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Fidelidad de Dios hacia su pueblo infiel 
Masquil de Asaf. 
1 Escucha, pueblo mío, mi ley; 
Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. 
2 Abriré mi boca en proverbios; 
Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos,a Mt. 13.35. 
3 Las cuales hemos oído y entendido; 
Que nuestros padres nos las contaron. 
4 No las encubriremos a sus hijos, 
Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, 
Y su potencia, y las maravillas que hizo. 
5 Él estableció testimonio en Jacob, 
Y puso ley en Israel, 
La cual mandó a nuestros padres 
Que la notificasen a sus hijos; 
6 Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; 
Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos, 
7 A fin de que pongan en Dios su confianza, 
Y no se olviden de las obras de Dios; 
Que guarden sus mandamientos, 
8 Y no sean como sus padres, 
Generación contumaz y rebelde; 
Generación que no dispuso su corazón, 
Ni fue fiel para con Dios su espíritu. 
9 Los hijos de Efraín, arqueros armados, 
Volvieron las espaldas en el día de la batalla. 
10 No guardaron el pacto de Dios, 
Ni quisieron andar en su ley; 
11 Sino que se olvidaron de sus obras, 
Y de sus maravillas que les había mostrado. 
12 Delante de sus padres hizo maravillas 
En la tierra de Egipto,b Ex. 7.8—12.32. en el campo de Zoán. 
13 Dividió el mar y los hizo pasar; 
Detuvo las aguas como en un montón.c Ex. 14.21-22. 
14 Les guió de día con nube, 
Y toda la noche con resplandor de fuego.d Ex. 13.21-22. 
15 Hendió las peñas en el desierto, 
Y les dio a beber como de grandes abismos, 
16 Pues sacó de la peña corrientes, 
E hizo descender aguas como ríos.e Ex. 17.1-7; Nm. 20.2-13. 
17 Pero aún volvieron a pecar contra él, 
Rebelándose contra el Altísimo en el desierto; 
18 Pues tentaron a Dios en su corazón, 
Pidiendo comida a su gusto. 
19 Y hablaron contra Dios, 
Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto? 
20 He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, 
Y torrentes inundaron la tierra; 
¿Podrá dar también pan? 
¿Dispondrá carne para su pueblo? 
21 Por tanto, oyó Jehová, y se indignó; 
Se encendió el fuego contra Jacob, 
Y el furor subió también contra Israel, 
22 Por cuanto no habían creído a Dios, 
Ni habían confiado en su salvación. 
23 Sin embargo, mandó a las nubes de arriba, 
Y abrió las puertas de los cielos, 
24 E hizo llover sobre ellos maná para que comiesen, 
Y les dio trigo de los cielos.f Jn. 6.31. 
25 Pan de nobles comió el hombre; 
Les envió comida hasta saciarles. 
26 Movió el solano en el cielo, 
Y trajo con su poder el viento sur, 
27 E hizo llover sobre ellos carne como polvo, 
Como arena del mar, aves que vuelan. 
28 Las hizo caer en medio del campamento, 
Alrededor de sus tiendas. 
29 Comieron, y se saciaron; 
Les cumplió, pues, su deseo. 
30 No habían quitado de sí su anhelo, 
Aún estaba la comida en su boca, 
31 Cuando vino sobre ellos el furor de Dios, 
E hizo morir a los más robustos de ellos, 
Y derribó a los escogidos de Israel.g Ex. 16.2-15; Nm. 11.4-23, 31-35. 
32 Con todo esto, pecaron aún, 
Y no dieron crédito a sus maravillas. 
33 Por tanto, consumió sus días en vanidad, 
Y sus años en tribulación. 
34 Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios; 
Entonces se volvían solícitos en busca suya, 
35 Y se acordaban de que Dios era su refugio, 
Y el Dios Altísimo su redentor. 
