas que recibe?

Pregunta: "¿Debe una iglesia dar el diez por ciento de las ofrendas que recibe?" Respuesta:

A las personas bajo la ley del Antiguo Testamento les era requerido dar un diezmo (literalmente, un "décimo") de todos sus ingresos. Se creía que un diezmo era la respuesta apropiada a las bendiciones de Dios. Muchas personas cuestionan hoy si el diezmo aplica todavía para los creyentes, ya que no estamos "bajo la ley." Aunque en el Nuevo Testamento las iglesias no recibían porcentajes, se enseñaba el principio de dar proporcionalmente (Primera de Corintios 16:2; Segunda de Corintios 8), y muchos creyentes consideran un privilegio utilizar el diezmo como un patrón para sus ofrendas. El Nuevo Testamento también registra que los creyentes en la iglesia hacían colectas para dar a otros ministerios.

Aunque no existe un versículo específico que indique que una iglesia debe dar el diezmo a otros ministerios, parece que las iglesias deben ser generosas en apoyar a otros ministerios a medida que el Señor los prospera. Algunas iglesias disponen una cierta cantidad en su presupuesto para "ministerios externos" como una manera de ayudarlas a mantener un enfoque balanceado en las necesidades mayores del mundo a su alrededor. No es inusual que una iglesia dé un diezmo (el 10 por ciento) u otro porcentaje, a misiones extranjeras, por ejemplo. Esto no debe ser un requisito legalista. Más bien, debe ser una celebración gozosa de la provisión del Señor.

¿Deberíamos utilizar instrumentos musicales en la iglesia?

Pregunta: "¿Deberíamos utilizar instrumentos musicales en la iglesia?" Respuesta:

Sin lugar a dudas, en el Antiguo Testamento se utilizaban instrumentos musicales en la adoración (Primera de Crónicas 15:16; 16:42; 23:5; Segunda de Crónicas 7:6; 23:13; 29:26-27; 30:21; 34:12; Nehemías 12:36; Salmo 4:1; 6:1; 54:1; 55:1; 61:1; 67:1; 76:1; Isaías 38:20; Amós 6:5; Habacuc 3:19). El hecho de que el Nuevo Testamento no condena en ninguna parte los instrumentos musicales indica que la práctica se continuó en la iglesia del Nuevo Testamento. La iglesia primitiva estaba constituida casi enteramente por judíos. Es muy probable que hayan continuado utilizando instrumentos musicales en la iglesia, así como lo hicieron en sus cultos anteriores.

Entonces, aún sin una referencia explícita en el Nuevo Testamento, es claro que la iglesia puede utilizar instrumentos musicales en la adoración. Sin embargo, existe una posible referencia en el Nuevo Testamento a los instrumentos musicales. Efesios 5:19 declara: "Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y con cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones." La palabra"alabando" es una traducción de la palabra griega psallontes, cuya raíz significaba "frotar o tocar" o "torcer o vibrar." Era comúnmente utilizada en griego para referirse a tocar un instrumento musical de cuerdas. Cualquiera sea el caso, la Biblia ni prohíbe ni ordena el uso de instrumentos musicales en la iglesia. Por lo tanto, la iglesia tiene la libertad de utilizarlos o no, según se sienta guiada por Dios.

¿Qué dice la Biblia acerca de la confirmación cristiana?

Pregunta: "¿Qué dice la Biblia acerca de la confirmación cristiana?" Respuesta:

La confirmación es un sacramento o rito realizado en algunas denominaciones para señalar la madurez espiritual de la persona. En algunas tradiciones, generalmente en la católica y la anglicana, el sacramento de la confirmación es el ritual por el que un joven se convierte en miembro oficial de la Iglesia. Esto a veces incluye la concesión de un "nombre de confirmación," generalmente el nombre de un santo, que a menudo es utilizado como un segundo nombre. Los que practican la confirmación creen que señala la iniciación del bautizado como un verdadero miembro de la iglesia, y de una aceptación madura y personal de la fe. Los católicos y los anglicanos reconocen la confirmación como uno de los siete sacramentos.

La Biblia, sin embargo, no dice nada en relación a este ritual. De hecho, la idea de que una persona pueda "confirmarle" a otra que está en la fe, es negada en la Escritura. Cada individuo debe determinar el estado de su propia alma basándose en varios criterios. Primero, nuestra salvación es confirmada por el Espíritu Santo, el cual vive en nuestros corazones. "El Espíritu Santo mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios" (Romanos 8:16). Cuando aceptamos a Cristo como Señor y Salvador, el Espíritu Santo toma residencia en nuestros corazones y nos da la certeza que está presente y de que le pertenecemos, y también nos enseña y nos explica cosas espirituales (Primera de Corintios 2:13-14), con lo cual confirma que somos nuevas creaciones en Cristo (Segunda de Corintios 5:17).

Nosotros también somos confirmados en la fe por la evidencia de nuestra salvación. Primera de Juan 1:5-10 nos dice que la evidencia de nuestra salvación es manifestada en nuestras vidas: andamos en la Luz, no mentimos, confesamos nuestro pecado. Santiago 2 deja claro que la evidencia de la fe son las obras que hacemos. No somos salvos por nuestra obras, pero nuestras obras son la evidencia de la fe salvadora en nosotros. Jesús dijo: "Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:20). El fruto espiritual producido en nosotros por el Espíritu Santo (Gálatas 5:22) es la confirmación de que Él vive dentro de nosotros.

Se nos manda: "Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados? (Segunda de Corintios 13:5). Además, Pedro nos dice "procurad hacer firme vuestra vocación y elección" para que nos "sea otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo" (Segunda de Pedro 1:10-11).

La "confirmación" final de nuestra salvación está, por supuesto, en el futuro. Aquellos que son verdaderos cristianos perseverarán hasta el fin, "esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, el cual también os confirmará hasta el fin" (Primera de Corintios 1:7-8 VRV). Fuimos sellados por el Espíritu Santo de la promesa: "habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria" (Efesios 1:13-14). Este, entonces, es el verdadero significado de la confirmación—la salvación fue comprada por la sangre de Cristo en quien tenemos fe, es evidenciada por nuestro andar con Él, y nos es confirmada por el Espíritu Santo en nuestro interior.

¿Cómo deben manejarse los conflictos en la iglesia?

Pregunta: "¿Cómo deben manejarse los conflictos en la iglesia?" Respuesta:

En una iglesia existen muchas áreas donde pueden surgir conflictos. Sin embargo, la mayoría de ellos tiende a surgir en una de estas tres categorías: Conflictos debido a pecado flagrante entre los creyentes, conflictos con el liderazgo, y conflictos entre creyentes. Es cierto que muchos asuntos pueden traspasar límites e involucrar dos o más de estas categorías.

Los creyentes que pecan abiertamente representan un conflicto para la iglesia, como se observa en Primera de Corintios 5. La iglesia que no trata con el pecado entre los miembros le abrirá la puerta a más problemas. La iglesia no está llamada a juzgar a los incrédulos, pero se espera que la iglesia confronte y restaurare a los creyentes que no se arrepienten de pecados como los que se enumeran en Primera de Corintios 5:11: “. . . ninguno que llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón." Tales individuos no deben ser aceptados por la iglesia hasta que estén dispuestos a arrepentirse. Mateo 18:15-17 proporciona un procedimiento conciso para enfrentar y restaurar a un creyente. El enfrentamiento debe hacerse con cuidado, sumisamente, y con el objetivo de restaurar (Gálatas 6:1). Las iglesias que disciplinan con cariño a los pecadores reducirán grandemente los conflictos en la iglesia.

