Visión de los pecados de Jerusalén
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El día cinco del sexto mes del año sexto,* El día cinco […] año sexto El 18 de septiembre del año 592 a. C. estando yo en mi casa en compañía de los ancianos de Judá, el Señor DIOS puso su mano sobre mí. Al mirar, vi que de pronto apareció una imagen como de fuego que parecía arder de la cintura para abajo. De la cintura para arriba parecía brillar de manera que se veía como el ámbar. En ese momento algo parecido a una mano se extendió y me tomó del cabello, y el Espíritu el Espíritu o un viento. me levantó entre el cielo y la tierra y me llevó en la visión divina, a Jerusalén, hasta la puerta de la entrada norte donde habían colocado el ídolo tallado que enfureció a Dios. De pronto apareció la gloria de Dios de Israel en todo su esplendor, como en la visión que tuve en el valle. Me dijo: «Hijo de hombre, ¡mira hacia el norte!» Así lo hice y vi que allí, al norte de la entrada del altar, estaba el ídolo que enfureció a Dios. También me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves las atrocidades que cometen los israelitas en este lugar? Están muy lejos de mi idea del templo. Pues verás cosas aun peores».
Me llevó entonces hacia la entrada del patio, donde vi un agujero en la pared, y me dijo: «Hijo de hombre, cava y agranda el agujero». Así lo hice y encontré una puerta. Entonces me dijo: «¡Entra y ve la maldad y las atrocidades que cometen aquí!» 10 Entré y a lo largo de la pared vi pinturas de todo tipo de criaturas y animales impuros y de los repugnantes ídolos de Israel. 11 Setenta jefes israelitas estaban de pie frente a los ídolos. Entre ellos se encontraba Jazanías hijo de Safán. Cada uno tenía un incensario del cual salían fragantes nubes de incienso.
12 Y me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves lo que los jefes de Israel hacen a oscuras con sus ídolos? Ellos dicen: “¡El SEÑOR no nos ve. El SEÑOR ha abandonado esta tierra!”». 13 Entonces me dijo: «Verás cosas aun peores que estas».
14 Me llevó entonces a la entrada norte del templo del SEÑOR, donde las mujeres estaban sentadas llorando por el dios Tamuz Tamuz Era un dios babilónico. La leyenda decía que este dios había muerto y su esposa Istar quería revivirlo mediante el llanto y el luto que todos debían guardar. Se hacía una ceremonia anual el segundo día del cuarto mes (junio–julio). Debido a ello ese mes fue llamado Tamuz.. 15 Él me dijo: «Hijo de hombre, ¿ves lo que hacen? ¡Pues verás cosas aun peores!»
16 Entonces me llevó al patio interior del templo del SEÑOR. En la entrada del templo del SEÑOR, entre el pórtico y el altar, había veinticinco hombres adorando al sol, de espaldas al templo del SEÑOR y mirando al oriente. 17 Me dijo: «¿Ves esto, hijo de hombre? ¿No es suficiente con que ellos desprecien el templo y cometan atrocidades allí? ¿También tienen que llenar la tierra con violencia y provocarme aún más? Mira cómo me pasan sus ramos por la nariz. 18 ¡Por eso les haré ver mi furor y no tendré compasión de ellos! Y aunque me imploren a gritos, no los escucharé».