36 Pero le lisonjeaban con su boca, 
Y con su lengua le mentían; 
37 Pues sus corazones no eran rectos con él,h Hch. 8.21. 
Ni estuvieron firmes en su pacto. 
38 Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía; 
Y apartó muchas veces su ira, 
Y no despertó todo su enojo. 
39 Se acordó de que eran carne, 
Soplo que va y no vuelve. 
40 ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, 
Lo enojaron en el yermo! 
41 Y volvían, y tentaban a Dios, 
Y provocaban al Santo de Israel. 
42 No se acordaron de su mano, 
Del día que los redimió de la angustia; 
43 Cuando puso en Egipto sus señales, 
Y sus maravillas en el campo de Zoán; 
44 Y volvió sus ríos en sangre, 
Y sus corrientes, para que no bebiesen.i Ex. 7.17-21. 
45 Envió entre ellos enjambres de moscasj Ex. 8.20-24. que los devoraban, 
Y ranask Ex. 8.1-6. que los destruían. 
46 Dio también a la oruga sus frutos, 
Y sus labores a la langosta.l Ex. 10.12-15. 
47 Sus viñas destruyó con granizo, 
Y sus higuerales con escarcha; 
48 Entregó al pedrisco sus bestias, 
Y sus ganados a los rayos.m Ex. 9.22-25. 
49 Envió sobre ellos el ardor de su ira; 
Enojo, indignación y angustia, 
Un ejército de ángeles destructores. 
50 Dispuso camino a su furor; 
No eximió la vida de ellos de la muerte, 
Sino que entregó su vida a la mortandad. 
51 Hizo morir a todo primogénito en Egipto,n Ex. 12.29. 
Las primicias de su fuerza en las tiendas de Cam. 
52 Hizo salir a su pueblo como ovejas, 
Y los llevó por el desierto como un rebaño.o Ex. 13.17-22. 
53 Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor; 
Y el mar cubrió a sus enemigos.p Ex. 14.26-28. 
54 Los trajo después a las fronteras de su tierra santa,q Ex. 15.17; Jos. 3.14-17. 
A este monte que ganó su mano derecha. 
55 Echó las naciones de delante de ellos;r Jos. 11.16-23. 
Con cuerdas repartió sus tierras en heredad, 
E hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel. 
56 Pero ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo,s Jue. 2.11-15. 
Y no guardaron sus testimonios; 
57 Sino que se volvieron y se rebelaron como sus padres; 
Se volvieron como arco engañoso. 
58 Le enojaron con sus lugares altos, 
Y le provocaron a celo con sus imágenes de talla. 
59 Lo oyó Dios y se enojó, 
Y en gran manera aborreció a Israel. 
60 Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo, 
La tienda en que habitó entre los hombres,t Jos. 18.1; Jer. 7.12-14; 26.6. 
61 Y entregó a cautiverio su poderío, 
Y su gloria en mano del enemigo.u 1 S. 4.4-22. 
62 Entregó también su pueblo a la espada, 
Y se irritó contra su heredad. 
63 El fuego devoró a sus jóvenes, 
Y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales. 
64 Sus sacerdotes cayeron a espada, 
Y sus viudas no hicieron lamentación. 
65 Entonces despertó el Señor como quien duerme, 
Como un valiente que grita excitado del vino, 
66 E hirió a sus enemigos por detrás; 
Les dio perpetua afrenta. 
67 Desechó la tienda de José, 
Y no escogió la tribu de Efraín, 
68 Sino que escogió la tribu de Judá, 
El monte de Sion, al cual amó. 
69 Edificó su santuario a manera de eminencia, 
Como la tierra que cimentó para siempre. 
70 Eligió a David su siervo, 
Y lo tomó de las majadas de las ovejas; 
71 De tras las paridas lo trajo, 
Para que apacentase a Jacob su pueblo, 
Y a Israel su heredad.v 1 S. 16.11-12; 2 S. 7.8; 1 Cr. 17.7. 
72 Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, 
Los pastoreó con la pericia de sus manos.