A veces, puede que a los creyentes no les agraden las acciones ni las políticas de los líderes de iglesia. Un incidente en la historia primitiva de la iglesia ilustra esto (Hechos 6:1-7). Un grupo de personas en la iglesia de Jerusalén se quejó con los apóstoles de que a algunas personas no se les atendía debidamente. La situación fue remediada, y la iglesia creció (Hechos 6:7). La iglesia primitiva utilizó un conflicto como una oportunidad de mejorar el ministerio. Sin embargo, cuando las iglesias no tienen un proceso claro para tratar los asuntos, las personas tienden a crearse sus propias plataformas. Individuos pueden comenzar a recoger las opiniones de otros en la iglesia, involucrarse en chismes, o hasta crear un bloque de "personas preocupadas." El liderazgo puede ayudar a evitar estos problemas siendo pastores generosos y amorosos. Los líderes deben ser sirvientes y ejemplos, en vez de señores (Primera de Pedro 5:1-3). Los miembros frustrados de la iglesia deben respetar a los líderes (Hebreos 13:7, 17), ser lentos para acusarles (Primera de Timoteo 5:19), y decirles a ellos la verdad con cariño, no a otros (Efesios 4:15). En esas ocasiones, cuando parece que un líder no responde a una preocupación, un individuo debe seguir la pauta establecida en Mateo 18:15-17 para asegurar que no haya confusión en cuanto a las posiciones de cada uno.

La Biblia advierte que personas en la iglesia pueden tener conflictos entre sí. Algunos conflictos provienen del orgullo y del egoísmo (Santiago 4:1-10). Algunos conflictos surgen a causa de ofensas que no han sido perdonadas (Mateo 18:15-35). Dios nos ha dicho que debemos procurar la paz (Romanos 2:18; Colosenses 3:12-15). Cada creyente tiene la responsabilidad de procurar resolver los conflictos. Algunos pasos básicos para la resolución incluyen lo siguiente:

1. Desarrolle la actitud apropiada del corazón—sea manso (Gálatas 6:1); humilde (Santiago 4:10); perdonador (Efesios 4:31,32); y paciente (Santiago 1:19,20).

2. Evalúe su parte en el conflicto—Mateo 7:1-5 (es necesario quitar primero la viga de su propio ojo antes de ayudar a otros).

3. Vaya directo al individuo (no a otros) para expresar su preocupación—Mateo 18:15. Esto debe hacerse con amor (Efesios 4:15) y no simplemente para exponer una queja o dar rienda a una emoción. Acusar a una persona tiende a estimular los mecanismos de defensa. Por tanto, aborde el problema en vez de atacar a la persona. Esto le da a la persona una mejor oportunidad de clarificar la situación o de pedir perdón por la ofensa.

4. Si el primer intento para obtener una solución no logra los resultados deseados, diríjase a otra persona que pueda ayudar como mediador (Mateo 18:16). Recuerde que su objetivo no es ganar una discusión; es llegar a una reconciliación con su hermano creyente. Por lo tanto, escoja a alguien que pueda ayudarle a resolver el conflicto.

Los conflictos se manejan mejor cuando las personas se enfocan en amar a otros, con una actitud humilde y de oración, con la intención de restaurar las relaciones. La mayoría de los conflictos dentro de la iglesia deberían ser manejables si se siguen los principios bíblicos citados anteriormente. Sin embargo, a veces hay ocasiones en que la consejería externa puede ayudar. Recomendamos utilizar recursos tales como los del Ministerio PeaceMaker (www.hispeace.org).

¿Cuáles son las responsabilidades de los diáconos en la iglesia?

Pregunta: "¿Cuáles son las responsabilidades de los diáconos en la iglesia?" Respuesta:

En el Nuevo Testamento, la palabra generalmente traducida como "siervo" es la palabra griega diakoneo, que significa literalmente "por el polvo." Se refiere a un asistente, un camarero, o uno que ministra a otro. De esta palabra se deriva la palabra en español diácono. En el libro de los Hechos vemos utilizada por primera vez la palabra diácono refiriéndose a los ayudantes en la iglesia. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: 'No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas'" (Hechos 6:2). Los hombres que nutrían a la congregación predicando y enseñando se dieron cuenta de que no era justo que dejaran esas actividades para servir mesas, así que encontraron a otros hombres que estaban dispuestos a servir, y los hicieron atender las necesidades físicas de la iglesia mientras ellos atendían las necesidades espirituales. Fue una mejor utilización de los recursos y un mejor uso de los dones de todos. También hizo que más personas se involucraran en servir y ayudarse mutuamente.

En la actualidad, en la iglesia bíblica, estos papeles son esencialmente los mismos. Los ancianos y los pastores deben "predicar la palabra…redargüir, reprender, y exhortar, con toda paciencia y doctrina" (Segunda de Timoteo 4:2), y los diáconos deben cuidar de todo lo demás. Las responsabilidades de un diácono pueden incluir hacerse cargo de tareas administrativas u organizativas, guiar y acomodar en los asientos, mantener el edificio, u ofrecerse como tesorero de la iglesia. Depende de las necesidades de la iglesia y los dones de los hombres disponibles.

Las responsabilidades de un diácono no están claramente enumeradas ni descritas en las Escrituras; se asume que es todo aquello que no incluye los deberes de un anciano o pastor. Pero los requisitos para ser diácono están claramente descritos en las Escrituras. Deben ser irreprensibles, maridos de una sola mujer, que gobiernen bien sus hijos y sus casas, respetables, honestos, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas (Primera de Timoteo 3:8-12). Según la Palabra, el oficio de diácono es un honor y una bendición. "Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús" (Primera de Timoteo 3:13).

¿Cuáles son las responsabilidades de un anciano en la iglesia?

Pregunta: "¿Cuáles son las responsabilidades de un anciano en la iglesia?" Respuesta:

La Biblia enumera por lo menos cinco deberes y obligaciones de un anciano:

1) Los ancianos ayudan a resolver disputas en la iglesia. "Cuando Pablo y Barnabás estuvieron en Antioquía de Siria, algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: 'Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.' Como Pablo y Barnabás tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que Pablo y Barnabás subiesen a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y los ancianos para tratar esta cuestión" (Hechos 15:1-2, VRV). La cuestión fue discutida en contienda no pequeña, luego fue llevada a los apóstoles y ancianos para tomar una decisión. Este pasaje enseña que los ancianos son personas que toman decisiones.

2) Oran por los enfermos. "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor" (Santiago 5:14). Un anciano que reúne los requisitos bíblicos tiene una vida santa, y "la oración eficaz del justo puede mucho" (Santiago 5:16). Una de las necesidades en la oración es orar para que se haga la voluntad del Señor, y se espera que los ancianos hagan esto.

3) Deben cuidar a la iglesia en humildad. "Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada. Apacentad a la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria" (Primera de Pedro 5:1-4). Los ancianos son líderes de la iglesia designados por Dios; la congregación se les confía a ellos. No deben dirigir por ganancia económica, sino por su deseo de servir y de guiar a la congregación.

4) Deben proteger la vida espiritual de la congregación. "Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no es provechoso" (Hebreos 13:17). Este versículo no dice específicamente "ancianos," pero el contexto se refiere a los líderes de la iglesia. Ellos deben responder por la vida espiritual de la iglesia.

5) Deben pasar tiempo en oración y enseñando la Palabra. "Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: 'No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra'" (Hechos 6:2-4). Esto es para los apóstoles, pero podemos deducir de Primera de Pedro 5:1 que Pedro era al mismo tiempo un apóstol y un anciano. Este versículo también nos muestra la diferencia entre los deberes de un anciano y de un diácono.

Dicho simplemente, los ancianos deben ser pacificadores, guerreros de oración, maestros, líderes ejemplo, y personas que toman decisiones. Ellos son los líderes predicadores y maestros de la iglesia. Es una posición a la que se debe aspirar, pero que no debe ser tomada a la ligera—lea la esta advertencia: "Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación.(Santiago 3:1).

¿Deben usar velo las mujeres cristianas?

Pregunta: "¿Deben usar velo las mujeres cristianas?" Respuesta:

Primera de Corintios 11:3-16 trata el tema de las mujeres y los velos. El contexto del pasaje es la sumisión a la orden dada por Dios y al "escalafón de mando." El "velo" en la cabeza de una mujer es utilizado como una ilustración del orden, jefatura, y autoridad de Dios. El versículo clave de este pasaje es Primera de Corintios 11:3, "Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo." El resto del pasaje trata las implicaciones de esta verdad. El orden de autoridad es: Dios el Padre, Dios el Hijo, el hombre o el marido, y la mujer o la esposa. El velo o rebozo en la cabeza de una esposa creyente corintia mostraba que estaba bajo la autoridad de su marido, y por lo tanto en sumisión a Dios.

El versículo 10 es interesante: "Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles." ¿Por qué es importante para los ángeles que una mujer se cubra la cabeza? Sabemos que la relación de Dios con la humanidad es algo que los ángeles miran y aprenden de ella (Primera de Pedro 1:12). Por lo tanto, la sumisión de una mujer a la autoridad delegada de Dios es un ejemplo para los ángeles. Los santos ángeles, quienes son perfectamente sumisos a Dios, esperan que nosotros, como seguidores de Cristo, seamos iguales.

La cubierta mencionada en el versículo 13 podría ser una tela, pero también puede referirse a la longitud del cabello de una mujer, en base a los dos versículos siguientes: "La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello? Por el contrario, a la mujer dejarse crecer el cabello le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello" (Primera de Corintios 11:14-15). En el contexto de este pasaje, una mujer que lleva el pelo largo se hace distinguir como mujer, y no hombre. El apóstol Pablo está diciendo que, en la cultura corintia, cuando el cabello de una esposa era más largo que el de su marido, demostraba su sumisión a su jefatura. Los papeles de varón y hembra están diseñados por Dios para representar una profunda lección espiritual, esto es, sumisión a la voluntad y al orden de Dios.

Pero ¿por qué era el cabello un problema en Corinto? La respuesta yace en la cultura de entonces. La ciudad de Corinto tenía un templo dedicado a Afrodita, la diosa del amor, y el lugar era notorio por la práctica de la prostitución ritual. Las mujeres que servían en el templo tenían las cabezas rapadas. En la cultura corintia, entonces, una cabeza rasurada señalaba a una mujer como prostituta del templo. Pablo le dice a la iglesia que una mujer que se haya cortado o rapado el cabello debe cubrirse (Primera de Corintios 11:6), una mujer que se hubiese cortado el cabello había perdido su "gloria," y no estaba bajo la protección de un marido. Un cabello corto sin velo enviaba el mensaje: "Rehúso someterme al orden de Dios." Por lo tanto, Pablo le está enseñando a los corintios que la longitud del cabello o el llevar "velo," en una mujer, era una indicación exterior de sumisión a Dios y a Su autoridad establecida. Esta era una manera en que la iglesia corintia se separaría de la corrupta cultura pagana que los rodeaba (Segunda de Corintios 6:17).

Este pasaje no enseña que la mujer es inferior al hombre, o que debe someterse a todos los hombres. Enseña simplemente el orden de Dios y la jefatura espiritual en la relación del matrimonio. En la cultura corintia, una mujer que se cubría la cabeza durante la adoración o cuando estaba en público, demostraba su sumisión a la autoridad.

En la cultura actual ya no vemos a una mujer que usa velo como un signo de sumisión. En la mayoría de las sociedades modernas las bufandas y los sombreros son accesorios de moda, nada más. En la actualidad, una mujer todavía tiene la opción de usar velo si lo ve como un signo de su sumisión a la autoridad de su marido. Sin embargo, es una elección personal, y no una señal de espiritualidad. El verdadero asunto es la actitud de obediencia y sumisión del corazón a la autoridad "como al Señor" (Efesios 5:22). Dios está mucho más interesado en la actitud del corazón que en un velo.

¿Puede un hombre casado con una mujer divorciada servir en el liderazgo de la iglesia?

Pregunta: "¿Puede un hombre casado con una mujer divorciada servir en el liderazgo de la iglesia?" Respuesta:

Como preparación, lea por favor nuestro artículo sobre "Marido de una sola mujer" en Primera de Timoteo 3:2, 12 y Tito 1:6. Aunque el requisito "marido de una sola mujer" puede, en algunos casos, descalificar a un hombre divorciado y vuelto a casar para servir en el liderazgo de la iglesia; una pregunta aún más difícil concierne a un hombre casado que nunca se ha divorciado, pero está casado con una mujer que tuvo un divorcio previamente. No existe ninguna Escritura que trate explícitamente de este asunto, pero existen principios bíblicos que pueden ser aplicados.

Primera de Timoteo 3:11 es un versículo interesante en relación a este asunto. No está claro si este versículo se refiere a las esposas de los diáconos o a las mujeres diáconos (diaconesas). La interpretación "esposas de diáconos" parece ser más probable, ya que sería raro que Pablo diera requisitos para los diáconos en los versículos 8-10 y 12-13, con requisitos para diaconesas en el medio. Con esto en mente, es importante notar que no existe ningún requisito "esposa de un solo marido" para las esposas de los diáconos. Tampoco existe un requisito de ser "irreprochable" o "sin doblez." En cambio, los requisitos son "ser honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo" (Primera de Timoteo 3:11).

Existen muchos asuntos en relación con esta pregunta. ¿Fue la esposa una víctima inocente de un marido adúltero o abusivo? ¿Era la esposa una creyente cuando ocurrió el divorcio? ¿Todavía ocasiona problemas o conflictos el ex-marido de la mujer? Cada una de estas preguntas debe ser considerada. Aunque, en última instancia, el asunto yace en el requisito "irreprochable, sin doblez" requerido para los ancianos y diáconos. ¿Da lugar a un mal testimonio entre la comunidad el hecho de que la esposa sea divorciada? ¿Puede el potencial líder ser visto genuinamente como un hombre temeroso de Dios, digno de respeto y capaz de ser imitado como ejemplo?

No parece que esta pregunta pueda ser contestada universalmente. Simplemente, existen demasiados factores involucrados. Una iglesia que enfrente este asunto debe examinar la situación en oración e intentar discernir, tanto como sea posible, si el potencial líder puede ser considerado "sin doblez." Si no puede discernirse ningún daño potencial al testimonio de la iglesia, entonces un hombre casado con una mujer divorciada puede ser considerado para el liderazgo de la iglesia.

¿Cuál es la diferencia entre ordenanzas y sacramentos?

Pregunta: "¿Cuál es la diferencia entre ordenanzas y sacramentos?" Respuesta:

El catolicismo romano, la ortodoxia oriental, y algunas denominaciones protestantes utilizan el término "sacramento" para referirse a "una señal/rito que resulta en el otorgamiento de la gracia de Dios al individuo." Típicamente, existen siete sacramentos en estas denominaciones. Ellos son: el bautismo, la confirmación, la sagrada comunión, la confesión, el matrimonio, las santas órdenes, y la administración de los santos óleos. Según la iglesia católica, "Existen siete sacramentos. Fueron instituidos por Cristo y dados a la Iglesia para administrarlos. Son necesarios para la salvación. Los sacramentos son los vehículos de la gracia que transmiten." La Biblia, por el contrario, nos dice que esa gracia no es dada mediante símbolos externos, y que ningún ritual es "necesario para la salvación." La gracia es gratis. "Pero cuando se manifestó la bondad de de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniéramos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna" (Tito 3:4-7).

Una ordenanza es simplemente una "práctica o ceremonia prescrita." Protestantes y evangélicos ven las ordenanzas como reconstrucciones simbólicas del mensaje del evangelio, que Cristo vivió, murió, resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, y algún día regresará. En vez de requisitos para la salvación, las ordenanzas son ayudas visuales para hacernos comprender mejor, y apreciar lo que Jesucristo logró por nosotros en Su obra redentora. Las ordenanzas están determinadas por tres factores: Fueron instituidas por Cristo, fueron enseñadas por los apóstoles, y fueron practicadas por la iglesia primitiva. Ya que el bautismo y la comunión son los únicos ritos que cumplen con esos criterios, sólo pueden haber dos ordenanzas. Ninguna de las ordenanzas es requerida para la salvación, y ninguna es un "vehículo de la gracia."

Generalmente se entiende que las ordenanzas son esas cosas que Jesús nos dijo que hiciéramos por otros cristianos. Con respecto al bautismo, Mateo 28:18-20 dice: "Y Jesús se acercó y les habló diciendo: 'Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aquí Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.'" En cuanto a la comunión, Llamada también la Cena del Señor, Lucas 22:19 dice: "Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: 'Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mi.'" La mayoría de las iglesias observan estas dos prácticas, pero puede que no necesariamente se refieran a ellas como a ordenanzas.

¿Debemos obedecer a nuestros pastores?

Pregunta: "¿Debemos obedecer a nuestros pastores?" Respuesta:

El versículo que trata más directamente con esta pregunta es Hebreos 13:17, "Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque eso no os es provechoso."

A los pastores les duele profundamente ver como las personas ignoran el consejo de Dios que ellos dan. Cuando las personas ignoran la Palabra de Dios, lo hacen, no sólo en detrimento propio, sino también para detrimento de los que están a su alrededor. Los jóvenes tienen la tendencia a desatender el consejo de sus mayores, cometiendo el error de confiar en su propia sabiduría y en el consejo de su propio corazón. Un buen pastor comparte los preceptos de la Palabra de Dios porque desea de servir a Dios y darle a la congregación el alimento espiritual que ocasionará que experimenten la vida abundante que Jesús prometió (Juan 10:10).

Lo opuesto de un buen pastor es el "pastor falso" que no se toma a pecho el bienestar de la congregación, sino que está más interesado en mantener el control o ejercitar su señorío sobre otros, o aquel que no estudia la Palabra de Dios, y por lo tanto, enseña mandamientos de hombres en vez de los de Dios. Los fariseos del tiempo de Jesús eran culpables de ser "guías ciegos" (Mateo 15:14). Y existen repetidas advertencias acerca de falsos maestros en los Hechos, las Epístolas, y en el Apocalipsis. Debido a la existencia de estos líderes egoístas, puede que haya momentos en que desobedezcamos al hombre a fin de obedecer a Dios (Hechos 4:18-20). Sin embargo, las acusaciones en contra de un líder de la iglesia no deben ser hechas a la ligera, y deben ser corroboradas por más de un testigo (Primera de Timoteo 5:19).

Los buenos pastores valen su peso en oro. Generalmente trabajan demasiado y están mal remunerados. Soportan una gran responsabilidad, como Hebreos 13:17 dice que—un día habrán de dar cuenta de su ministerio delante de Dios. Primera de Pedro 5:1-4 señala que no deben ser dictatoriales, sino que deben guiar con su ejemplo y sana doctrina (Primera de Timoteo 4:16) con humildad de corazón. Como Pablo, deben ser como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Los buenos pastores están dispuestos a darse a sí mismos por su congregación y gobiernan con gentileza (Primera de Tesalonicenses 2:7-12; Juan 10:11). Se caracterizan por su sincera devoción a la Palabra y a la oración (Hechos 6:4) para poder gobernar en el poder y la sabiduría de Dios y darle a la iglesia carne espiritual para producir cristianos sanos y vibrantes. Si esta es una descripción de su pastor, o está cerca de serlo (ningún hombre en la tierra es perfecto), él es digno de "doble honor" y obediencia, ya que declara las claras enseñanzas de Dios (Primera de Timoteo 5:17).

Entonces, la respuesta a la pregunta es, sí, debemos obedecer a nuestros pastores. También debemos orar por ellos siempre, pidiéndole a Dios que les otorgue sabiduría, humildad, amor por el rebaño, y protección, como ellos protegen a los que están a su cuidado.

¿Existen profetas en la iglesia de hoy?

Pregunta: "¿Existen profetas en la iglesia de hoy?" Respuesta:

El don de profecía parece haber sido un don temporal dado por Cristo para establecer la iglesia. Los profetas fueron fundamentales para la iglesia (Efesios 2:20). El profeta proclamaba un mensaje de parte del Señor para los creyentes del primer siglo. A veces el mensaje de un profeta era revelador (una nueva revelación y verdad de Dios), y a veces el mensaje de un profeta era profético (ver Hechos 11:28 y 21:10). Los cristianos primitivos no tenían la Biblia completa, y algunos de ellos no tuvieron acceso a ninguno de los libros del Nuevo Testamento. Los profetas del Nuevo Testamento "suplieron la carencia" proclamando el mensaje de Dios a las personas que no tenían acceso a éste de otro modo. El último libro del Nuevo Testamento (el Apocalipsis) no fue completado sino hasta finales del primer siglo. Así que, el Señor envió a profetas a su pueblo para proclamar la Palabra de Dios.

¿Existen en la actualidad verdaderos profetas? Si el propósito de un profeta era revelar la verdad de Dios, ¿por qué necesitaríamos profetas hoy, si ya tenemos la completa revelación de Dios en la Biblia? Si los profetas fueron el "fundamento" de la iglesia primitiva, ¿todavía estamos construyendo el "fundamento" hoy en día? ¿Puede Dios darle a alguien un mensaje para otra persona? ¡Desde luego! ¿Le revela Dios la verdad a alguien de una manera sobrenatural y le permite dar ese mensaje a otros? ¡Desde luego! Pero ¿es este el don bíblico de la profecía? No.

Cuando una persona afirma estar hablando de parte de Dios (la esencia de la profecía), la clave es comparar lo que él o ella dicen con lo que dice la Biblia. Si Dios hablara en la actualidad a través de una persona, el mensaje concordaría completamente con lo que Dios ya ha dicho en la Biblia. Dios no se contradice. Primera de Juan 4:1 nos dice: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo" Primera de Tesalonicenses 5:20-21 declara: "No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo. Retened lo bueno." Entonces, ya sea una "palabra del Señor" o una supuesta profecía, nuestra respuesta debe ser la misma. Compare lo dicho con lo que dice la Palabra de Dios. Si contradice la Biblia, deséchela. Si concuerda con la Biblia, pida sabiduría y discernimiento para saber cómo aplicar el mensaje (Segunda de Timoteo 3:16-17; Santiago 1:5).

¿Cómo es Jesús nuestro reposo?

Pregunta: "¿Cómo es Jesús nuestro reposo?" Respuesta:

La clave para entender cómo Jesús es nuestro reposo yace en la palabra hebrea sabat, que significa "descansar, o parar, o dejar de trabajar." El origen del día de reposo se remonta a la creación. Después de crear los cielos y la tierra en seis días, Dios "reposó el día séptimo día de toda la obra que hizo."(Génesis 2:2). Esto no significa que Dios estaba cansado y necesitaba descansar. Sabemos que Dios es omnipotente, literalmente "todopoderoso." Nunca se cansa, y Su más arduo esfuerzo no disminuye en lo más mínimo Su poder. Entonces, ¿qué significa que Dios reposó en el séptimo día? Simplemente, que dejó de hacer lo que estaba haciendo. Cesó de hacer Su obra. Esto es importante para entender el establecimiento del día de reposo y el papel de Cristo como nuestro reposo.

Dios utilizó el ejemplo de Su reposo en el séptimo día de creación para establecer el principio del día de reposo para Su pueblo. En Éxodo 20:8-11 y Deuteronomio 15:12-15, Dios le dio a los israelitas el cuarto de Sus Diez Mandamientos. Era "acordarse" del día de reposo y "santificarlo." Un día de cada siete, los israelitas debían descansar de sus trabajos, y darle el mismo día de descanso a sus sirvientes y animales. Esto era un total cese de labores. Cada semana, cualquier trabajo que estuvieran haciendo debía detenerse por un día. (Lea, por favor, nuestros otros artículos acerca del Día de reposo, Sábado versus Domingo y Observando el Día de Reposo para explorar un poco más este asunto.) El día de reposo fue establecido para que las personas pudieran descansar de sus labores y empezar de nuevo, después de un descanso de un día.

Los diferentes elementos del día de reposo o Sabat simbolizaban la venida del Mesías, quien proporcionaría un descanso permanente para Su pueblo. Bajo la Ley del Antiguo Testamento, los judíos "trabajaban" constantemente para hacerse aceptables a Dios. Trataron de obedecer la miríada de cosas recomendadas y de abstenencias en la ley ceremonial, la ley del templo, las leyes civiles, etc. Por supuesto, ellos no podían cumplir todas esas leyes, así que Dios proporcionó una serie de ofrendas y sacrificios por el pecado para que pudieran acercarse a Él para obtener perdón y restaurar la comunión con Él, pero sólo temporalmente. Tan pronto como resumían sus labores físicas, después de un día de descanso, así también tenían que continuar la ofrenda de sacrificios. Hebreos 10:1 nos dice que la Ley "nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan." Sin embargo, estos sacrificios señalaban hacia el futuro. Fueron ofrecidos en anticipación del sacrificio supremo de Cristo en la cruz, quien, "habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios" (Hebreos 10:12). Después de realizar el sacrificio supremo, Jesús se sentó y "descansó" —esto es, cesó Su labor de expiación porque no había nada más por hacer, nunca más. La labor de redención estaba terminada (Juan 19:30). Por lo que Jesús hizo, nosotros ya no tenemos que "trabajar" manteniendo la ley para ser justificados ante los ojos de Dios. Jesús vino para que nosotros pudiéramos descansar en Dios y en la salvación que Él ha proporcionado.

Otro elemento importante del día de reposo es que Dios lo bendijo, lo santificó, y lo hizo sagrado. Aquí, de nuevo, vemos el símbolo de Cristo como nuestro día de reposo—el Hijo santo y perfecto de Dios que santifica y consagra a todos los que en Él creen. Así como Dios santificó al día de reposo, santificó a Cristo y lo envió al mundo (Juan 10:36). En Él encontramos total descanso de las labores de nuestro esfuerzo propio, porque sólo Él es santo y justo. "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él" (Segunda de Corintios 5:21). Ahora tenemos descanso espiritual en Él, no sólo un día a la semana, sino siempre.

Jesús también es nuestro día de reposo porque es "Señor del día de reposo" (Mateo 12:8). Como Dios encarnado, Él decide el verdadero significado del día de reposo porque Él lo creó, y Él es nuestro día de reposo encarnado. Cuando los fariseos criticaron a Jesús por sanar en el día de reposo, Él les recordó que ellos no vacilarían en sacar a una oveja de un hoyo en el día de reposo. Porque Él había venido a buscar y a salvar a Sus "ovejas," podía quebrantar las reglas del día de reposo. Las personas son más importantes que las ovejas, y la salvación que Jesús proporciona es más importante que las reglas. Al decir: "El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo" (Marcos 2:27), Jesús restableció el principio de que el día de reposo fue instituido para hacer descansar al hombre de sus obras. Los fariseos habían tergiversado el día de reposo en un día de pesadas regulaciones. Jesús vino para libertarnos de la Ley por Su gracia (Juan 1:17; Romanos 6:14). Él es Señor del día de reposo, que nos da descanso de intentar alcanzar nuestra propia salvación. En Él descansamos de nuestras obras y confiamos en Su obra por nosotros.

Hebreos 4 es el pasaje definitivo con respecto a Jesús como nuestro reposo. Se nos manda a "entrar en" el reposo proporcionado por Cristo. La alternativa es endurecer nuestros corazones a Él, como los israelitas hicieron en el desierto. A causa de su incredulidad, Dios le negó la entrada a los israelitas a la Tierra Prometida, diciendo: "No entrarán en Mi reposo" (Hebreos 3:11). El autor de hebreos nos ruega que no cometamos el mismo error rechazando el reposo de Dios en Jesucristo. "Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas." Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia" (Hebreos 4:9-11).

No existe ningún otro reposo además de Jesús. Sólo él satisface los requisitos de la Ley, y sólo Él proporciona el sacrificio que expía el pecado. Él es la provisión de Dios para nosotros, permitiéndonos descansar de nuestras propias obras. No nos atrevemos a rechazar este único Camino de salvación (Juan 14:6). Vemos la reacción de Dios para con los que escogen rechazar Su plan en Números 15. Allí, un hombre fue encontrado recogiendo leña en el día de reposo, a pesar del claro mandamiento de Dios de no trabajar. Esta transgresión fue un pecado a sabiendas, cometido audazmente a pleno día, en abierto desafío a la autoridad divina. "Y Jehová dijo a Moisés: 'Irremisiblemente muera aquel'" (v. 35). Así se hará con aquel que rechace la provisión del reposo de Dios en Cristo. "¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?" (Hebreos 2:3).

¿Yo tuve un bautismo no bíblico. ¿Debo bautizarme de nuevo?

Pregunta: "¿Yo tuve un bautismo no bíblico. ¿Debo bautizarme de nuevo?" Respuesta:

La Biblia es muy clara acerca del bautismo. Hay dos puntos que todos necesitamos entender. (1) El bautismo debe tener lugar después de que una persona ha recibido a Jesucristo como Salvador, confiando sólo en Él para la salvación. (2) El bautismo debe ser por inmersión. La palabra bautizar significa literalmente "zambullir/sumergir en agua." El bautismo por inmersión es el único método de bautismo que ilustra adecuadamente lo que el bautismo simboliza—creyentes muriendo, siendo sepultados con Cristo, y resucitados a una nueva vida (Romanos 6:3-4).

Teniendo presente esos dos puntos clave, ¿qué hay de los que tuvieron un bautismo no bíblico? Para mayor claridad, dividámoslos también en dos categorías. Primero, los que fueron bautizados antes convertirse en cristianos. Ejemplos comunes de esto incluyen aquellos que fueron bautizados siendo bebés, y aquellos que fueron bautizados más tarde, pero que cuando fueron bautizados no conocían verdaderamente a Jesús como su Salvador. En estos casos, sí, tal persona definitivamente necesita volverse a bautizar. De nuevo, la Biblia revela que el bautismo se hace después de la salvación. El simbolismo del bautismo se pierde si una persona no ha experimentado verdaderamente la salvación por fe en Jesucristo.

Segundo, aquellos que fueron bautizados después de tener fe en Cristo, pero con un método diferente a la inmersión. Este asunto es un poco más difícil. Se podría alegar que tal persona no fue verdaderamente bautizada. Si el método fue la aspersión o la afusión, no encaja con la definición básica de bautismo, "sumergir." Sin embargo, la Biblia no hace mención en ninguna parte a un caso de alguien "bautizado" pero no sumergido. El asunto, entonces, debe decidirse en un plano individual. Un creyente que ha sido bautizado de una manera no bíblica debe pedirle sabiduría al Señor (Santiago 1:5). Si la conciencia del creyente no está segura, sería mejor bautizarse de nuevo bíblicamente para tranquilizar la conciencia (Romanos 14:23).

¿Quién es la roca en Mateo 16:18?

Pregunta: "¿Quién es la roca en Mateo 16:18?" Respuesta:

Hay todo un debate sobre si "la roca" sobre la que Cristo edificaría Su iglesia es Pedro, o la confesión de Pedro de que Jesús es "el Cristo, el Hijo del Dios Viviente" (Mateo 16:16). Honestamente, no hay manera de estar absolutamente seguros de cuál visión es la correcta. La construcción gramatical permite las dos opciones.

La primera visión es que Jesús estaba declarando que Pedro sería la "roca" sobre la que edificaría Su iglesia. Jesús parece estar utilizando un juego de palabras. “Tú eres Pedro (petros) y sobre esta roca (petra) edificaré mi iglesia.” Debido a que el nombre Pedro significa "roca," y Jesús va a edificar Su iglesia sobre una roca – pareciera que Cristo está uniendo las dos palabras. Dios utilizó grandemente a Pedro en la fundación de la iglesia. Pedro fue el primero que proclamó el evangelio en el día de Pentecostés (Hebreos 2:14-47). Pedro también estuvo presente cuando los samaritanos recibieron el Espíritu Santo por primera vez (Hechos 8:14-17), y fue el primero en llevar el evangelio a los gentiles (Hechos 10:1-48). En un sentido, Pedro fue la "base" de piedra de la iglesia.

La otra interpretación popular de la roca es que Jesús no se estaba refiriendo a Pedro, sino a la declaración de fe de Pedro en el verso 16: 'Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Viviente.' Jesús nunca les había declarado explícitamente la totalidad de Su identidad a Pedro ni a los otros discípulos, y reconoció que Dios soberanamente le había abierto los ojos a Pedro y le había revelado quién era realmente Jesús. Su confesión de Jesús como el Hijo de Dios brotó de él, una declaración sincera de la fe personal de Pedro en Cristo. Esta fe personal en Cristo es el sello del cristiano verdadero. Todos los que han colocado su fe en Cristo, como lo hizo Pedro, son la iglesia. Pedro expresa esta verdad en Primera de Pedro 2:4: "Acercándonos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo."

Después de la confesión de Pedro, Jesús declaró que Dios le había revelado la verdad a Pedro. La palabra "Pedro," Petros, significa "pequeña piedra" (cf. Juan 1:42). Jesús luego utilizó una palabra relacionada, petra, que significa "peñazco base." La misma palabra es utilizada en Mateo 7:24, 25 cuando Jesús describe la roca sobre la que el hombre sabio edificó su casa. Pedro mismo utiliza la misma ilustración en su primera epístola: La iglesia está constituida por numerosas piedras pequeñas, "piedras vivas" (Primera de Pedro 2:5), que comparten la confesión de Pedro de que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Esas declaraciones de fe constituyen el fundamento de la iglesia.

Además, el Nuevo Testamento deja perfectamente claro que Cristo es el fundamento de la iglesia (Hechos 4:11, 12; Primera de Corintios 3:11). Es un error pensar que Jesús le dio este privilegio a Pedro. En un sentido, todos los apóstoles jugaron un papel fundamental en la edificación de la iglesia (Efesios 2:20), pero la posición de primacía está reservada sólo para Cristo. Cristo es llamado "la principal piedra angular" (Primera de Pedro 2:6, 7; Efesios 2:20; Lucas 20:17; Hechos 4:11). Si Cristo es la piedra angular, ¿cómo podría ser Pedro la piedra sobre la que es edificada la iglesia?

Por lo tanto, las palabras de Jesús en Mateo 16:18 se interpretan mejor como un simple juego de palabras. Parafraseando, "Pedro, te llamas "pequeña piedra," pero de tu boca ha salido una verdad como un peñasco que será la base de la iglesia."

La iglesia católica romana alega que Pedro es la roca a la que Jesús se refería, y luego utiliza esa interpretación como evidencia de que es la iglesia verdadera. Pero, como hemos visto, la interpretación de Pedro como la roca no es la única interpretación válida. Incluso si Pedro fuera la roca en Mateo16:18, eso no le daría ninguna autoridad a la iglesia católica romana. Las Escrituras no registran en ningún sitio a Pedro en Roma. Las Escrituras nunca describen a Pedro con autoridad sobre los otros apóstoles o como el principal líder de la iglesia primitiva. Pedro no fue el primer Papa. El origen de la Iglesia Católica no está basado en las enseñanzas de Pedro ni de ningún otro apóstol.

¿Debe utilizarse vino o jugo de uva para la comunión?

Pregunta: "¿Debe utilizarse vino o jugo de uva para la comunión?" Respuesta:

Es un debate válido entre los cristianos si es aceptable servir (y/o recibir) vino durante la comunión. A medida que examinamos el tema, no perdamos de vista el asunto más importante, lo que representa el líquido en la copa—la sangre derramada por nuestro Señor y Salvador, la cual estableció el Nuevo Pacto.

Primero, una visión general del tema del vino en las Escrituras. Está muy claro que el vino era consumido en los tiempos del Antiguo Testamento. Vemos su utilización (o mala utilización) por primera vez cuando Noé se embriagó y yació desnudo en su tienda (Génesis 9:21). Más tarde, vemos que el rey Melquisedec sirve vino a Abram (Génesis 14:17-18). En Éxodo 29:40 Dios manda usar el vino como parte del sistema de sacrificios. Cuando David fue nombrado rey, sus hombres festejaron durante tres días con comida y vino (Primera de Crónicas 12:38-40). De hecho, el Salmo 104:15 nos dice que Dios hizo producir el vino que "alegra el corazón del hombre." También tenemos la promesa que Jehová algún día preparará un banquete para Su pueblo, con manjares suculentos que incluye un "banquete de vinos refinados" (Isaías 25:6).

En el Nuevo Testamento, el primer milagro de Jesús fue convertir el agua en vino en las bodas de Caná (Juan 2:1-11). Y nuestro Señor no sólo bebió vino (Lucas 7:34) sino que además dijo que lo bebería en el cielo con nosotros (Mateo 26:29). Adicionalmente, el apóstol Pablo instruyó a Timoteo a utilizar vino en vez de "sólo agua" para mejorar su estómago (Primera de Timoteo 5:23).

(A pesar de las frecuentes referencias al vino en la Biblia, es claro que la embriaguez nunca es aceptable. Efesios 5:18 lo dice muy sucintamente: "No os embriagueis con vino, en lo cual hay disolución.")

Así, los defensores de beber vino en la comunión tienen una Escritura disponible para apoyar su posición, y los ejemplos antes mencionados (exceptuando a Noé) reflejan cómo el vino, cuando es usado apropiadamente y con moderación, puede en realidad ser algo bueno.

Aquellos que piensan que el vino no debe ser utilizado también esgrimen algunos argumentos convincentes, y ellos, también, disponen de referencias bíblicas para citar. Vea por ejemplo las advertencias en contra del vino en Proverbios 4:17; 20:1 y 23:29-32. Y en Levítico 10:9 Jehová le dice a Aarón que él y sus hijos no podían beber vino cuando entraran al Tabernáculo de Reunión, para que no murieran.

¿Vino o jugo de uva en la Cena del Señor? No existe ninguna regla bíblica estricta que diga si uno es preferible o más aceptable. De hecho, los pasajes que se refieren a la Ultima Cena ni siquiera mencionan "vino" o "jugo de uva," simplemente se refieren a "la copa". Sin embargo, existen algunos asuntos prácticos a considerar. Si la presencia del alcohol va a ser una distracción de alguna manera, entonces esa es una preocupación válida. Ciertamente, ninguna iglesia quiere ver a alguien dejar de comulgar simplemente porque tiene una convicción contra el consumo de alcohol. La instrucción de Cristo para la iglesia fue "haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí" (Primera de Corintios 11:25). Sería una lástima que la presencia del vino le ocasionara a alguien perder el enfoque y por ello desatender el mandamiento de Cristo.

En ninguna parte de la Palabra de Dios encontramos un requisito con respecto al nivel de fermentación del contenido de la copa. Sin embargo, si alguien tiene una opinión estricta en cualquier sentido acerca de lo que honra más a nuestro Salvador, está bien que esa persona mantenga esa convicción. Pero debemos tener cuidado de no olvidar lo que la copa representa, y no juzgar a un hermano o hermana en Cristo en materia de opinión personal.

¿Pueden las mujeres servir como diáconos en la iglesia?

Pregunta: "¿Pueden las mujeres servir como diáconos en la iglesia?" Respuesta:

La Escritura no es lo suficientemente clara acerca de si una mujer puede o no servir como diácono. La declaración de que los diáconos deben ser "hombres honestos" (Primera de Timoteo 3:8) y el requisito "marido de una sola mujer" (Primera de Timoteo 3:12) parecería descalificar a las mujeres para servir como diáconos. Sin embargo, algunos interpretan Primera de Timoteo 3:11 como si se refiriera a mujeres diáconos, porque la palabra griega traducida como "esposas" puede también ser traducida como "mujeres." Probablemente Pablo se refiere aquí no a las esposas de los diáconos, sino a las mujeres que sirven como diáconos. El uso de la palabra asimismo como introducción en el versículo 8, sugiere un tercer grupo de líderes, además de los ancianos y los diáconos. Además, Pablo no dio ningún requisito para las esposas de los ancianos, al enumerar los requisitos para el cargo de anciano. ¿Por qué entonces enumeraría los requisitos para las esposas de los diáconos? Si fuera importante que las esposas de los líderes se comportaran de una cierta manera, es lógico suponer que él estaría más preocupado—o al menos igualmente preocupado—por las esposas de los ancianos, ya que los ancianos tienen una posición más prominente en la iglesia. Pero él no le hace ninguna exigencia a las esposas de los ancianos.

Romanos 16:1 se refiere a Febe con la misma palabra que Pablo utiliza en Primera de Timoteo 3:12. Pero, no está claro si Pablo está diciendo que Febe es una diácono o sólo una sierva. En la iglesia primitiva, las siervas mujeres cuidaban de los creyentes enfermos, los pobres, los extranjeros, y los que estaban en prisión. Ellas enseñaban a las mujeres y a los niños (Tito 2:3-5). Puede que Febe no haya sido designada oficialmente como "diácono," pero Pablo la estimaba lo suficiente como para confiarle la tremenda responsabilidad de llevar su epístola a la iglesia en Roma (Romanos 16:1-2). Evidentemente, él no la veía como inferior o menos capaz, sino como un valioso miembro de confianza del cuerpo de Cristo.

La Escritura no apoya la idea de mujeres sirviendo como diáconos, pero tampoco las descalifica. Algunas iglesias han instituido el oficio de diaconesa, pero la mayoría lo diferencian de alguna manera del oficio de diáconos masculinos. Si una iglesia instituye el cargo de diaconesa, el liderazgo de la iglesia debe asegurarse que la diaconesa se someta a las restricciones que Pablo pone en el ministerio de las mujeres en otros pasajes (como Primera de Timoteo 2:11-12), así como todo el liderazgo debe someterse a la estructura de autoridad de la iglesia, y en última instancia, a nuestra autoridad suprema, Jesucristo.

¿Pueden las mujeres servir como ancianos en la iglesia?

Pregunta: "¿Pueden las mujeres servir como ancianos en la iglesia?" Respuesta:

Existen dos puntos de vista principales sobre la cuestión de si las mujeres pueden servir como ancianos en la iglesia. La visión igualitaria sostiene que las mujeres pueden servir como ancianos siempre que cumplan los requisitos descritos en Primera de Timoteo 3:1-7 y Titus1:5-9. La visión complementaria afirma lo contrario, y establece que a las mujeres no se les permite servir en la capacidad de anciano en la iglesia.

Examinemos Primera de Timoteo 3:1-7: "Palabra fiel: Si alguno anhela el obispado, buena obra desea. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro. Que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad, pues el que no sabe manejar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios? No un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo. También, es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito ni en lazo del diablo" (VRV).

La primera cosa a notar en este pasaje es el repetido uso del género masculino. Los pronombres él, y suyo, aparecen diez veces en la versión en inglés de Primera de Corintios 3:1-7. Tan sólo una somera lectura de este pasaje haría concluir a una persona promedio que el papel de un anciano/obispo debe ser desempeñado por un hombre. La frase "marido de una sola mujer" también indica que el oficio de anciano debe asumirse, o fue diseñado, para ser desempeñado por hombres. Los mismos puntos también se indican en el pasaje paralelo de Tito 1:5-9.

Los pasajes que describen los requisitos y deberes de los ancianos/obispos, no auspician que las mujeres sirvan como ancianos. De hecho, el uso continuo de pronombres y terminología masculina arguye poderosamente a favor de que el oficio de anciano/obispo está restringido sólo para los hombres. Al igual que con otros asuntos relacionados con este debate, la prohibición de que las mujeres sirvan como ancianos no tiene que ver con chauvinismo. Esto no quiere decir en lo absoluto que los hombres sean superiores a las mujeres. Sino que Dios restringe el oficio de anciano para los hombres sólo porque es la manera como Él ha estructurado que funcione la iglesia. Hombres devotos deben servir en el liderazgo, con las mujeres sirviendo en los cruciales papeles de apoyo.

¿Deben las mujeres guardar silencio en la iglesia?

Pregunta: "¿Deben las mujeres guardar silencio en la iglesia?" Respuesta:

Primera de Corintios 14:33-35 dice: "...Vuestras mujeres callen en las congregaciones. Pues no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice. Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación." A primera vista, esto parece ser un mandamiento general de que a las mujeres no les está permitido hablar en lo absoluto en la iglesia. Sin embargo, Primera de Corintios 11:5 hace mención de mujeres orando y profetizando en la iglesia, y no lo condena. Por lo tanto, Primera de Corintios 14:33-35 no puede ser una orden absoluta de que las mujeres siempre deben guardar silencio en la iglesia.

El contexto de este pasaje, y gran parte de Primera de Corintios, trata del orden y estructura de la iglesia. La iglesia corintia era notable por el caos y la falta de orden que reinaba en esa congregación (v. 33). Es interesante que no se menciona a ancianos ni pastores, y ni siquiera los profetas ponían orden (ver los versículos 29, 32, 37). Todos participaban con cualquier expresión que querían "cuando" querían. Esto incluía lenguas y profecías hechas por mujeres que tomaban el mando en los servicios, en lugar de estar sujetas, como lo instruye la Palabra de Dios (Primera de Timoteo 2:11-15). Aparentemente, ciertas mujeres en la iglesia corintia carecían de orden, e interrumpían haciendo preguntas públicamente durante los caóticos servicios. No es casual que muchas iglesias modernas que practican el don de lenguas y afirman tener dones de sanación y de milagros, también permiten que las mujeres dirijan el culto, prediquen, y enseñen. Las mujeres pueden ser talentosas maestras, pero por mandamiento de Dios no les es permitido "hablar" de esa manera en Sus iglesias. De hecho, el que lo hagan es "vergonzoso," lo cual significa "indecoroso" (v. 35).

El contexto de Primera de Corintios 14:33-35 tiene que ver con la interpretación y la compresión del don de lenguas y de profecía (Primera de Corintios 14:26-32). Por lo tanto, Primera de Corintios 14:34 no ordena que las mujeres guarden siempre absoluto silencio en la iglesia. Sólo dice que las mujeres no deben participar cuando se estén interpretando y examinando lenguas y/o profecías (Primera de Tesalonicenses 5:19-22; Primera de Juan 4:1). Esto concuerda con Primera de Timoteo 2:11-12, el cual dice que las mujeres no deben enseñar a los hombres ni tener autoridad sobre los hombres. Si las mujeres participaran en decidir si una profecía es verdaderamente de Dios, estarían desobedeciendo lo que dice la Biblia en Primera de Timoteo 2:11-12. Por lo tanto, Pablo les dice a las mujeres que guarden silencio cuando se interpreten lenguas y profecías para que no desobedezcan la Palabra de Dios.

¿Cuáles son los elementos para un verdadero servicio bíblico de adoración?

Pregunta: "¿Cuáles son los elementos para un verdadero servicio bíblico de adoración?"

Respuesta:
Los humanos adoran instintivamente. El salmista expresó mejor esto cuando escribió: "Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía" (Salmo 42:1). Ya en el tiempo de Cicerón durante el primer siglo a.C., se observó que la religión, sin importar su forma, era un rasgo universal del hombre. Dado que los hombres van a adorar a algo o a alguien, debemos preguntarnos qué es la adoración, a quién, y cómo debemos adorar. ¿Qué constituye un servicio bíblico de adoración? y más importante aún, ¿seremos nosotros "verdaderos adoradores" (Juan 4:23) ¿o adoradores falsos? La adoración involucra un profundo sentido de sobrecogimiento religioso que se expresa en actos de devoción y servicio. La palabra para adoración en inglés, literalmente significa "condición digna," denota un ser u objeto considerado "digno" de devoción.

Jesús nos dice que los verdaderos adoradores, adoran en espíritu y en verdad (Juan 4:24). El apóstol Pablo explicó que nosotros adoramos por el Espíritu de Dios (Filipenses 3:3), queriendo decir que la verdadera adoración sólo proviene de aquellos que han sido salvados por fe en el Señor Jesucristo y que tienen al Espíritu Santo viviendo en sus corazones. Adorar en espíritu también requiere de la apropiada actitud del corazón, no una simple observancia de ritos y rituales. Adorar en verdad significa adorar de acuerdo a lo que Dios ha revelado acerca de Sí en las Escrituras. Para que nuestra adoración sea verdaderamente bíblica, no debe ir más allá de lo que está autorizado en en la Biblia (Levítico 10:1; Primera de Corintios 4:6), ciñéndose a la doctrina de Cristo (Segunda de Juan 9; ver también Deuteronomio 4:12; 12:32; Apocalipsis 22:18-19). Libros escritos por hombres—un Libro de Confesiones, las Reglas del Orden, etc. —no se necesitan para adorar verdaderamente a Dios.

El ejemplo de la iglesia del primer siglo nos puede ayudar a determinar lo que constituye un verdadero servicio bíblico de adoración. Se celebraba la cena de la comunión (Hechos 20:7), se oraba (Primera de Corintios 14:15-16), se cantaban cánticos para la gloria de Dios (Efesios 5:19), se recogía una ofrenda (Primera de Corintios 16:2), se leían las Escrituras (Colosenses 4:16), y se proclamaba la Palabra de Dios (Hechos 20:7).

La cena de la comunión es un tiempo maravilloso para adorar a nuestro Señor mientras conmemoramos la muerte de Jesús hasta que regrese (Primera de Corintios 11:25-26). Al igual que con la Cena del Señor, la oración también debe ajustarse al patrón divino enseñado en las Escrituras. Nuestras oraciones deben dirigirse solamente a Dios (Nehemías 4:9; Mateo 6:9), nunca a ninguna persona muerta, como es la práctica del catolicismo. Nosotros no estamos autorizados a utilizar artículos como cuentas de rosario ni "ruedas de oración" budistas, las cuales supuestamente envían peticiones escritas a regiones distantes del universo. Más importante aún, nuestras oraciones deben estar en armonía con la voluntad de Dios.

Basados en el ejemplo de la iglesia primitiva, cantar es una parte esencial de culto. El apóstol Pablo nos manda a "hablar entre nosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales. Cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo" (Efesios 5:19:20). Cantar conjuntamente transmite una verdad dicha con música como una forma de enseñar (Colosenses 3:16), ya que tanto el espíritu como la mente están ocupados en el proceso de aprendizaje ((Primera de Corintios 14:15-16).

Otra parte de la verdadera adoración bíblica es dar nuestros diezmos y ofrendas el primer día de la semana, como Pablo instruyó a la iglesia corintia: "En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas" (Primera de Corintios 16:1-2). Nuestra dádiva regular para el mantenimiento de la obra del Señor es una seria responsabilidad y forma parte de la verdadera adoración bíblica. Nuestra ofrenda debe ser vista como una bendición, no como un algo oneroso, motivo de quejas (Segunda de Corintios 9:7). Adicionalmente, ofrendar es el único método bíblico para financiar la obra de la iglesia de Jesucristo. Nosotros no estamos autorizados para conducir negocios, llevar a cabo partidos de Bingo, organizar conciertos vendiendo entradas en la puerta, etc. La iglesia de Cristo no se supone que sea una empresa comercial (Mateo 21:12-13).

Por último, predicar y enseñar son elementos principales de la verdadera adoración bíblica. Debemos enseñar sólo las Escrituras, ya que la Escritura es el único medio para equipar a los creyentes para la vida y toda buena obra (Segunda de Timoteo 3:16-17). El buen predicador o maestro enseñará sólo la Palabra, y confiará que el Espíritu de Dios hará Su obra en las mentes y corazones de sus oyentes. Como Pablo instó a Timoteo: “que prediques la Palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.” (Segunda de Timoteo 4:2). Una reunión en la iglesia que no incluya la Palabra de Dios como principal componente, no es un verdadero servicio bíblico de adoración.

Sin duda, Dios, en Su divina sabiduría, ha proporcionado el modelo perfecto de verdadera adoración bíblica para que podamos adorar de una manera que le complace. Cuando adoremos, hagámoslo con mucha pasión. No debemos darle al mundo la impresión de que adorar a nuestro Dios es un ritual aburrido y sin vida. Hemos sido redimidos del pecado. Por esto, alabemos a nuestro Creador como hijos agradecidos por Sus generosas bendiciones. "Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia" (Hebreos 12:28-29).